Caído el operativo clamor, en el kirchnerismo duro trabajan para que el camporista lidere algún cargo legislativo y apuntale la candidatura de De Pedro. Las versiones por el lugar para Scioli.
«Un Kirchner bien grande en la boleta tiene que haber». La frase le pertenece a un dirigente camporista con responsabilidades en la campaña y da cuenta del nuevo objetivo que se trazó en la agrupación juvenil, luego de que fracasara el operativo clamor para que Cristina Kirchner desistiera de su decisión de no postularse «a nada».
Mientras el ex jefe del bloque del Frente de Todos en Diputados puja para que no haya competencia en las Primarias, en el kirchnerismo dejaron saber que trabajan en un esquema electoral que lo ubica como cabeza de la lista de Diputados por la Provincia de Buenos Aires y, en tándem, al ministro de Economía, Sergio Massa, como primer candidato para el Senado.
«Es una opción concreta, está dentro de lo que se viene negociando», confirmó a Clarín un referente kirchnerista con diálogo diario con Máximo Kirchner.
Si bien eran dos opciones que venían sonando en los últimos días, en especial desde que De Pedro picó en punta para la carrera presidencial dentro del FdT, empieza a instalarse con más intensidad justo cuando Kirchner y Massa lideran la comitiva que viajó a China en busca de fondos.
En el kirchnerismo desmienten que haya habido una reunión cumbre de la cúpula («No existió repiten») en la que se haya cerrado una negociación, como aseguró el diario Página 12; y aseguran que Cristina todavía no tomó «ninguna decisión».
Pero admiten que toma impulso un armado K para conformar «a todos los sectores» y que respete la voluntad de Axel Kicillof de ir por un nuevo mandato al frente de la gobernación bonaerense.
Un funcionario ultrakirchnerista, que trabaja para De Pedro pero que primero cumple órdenes de Máximo, ratificó que en los últimos días se avanzó en esta idea.
Entienden que, sin Cristina, el apellido Kirchner «no puede faltar». Recuerdan una frase que, antes de pelearse con La Cámpora, dijo el intendente de Esteban Echeverría, Fernando Gray, en 2018, en un encuentro del PJ bonaerense: «Máximo, nosotros necesitamos a un Kirchner en la boleta». Fue la génesis del Frente de Todos, luego de la estrepitosa derrota que sufrió el peronismo en las Legislativas de 2017.
Vale la aclaración: reacia esta vez a señalar a un solo candidato, lo que complica los planes de Máximo para bajar candidatos, Cristina sí dio luz verde para que se avance en la búsqueda de consenso interno y a los consecuentes bosquejos de listas. Quiere ser apenas la que ponga el último sello a esos acuerdos.
Este esquema, sobre el que trabajaron operadores kirchneristas en las últimas horas, abriría un lugar de privilegio para seducir a los gobernadores del PJ, un punto clave de cara a la interna con Daniel Scioli: la vicepresidencia.
Aunque siempre sonó como una posibilidad que lo ponga Santiago del Estero (ahora se habla del gobernador Gerardo Zamora pero antes sonó su esposa Claudia Ledesma), se suman otros nombres: el chaqueño Jorge Capitanich es uno de los favoritos de Cristina. Y, a diferencia del santiagueño, que es un radical devenido en K, pertenece al peronismo.
Ese lugar no sería al que apunta Massa. La presencia de Máximo Kirchner como cabeza de la boleta para Diputados propiciaría el salto del tigrense, que ya ocupó ese lugar en el 2019, a la contienda por el Senado. Aunque su pretensión cuando asumió en Economía era competir por la Presidencia, las dificultades que debió afrontar en la gestión habrían convencido al tigrense de esperar una elección más y apostaría a cerrar una negociación beneficiosa para su tropa del Frente Renovador.
A su vez se quedaría con una de las bancas que ganó Cristina en 2017 y que debió dejar para asumir como vicepresidenta. Y, ante una derrota, le permitiría asegurarse un lugar institucional para liderar la resistencia a un gobierno no K.
Massa se cuida de no cerrar la posibilidad de ir por la Presidencia, pero esa idea parece perder peso. Por ahora no da señales ni siquiera a su entorno respecto a qué decisión tomará.
«No estoy en la pelea vanidosa. Tiene que haber un solo candidato, el que sea, pero tiene que haber acuerdo porque hay que seguir gobernando», repitió a alguien de su tropa que le consultó para ver los pasos a seguir. Pero no dio mayores certezas.
Su recelo llevó a que varios de sus colaboradores se enteraron el mismo día que asistiría al acto de Cristina en Plaza de Mayo.
De ahí que la puesta en escena que trazó en Mercedes junto a Wado de Pedro tuvo diversas interpretaciones. Mientras un sector del massismo pretendía instalarla como una eventual fórmula, liderada por el titular del Palacio de Hacienda, otros ponían reparos y la enmarcaban estrictamente como un acto de gestión (era la inauguración del tren turístico que une con Tomás Jofre).
Y desde La Cámpora advertían que, en rigor, la foto debía leerse con el foco puesto en la centralidad de De Pedro. «No es Wado acompañando a Massa, es al revés», se apuraban a aclarar desde la «orga».
Con todo, Massa abonó el suspenso cuando, al referirse en clave electoral, expuso: «No tenemos preocupación por cuál es el lugar que nos toca si no por cuál es la Argentina que construimos».
Con todo, Massa necesita volver de Beijing con la hoja de ruta más clara, para llegar al Congreso del Frente Renovador con una propuesta para su tropa: su presencia en la boleta para el Senado y más lugares en la lista de diputados sería una ofrenda que dejaría a todos conformes. Incluso a los que piden más.
Un dato: cuando alguien esbozó las chances de Malena Galmarini de ser candidata a vice de Wado de Pedro ó de Axel Kicillof en la Provincia, desde el propio Frente Renovador aclararon que «ella sólo piensa en Tigre», donde el intendente Julio Zamora, otro aliado de Máximo, ya avisó que se resistirá a entregar su sillón.
Agregue un Comentario