Previo a la presentación del juez en la Cámara alta, la vicepresidenta fue lapidaria con la candidatura promovida por Javier Milei. «Hubiera querido tener un candidato sólido y que nos represente, con la mejor sabiduría y rectitud posible. No creo que sea el caso», aseguró en un almuerzo en el Colegio de Abogados.
Mientras se ensancha la distancia entre Javier Milei y Victoria Villarruel y cuando faltan 24 horas para que Ariel Lijo asista a la comisión de acuerdos del Senado que revisa su postulación a la Corte Suprema, la vicepresidenta volvió a diferenciarse del jefe de Estado y fue lapidaria con el magistrado promovido por el Gobierno.
«Mi opinión respecto de Lijo es pública. La he expresado. No estoy de acuerdo con la candidatura. Por razones prácticas, está remplazando a una mujer. Es un juez que ha lesionado mucho los vínculos a raíz de su candidatura, entre aquellos que están a favor o en contra. Es un juez que no contaría con los pergaminos necesarios para ser juez de la Corte Suprema de la Nación. Es una de las garantías de seguridad jurídica. No ha sido la mejor elección. Ha sido una candidatura que es controversial. Hubiéramos querido tener un candidato sólido y que nos represente y con la mejor sabiduría y rectitud posible. No creo que sea el caso», sentenció la vice frente a un auditorio repleto que la envolvió en aplausos.
Las expresiones de la primera en la línea de sucesión se escucharon a viva voz durante un almuerzo en el Colegio de Abogados de la Ciudad, del cual es socia, como una de las respuestas a las pocas preguntas que hicieron los cerca de 140 miembros de la entidad, que también impugnó el pliego del juez de Comodoro Py.
El gesto de Villarruel se produjo en el clímax de una nueva pelea subterránea con la Casa Rosada que se reinició el viernes cuando la vice dejó trascender que no había sido invitada a la cena de camaradería de las Fuerzas Armadas. La pelea recrudeció con tuits e indirectas de Javier y Karina Milei y el enojo presidencial por un nuevo dietazo de los senadores por los que el mandatario responsabilizó de manera tácita a la titular del Senado.
La vicepresidenta ya había explicitado en marzo su rechazo a la nominación de Lijo en la única entrevista que brindó desde su asunción. Ahora, de local, en un auditorio que siente propio, reiteró sus objeciones.
La vice no eludió la pelea con Milei
Villarruel llegó una hora más tarde de lo previsto, justo después de anunciar por Twitter la convocatoria a una sesión para el jueves para tratar el dietazo «nominalmente y sin sobreactuaciones». «Es un día complicado en Senado. Algunos temas son de público conocimiento», se justificó.
La vice digería también la casi segura unción del presidente de la UCR Martín Lousteau, quien se encaminaba -contra la voluntad de ella- para convertirse en el presidente de la estratégica bicameral Inteligencia del Congreso.
En la biblioteca del coqueto edificio de la entidad, a pocas cuadras de Tribunales, Villarruel cuestionó a uno de los candidatos del Gobierno para la Corte y se refirió a las supuestas diferencias con Milei. «Tengo muy en claro que soy la vicepresidente de su Gobierno. Mi lealtad y mi apoyo son totales. Eso no significa que no pueda tener diferencias. Me preocupa que se cree la idea de un Gobierno dividido. No hay un Gobierno que esté viviendo una pelea en su seno. Está viviendo su maduración mientras está en el Gobierno «, sostuvo mientras hablaba con un retrato de Juan Bautista Alberdi a sus espaldas .
La vice confirmó que el oficialismo empujará una ampliación de los miembros del máximo tribunal, como adelantó Clarín oportunamente. «No es un rumor. Hay una intención de ampliar la Corte Suprema. Va a ser uno de los temas que se tratarán en los meses venideros y también en cuántos miembros», sostuvo.
Al revés de lo que opina su compañera de fórmula, el Presidente había defendido el 1 de julio la postulación de Lijo en una enyrevista con TN. “Estoy convencido de enviar el pliego. Las presiones mediáticas me tienen sin cuidado. Todos tienen algo para decir. La experiencia que tiene Lijo en el tema de la Justicia… Hay gente a favor y gente en contra. Es una sociedad dividida. Todo es materia de debate”, dijo entonces.
Antes, en abril, al salir al cruce de las críticas de quienes aseguran que Lijo benefició al kirchnerismo, Milei respondió con una pregunta: “¿Quién metió preso a Boudou?»
El colegio que preside el radical liberal Alberto Garay, primer orador de la tarde, ya se había expedido en contra del juez federal. «El candidato no es apto para cubrir la vacante de la Corte Suprema», señala la impugnación presentada por el Colegio, un escrito de 14 páginas en las que también se refiere a los «magros resultados académicos» del magistrado y al detalle de que el pliego de Lijo pretendía cubrir el cupo de Helena Highton, una mujer.
El escrito firmado por el presidente de la institución también enfatiza las denuncias contra el juez -las periodísticas, las de Elisa Carrió y la del propio colegio en el Consejo de la Magistratura- y enfatiza «la morosidad» de Lijo para cerrar causas, detrás de la que sugiere presuntos intereses non sanctos.
El Colegio nacido en 1906 acompañó, en cambio, la nominación de Manuel García Mansilla, socio de la institución que integran buena parte de los abogados de los estudios más tradicionales de la Capital. «Lo único que separa a una Justicia imparcial de una oligarquía es la jerarquía del trabajo que ustedes realizan aquí, dijo Villarruel, que compartió la mesa con Garay y con el secretario del colegio Ezequiel Cassagne.
La vice también dejó entrever sus diferencias con la política exterior del Gobierno, al que le criticaba la falta de un posicionamiento geopolítico y más diálogo con los países de la región en lugar de privilegiar las relaciones comerciales. «Nos estamos encaminando lentamente hacia una visión geopolitica de la Argentina. Tenemos que tener relación con quienes no solo compartimos una visión del mundo sino también materias primas» concluyó sin que hiciera falta que diera mayores precisiones.
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