El juvenil Fernández, al igual que en la ida, apareció para darle el 1-0 sobre el final de un partido muy caliente, con intervenciones del VAR. Enfrentará a Flamengo de Brasil.
Los más de 57.000 hinchas que colmaron las tribunas del Mario Alberto Kempes con la esperanza de que su equipo acceda por primera vez a una semifinal de Copa Libertadores no afectaron a Vélez. El Fortín, con mucho oficio, dominó el empuje de Talleres para ganar la revancha 1-0 (global de 4-2) y meterse entre los cuatro mejores del continente, once años después.
Fue el juvenil Julián Fernández, el mismo que le había dado la agónica victoria en Liniers, el que concretó el gol a diez minutos del final, cuando la «T» apretaba contra el arco defendido por Lucas Hoyos.
El inicio no estuvo exento de polémica: a los 3 minutos, Jara sacó un lateral al área, hubo cortina de Walter Bou, Janson paró la pelota con el pecho (y el brazo un poco extendido), tocó atrás para Lucas Pratto y el Oso convirtió de derecha. Sin embargo, el VAR advirtió el árbitro paraguayo Eber Aquino, quien fue a revisar la jugada y finalmente anuló la acción por mano de Janson.
En la primera media hora de juego, si bien el manejo y la posesión de la pelota la tiene tuvo Talleres, no es profundo y no genera peligro en el arco de Hoyos. La idea del Cacique Medina de ahogar al rival en el camino ofensivo se cumplía a la perfección. Además, con un buen cuarteto ofensivo, la posiblidad de lastimar estaba latente. Y a los 29 minutos, el Fortín tuvo otra chance clarísima: pelotazo largo de Janson para Pratto, el Oso tocó para Bou, el ex Defensa se acomodó, giró y el remate se desvió en un defensor y se fue al córner.
Los primeros 45 minutos terminaron con la impotencia del local sin poder romper el esquema defensivo rival, y con el primer objetivo de Vélez de mantener el arco en cero y quedar a 45 minutos de las semifinales.
Necesitaba un gol Talleres para emparejar la serie y llegar al menos a los penales, y por eso fue con más empuje que ideas sobre el arco de Hoyos.
Y a diez minutos del final apareció Fernández, para acertar un cara a cara con Herrera y definir al arco vacío y desatar el delirio de todo el Fortín, que por cuarta vez en su historia está en semifinales del máximo torneo continental de clubes.
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