Locales

Vecinos de barrios de la ruta 51 piden la emergencia sanitaria

Están espantados por la proliferación de alacranes, ratas y víboras. También demandan recolección de residuos y desmalezamiento.

Vecinos de las villas El Dique, Lola, El Sol, el barrio San Antonio, la villa Don Carlos, los parajes La Florida, El Milagro, Los Robles, El Encón, El Encón Chico y zonas aledañas continúan denunciando que carecen de servicios básicos como cloacas, agua potable y gas natural. Además, dicen que, de acuerdo con un estudio realizado por profesionales de la Universidad Nacional de Salta, usan agua de pozo que contiene peligrosos químicos, como arsénico y plomo, y materia fecal. También sufren episodios de robos y tentativas de violaciones por la escasa iluminación que impera en esas urbanizaciones. Asimismo, reclaman porque la recolección de residuos se realiza solo dos veces por semana, según informo El Tribuno.

Agregan que por la existencia de terrenos sin desmalezar proliferan ofidios, arácnidos y roedores, que ya han entrado en los domicilios e incluso atacaron animales domésticos. Tampoco es regular el transporte interurbano de pasajeros. A esto añaden que las barriadas se tornan intransitables los días en que llueve, porque no se efectuó el enripiado ni la apertura de calles. Por último, los centros de salud de la zona carecen de guardia.

Para estos vecinos reclamar derechos implica constituirse en demandantes activos, por lo que desde 2012 vienen realizando cortes en la ruta 51 a la espera de soluciones, que van llegando con cuentagotas y en muchas ocasiones son insuficientes para mejorarles la calidad de vida.

Hace diez días efectuaron una reunión, a la cual habían invitado al intendente de Campo Quijano, al presidente del Concejo Deliberante y al encargado de Medio Ambiente de esa comuna, a la delegada municipal de La Silleta y a los presidentes de las Cámaras de Diputados y de Senadores de la Provincia para plantearles la crítica situación en la que se encuentran por la aparición de víboras, alacranes y ratas, y que los ha llevado a pedir que se declare la emergencia sanitaria. Sin embargo, nadie acudió.

Agotados

Viviana Vacherand Solá, una de las vecinas de la zona, expresó su malestar por la ausencia de los funcionarios públicos. «Una vez más nuestro pedido no fue oído. Ninguna autoridad se hizo presente para escucharnos, ignorando la urgencia de la convocatoria. Las víboras y alacranes entran en nuestras casas y se están muriendo muchas mascotas. Tenemos fotos de las víboras muertas. Para las familias los perros eran un integrante más. Lógicamente las mascotas ven las serpientes y las atacan porque defienden al amo. ¿Qué ocurrirá si atacan a los niños?», expresó. Añadió que equipos de la intendencia de Campo Quijano cortaron el pasto de las veredas de algunas casas e hicieron arreglos en espacios verdes en torno de las avenidas principales; sin embargo, según Vacherand Solá, el problema persistirá si no se controla y multa a los propietarios de terrenos baldíos. «Queremos que el intendente Manuel Cornejo proceda al desmalezamiento de los barrios afectados aplicando severas multas a los propietarios, que con su desidia y desinterés no limpiaron sus terrenos y convirtieron la zona que habitamos en el hábitat ideal para la proliferación de ofidios y alimañas», explicó Vacherand Solá. Agregó que apenas se anoticien de una respuesta favorable solicitarán también la presencia de Bomberos y Defensa Civil para que se garantice el retiro y traslado de los yuyos y restos de poda, así como la fumigación de la zona. «Nuestras vidas corren peligro por esta invasión. Como no tenemos atención médica continua ni medio de transporte adecuado, si desmalezan un terreno y las víboras se escapan y se van a las casas, ¿qué haremos?», finalizó Vacherand Solá.

Se sienten inseguros sin presencia policial

La posibilidad de una picadura de víbora a una persona aterra a los vecinos, quienes ya averiguaron que en los centros de salud de barrio San Antonio y La Silleta, por ser de primer nivel, no disponen de suero antiofídico. “Tampoco tiene el hospital de Campo Quijano y te mandan directo al hospital San Bernardo. Entonces, ¿qué ocurriría si los colectivos pasan por aquí cada 20 minutos y tan llenos que ni te levantan? Como lo vemos nosotros es una cadena sin fin que nos perjudica”, se desahogó Viviana Vacherand Solá. Agregó que deben convivir con densas nubes de moscas que llegan atraídas por olores provenientes de criaderos de pollo para los que piden control. 

La seguridad también les preocupa. “La seccional de Policía del barrio San Antonio no posee movilidad en buenas condiciones y una mujer policía recorre la zona a pie. Siempre que la vemos nos preguntamos si tendrá radio o simplemente su celular, pero si viene un delincuente y le roba el celular ¿qué hace ella? Es una víctima más!”, dijo. Como en otras barriadas, en an Antonio también generaron un grupo de whatsapp para informarse entre los miembros acerca de movimientos llamativos de personas que merodeen las casas y no pertenecen a la zona. 
“Nos vamos cuidando entre vecinos, cuando alguien ve algo sospechoso empiezan a salir los otros y llamamos a la policía, pero llegan tarde, así es que seguimos inseguros”, lamentó. 

 

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