Ayer se realizó una cumbre peronista en Mendoza y el mensaje de los dos gobernadores fue claro: la búsqueda de una opción ganadora no puede incluir al kirchnerismo. Todos los detalles del encuentro.
La Fiesta Nacional de la Vendimia fue la excusa perfecta para una reunión de los peronistas que no se resignan a continuar fuera del poder y plantean dejar de lamerse las heridas para poner proa a un camino que los vuelva, de nuevo, competitivos. En Mendoza parece una tarea titánica, ya que el peronismo está viviendo la crisis más grave desde el regreso de la democracia, por eso todo los que tienen alguna relevancia en la política mendocina aceptaron el convite.
La convocatoria original vino del lado del gobernador de Salta, Juan Manuel Urtubey, quien ya había realizado algo similar los dos años pasados. Para esta ocasión sumó a quien considera será un aliado fundamental en su estrategia de construir una opción renovada y ganadora para el peronismo, el gobernador de San Juan, Sergio Uñac.
El encuentro se realizó en el Hotel Hyatt, hasta donde acudieron los únicos cinco intendentes peronistas -de dieciocho– que tiene Mendoza (Roberto Righi, de Lavalle, Jorge Giménez, de San Martín, Emir Félix, de San Rafael, Martín Aveiro, de Tunuyán y Alejandro Bermejo, de Maipú), junto a los ex gobernadores Celso Jaque y Rodolfo Gabrielli. También fueron de la partida los legisladores nacionales Omar Félix y Rubén Miranda, además de los provinciales Adolfo Bermejo, Ana Sevilla, Patricia Fadel y María José Ubaldini.
Hubo coincidencia en que el problema más grande lo tienen los intendentes de provincias no gobernadas por el peronismo. En la reunión, se quejaron porque «para la Nación, no existimos, y el gobernador mucha pelota no nos da». También se escucharon reclamos para «cuanto antes salir a criticar al Gobierno; tenemos que recuperar nuestra capacidad de daño».
Urtubey no estuvo de acuerdo. Dijo que «lo primero que tenemos que recuperar es nuestro vínculo con la gente, si la sociedad no percibe que cambiamos, nada de lo que hagamos sirve para nada». Les dijo que «hay que tener comprensión del momento histórico que está viviendo nuestro país, no podemos tener una vocación sediciosa, no sirve de nada, la mayoría de la gente quiere que a la Argentina le vaya bien y pararnos en otro lugar perjudica nos perjudica más que a nadie».
Además de ofrecerse para ayudar al peronismo mendocino en su reconstrucción, Uñac dijo varias frases similares a su par salteño. «Tenemos que reconciliar a nuestras figuras con la sociedad, y en Mendoza, más que pensar en candidaturas ustedes tienen que pensar en una propuesta para los mendocinos», explicó. Y los instó a que «reflexionen en torno a la Mendoza ideal antes que en criticar a los que gobiernan».
En rigor, Urtubey y Uñac manifestaron en varios momentos posiciones parecidas. Por ejemplo.
– Coincidieron que si un partido político no puede perder, si tiene vocación hegemónica, la democracia está en riesgo. Claramente, fue una crítica a los últimos años K.
– Estuvieron de acuerdo en que más que pensar en el pasado, hay que discutir el presente, mirando el futuro. «Hay que entender lo que viene», dijeron.
– Se expresaron a favor de hablar con todos en el peronismo, pero decididos a no favorecer la unidad con quienes quisieron dividir a los argentinos en una sociedad de buenos y malos, Patria o antiPatria.
Esta es, quizás, la definición política más contundente que expresaron ambos gobernadores: la unidad no es el camino para recuperar la competitividad del peronismo.
Urtubey se explayó en el tema el viernes por la tarde, en una reunión con periodistas. «En política, 1+ 1 + 1 no es igual a 3», dijo, y «puede ser menos que uno, incluso». «La unidad del peronismo tiene que ser con la gente, no con los dirigentes entre sí», insistió y se mostró convencido de que «pretender que Argentina vuelve a prácticas que fracasaron es subestimar a las personas, y por eso camino no vamos a ningún lado».
Explicó que «la estrategia que tiene que seguir el peronismo es serenarse» y «la táctica pasa por hacer un peronismo cada vez más republicano, más institucional, menos sectario, menos clasista, con mayor integración vertical como fue en sus orígenes, y reparar los divorcios que se produjeron con sectores vitales de la sociedad, como el campo». También dijo que «la construcción tiene que ser horizontal».
En cuanto a su propia candidatura a presidente en el 2019 aseguró que «no la estoy evaluando, lo que sí estoy haciendo es trabajar para que se conforme una estrategia que nos lleve de nuevo a ganar». «Voy a apoyar al candidato que sea más competitivo, convencido de que si generamos condiciones de renovación, después la dirigencia se ordena», agregó.
Para explicar mejor el camino que está explorando, Urtubey apeló a la metáfora de la comida que te ofrecen en el avión, carne o pasta. «Nosotros queremos salir de esa dicotomía, ofrecemos pescado, y esperamos que cada vez haya más personas que quieran comer pescado, así se ofrecerán las tres opciones y en segunda vuelta podremos llegar a la competencia» con el Gobierno.
Según publicó Infobae, el gobernador de Salta tiene pensado seguir viajando por el país a reunirse con distintos actores del peronismo para diseñar un camino distinto, que espera poder construir con el resto de los gobernadores, los intendentes y las figuras del estilo del jefe del bloque de senadores Argentina Federal, Miguel Ángel Pichetto.
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