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Cifras que preocupanUNSa: Uno de cada dos estudiantes está bajo la línea de pobreza

El índice, revelado por el Ielde, es casi 10 puntos mayor que la media nacional. Con datos oficiales, el instituto académico hizo un informe para contestar a Milei.

La reciente afirmación del presidente Javier Milei sobre que “la universidad pública nacional hoy no le sirve a nadie más que a los hijos de los ricos y a los de la clase media alta”, es falsa. Es una mentira. No hay lugar para otra interpretación a la luz de los datos oficiales. La frase ya fue desmentida con información del Indec, que da cuenta que en todo el país el 42,3% de los estudiantes universitarios están bajo la línea de pobreza y casi el 91% de ellos asisten a universidades públicas.

Faltaba un panorama específico sobre esta polémica para conocer la realidad de la Universidad Nacional de Salta. Lo hizo el Instituto de Estudios Laborales y del Desarrollo Económico (Ielde). El organismo, dependiente de la Unsa, acaba de publicar un informe que no solo ratifica la falsedad del dicho del primer mandatario, sino que también advierte, más allá de la controversia, que la situación de los estudiantes salteños es mucho peor a la media nacional.

Como primera conclusión, el documento del Ielde, también con números del Indec (con cierre en el tercer trimestre de 2023), señala que el 51% de los jóvenes salteños que asisten a la universidad pública en la provincia son pobres.

Al ampliar la mirada, el instituto de la Unsa, que es dirigido por el economista Jorge Paz, descubre que el 49,4% de las personas en Salta en edad de asistir a la universidad y que no lo hacen son pobres y este porcentaje se reduce en 10 puntos en aquella población (el 40% de los jóvenes que sí asiste a la universidad (pública o privada).

“Traducido en palabras esto significa que entre las personas jóvenes que asisten a la universidad hay menos pobres que entre aquellos que no asisten. No obstante, entre los que asisten, 51% de los que lo hacen en la universidad pública son pobres, versus el 20% de quienes asisten al sistema privado de educación”, se consigna en el estudio.

El presidente argentino también puso en duda, con su afirmación, uno de los roles que cumple la universidad pública como facilitador de la movilidad social ascendente en la sociedad, un factor obviamente decisivo para quienes consideran que un país no puede estar eternamente dividido entre ricos y (la mayoría) pobres.

Desde el Ielde refutaron al investigar el nivel educativo de madres y padres de la población que asiste a las universidades. La conclusión fue que entre los estudiantes de la Unsa, solo un 22,6% reside con una madre/padre con nivel superior completo. En cambio, entre los asistentes a la universidad privada, el 34% de sus padres tuvieron educación universitaria.

“La comparación entre nivel educativo de jóvenes con el de sus progenitores permite evaluar movilidad social intergeneracional, la cual es claramente más alta en el sistema público que en el privado”, insistieron en el Ielde.

En tanto, a nivel nacional, entre el 48% y el 68% de los ingresantes a universidades públicas en la Argentina son la primera generación de su familia en acceder a estudios universitarios. En ese indicador Salta también está muy por debajo de la media.

Esta característica, de estudiantes en ser los primeros en sus familias que asisten a la universidad, se acentúa en el interior de la provincia de Salta. El Ielde estableció que solo 17,6% de los alumnos universitarios que nacieron fuera de la capital provincial tienen padres con estudios superiores.

Como complemento del informe, el Ielde investigó sobre las condiciones económicas generales de los jóvenes salteños, vayan o no a las universidades. El panorama es sombrío: más del 50% de esta población reside en hogares cuyos ingresos no son suficientes para cubrir el costo de una canasta básica de bienes, y el 12% en hogares cuyos ingresos no son suficientes para cubrir el costo de una canasta básica de alimentos, es decir que están en la indigencia. Asimismo el 18% de los jóvenes viven en hogares con necesidades básicas insatisfechas, lo que se traduce que están inmersos en lo que se conoce como la pobreza estructural más profunda.

“Una manera de develar si esta cifra es relativamente alta o baja se incluyó en la tabla la evolución en el tiempo, observándose que la cifra de pobreza monetaria de 2023 es una de las más altas de los últimos 8 años”, concluyeron en el Ielde.

Fuente: El Tribuno

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