Dijo que no siguió ayudando a la denunciante por miedo al imputado. El viernes serán los alegatos en la causa por abuso sexual.
Tras la declaración de una testigo, la defensa de Rangeón solicitó al tribunal que se considere si hubo falso testimonio.
En una nueva jornada del juicio que se viene llevando a cabo contra el productor de moda Pablo Rangeón, este martes prestaron declaración bajo juramento de decir verdad ocho personas, entre profesionales del Cuerpo de Investigaciones Fiscales (CIF) y gente con algún tipo de vínculo con los involucrados. Una de las declarantes, F. Gutiérrez, productora de radio y televisión y abogada, contó que forjó una amistad con la primera denunciante, S.Y.G., en el contexto de un ataque que el imputado le propinó en un boliche.
«Esa noche en el boliche Club XXI, que cambió varias veces de nombre, estaba con un grupo de personas y ella fue atacada por Pablo, le mordió una oreja y la lastimó. Por una cuestión de humanidad, la asisto, me la llevo a mi casa y a partir de ahí nos quedamos en mi casa en el centro de la ciudad, en un departamento que quedaba en un segundo piso», expresó la testigo.
En su relato la mujer cuenta que en ese momento «nos quedamos con la luz apagada porque Pablo no sé cómo llegó, yo no lo conocía, nunca le di mi dirección, pero estaba abajo, en su auto y le escribía a S.Y.G. amenazándola, mensajes intimidatorios que a las dos nos generó un temor bastante fuerte». La mujer contó que decidieron apagar la luz para que el imputado pensara que ya se habían ido o que no había nadie.
«Insistía en que bajara, si no iba a atacar, como a prender fuego o algo así. Yo le decía a S.Y.G. que avisáramos a la Policía, pero ella me decía que no porque tenía mucho miedo», sostuvo Gutiérrez sobre el momento posterior a que la denunciante fuera atacada en un boliche salteño. «Ella no quería que llamemos a la Policía, yo tenía 19 años y no era muy consciente de todo lo que estaba pasando, entiendo que debí haber llamado igual pero no lo hicimos, nos quedamos esperando que él se fuera», agregó.
Dijo haber observado muchos de los mensajes, y una buena cantidad de los mismos tenían como contenido intimidatorio a la hija de la víctima, «que en ese momento debe haber tenido dos años. Eran mensajes denigrantes, amenazas diciéndole a S. que se iba a poner en contacto con el papá de su hija para decirle que era una puta que llevaba tipos a su casa y de esa forma el padre le quitaría a su hija».
Objeto que le pertenece
«S. nunca me presentó a Rangeón como su marido o pareja, sin embargo, en alguna oportunidad él dio como a entender que ella le pertenecía, él me dijo en una de las primeras salidas, en Club XXI, ellos estaban en el vip y él referenció como que ella es mi mujer, con un dejo de que «esta cosa es mía’. Después de eso S. nunca me dijo que era su novio, pareja, amante, nada», expresó la testigo.
Agregó que siempre la víctima le dijo que él «era violento, y yo lo confirmé con los mensajes que vi. Me dijo que él la lastimaba y el día que ella pasa Año Nuevo en mi casa estaba golpeada en sus piernas, debajo de la cola, en las costillas y en el centro de los pechos. Me dijo que había sido Pablo, en las circunstancias habituales, no tenía una explicación». Dijo que cuando S. llegó a su casa le pidió una pollera larga para taparse las heridas, porque le daba vergenza que la vieran así los padres de Gutiérrez.
«Ella (por S.Y.G.) tenía temor constante, es más, a mí me daba miedo y fue como una especie de transferencia ver todo eso y creo que en algún punto no pude ayudarla más por miedo también, por temor a Rangeón. Él se presentaba como una persona totalmente impune, en algún punto por mi edad y mi experiencia me pareció que era más grande que lo que yo podía ayudar en ese momento», recordó la testigo.
Pedido de «falso testimonio»
Los defensores de Rangeón, doctores Luciano Romano y Fernando Díaz, al finalizar el testimonio de Gutiérrez, consideraron contradictorio lo expuesto por la testigo y solicitaron al tribunal el pedido de falso testimonio que será analizado una vez concluida la etapa testimonial.
Romano solicitó que se le exponga a la declarante las declaraciones del 3 de agosto de 2021 en sede fiscal donde sostuvo que «en un momento estaba en el baño, cuando salimos S. se nos acerca y nos dice «chicos necesito que me ayuden’, tenía la oreja sangrando, ella me dijo que la había mordido», leyó el letrado y consultó: «¿Cómo es esto señorita? Ahora está diciendo que usted vio y en su declaración había dicho que S. se le acerca y ya tenía la oreja mordida».
«Pido disculpas pero pasó mucho tiempo», dijo la testigo y mientras contaba que junto a su amiga Gabriela llevaban a cabo una reconstrucción de los hechos interrumpió con dureza la jueza Gabriela Romero Nayar, presidenta del tribunal: «Tiene que decir lo que usted vio, no lo que le dijeron otros. ¿Cómo fueron los hechos?», preguntó. «Como lo conté ahora», dijo Gutiérrez.
También pasaron a declarar en el Salón de Grandes Juicios, Sala V del Tribunal de Juicio, la madre de una de las víctimas, un vecino de Rangeón en el barrio El Huaico, psicólogas del Cuerpo de Investigadores Fiscales y una psicóloga personal de una de las víctimas. Y este miércoles, desde las 9, seguirán las audiencias, mientras que está previsto que para el viernes se realicen los alegatos de las partes.
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