El fuego causa estragos en la reserva natural de Orán y este miércoles por la tarde, con distintas intensidades en diferentes zonas, llovió en algunas localidades cercanas y sectores de esa ciudad.
Como algo providencial y en momentos en que el fuego arrasaba con todo a su paso, la lluvia llegó a varios sectores del departamento Orán dejando un poco de alivio a la región seriamente afectada por los incendios que se desataron en los últimos días, pero de los cuales la gente del lugar viene denunciando hace tiempo. Desde Pichanal hasta Isla de Cañas, en mayor o menor medida, la lluvia fue el bálsamo ante tanta desesperación. Las primeras gotas se hicieron ver en la tarde de ayer en la ciudad de Orán con truenos y vientos que anticipaban una tormenta estival, aunque el efecto fue mínimo. Con un poco más de intensidad, el aguacero llegó al rato a Pichanal, mientras tanto en la zonas más comprometidas, como Isla de Cañas y la comunidad San Ignacio, la lluvia fue más importante. Allí la gente recibió con júbilo «la ayuda de Dios». A las 19 tronó el cielo selva adentro y el viento y el agua le sacaron otros sonidos distantes, y aunque en algunos lugares fue escasa, la lluvia le devolvió un poco de alegría a las comunidades e hizo olvidar lo vivido en las últimas semanas. Hubo festejos, ollas negras llenas de comida y mucha esperanza. El agua de Dios remedió en muchos parajes lo que la precariedad humana no pudo hacer y eso fue motivo de verdadera alegría.
Pese a ello, el fuego aún no fue derrotado y las serranías de los altos selváticos del departamento siguieron consumiéndose y poniendo en riesgo no solo el hábitat de cientos de especies, entre ellas antas, yaguaretés, pumas y corzuelas, sino otras especies que no tienen ninguna posibilidades de huir de las llamas y el humo.
Este clamor ambientalista se hizo sentir y las autoridades dispusieron a cientos de brigadistas que llegaron desde varias provincias, los que se sumaron a los bomberos y policías locales. Con ellos llegaron también equipos apropiados para una labor que no es sencilla: apagar la selva en llamas. En San Ignacio decenas de brigadistas trabajaron toda la mañana. En ese contexto, el gobernador de la Provincia, Gustavo Sáenz, junto a una comitiva de funcionarios se acercó a algunos parajes, pero no llegó a las alturas de San Ignacio ni a Isla de Cañas, donde el intendente Jorge Canchi lo esperaba junto a vecinos.
Un mensaje y una plegaria
«Buenas noches!! Ante la triste situación causada por los incendios forestales que se vino agravando, Mons. Luis solicita a todas nuestras comunidades rezar pidiendo el don de las lluvias a fin de poder mitigar el fuego de nuestros bosques y yungas y aliviar el trabajo de los brigadistas», fue el mensaje difundido anoche por el Arzobispado de Orán.
Con información de El Tribuno
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