La localidad enclavada a casi 4.000 metros de altura, en el límite con Bolivia, amaneció este martes bajo un manto blanco que cubrió los cerros, las casas y las calles.
El pueblo puneño de Santa Catalina, ubicado en el extremo norte del país, amaneció este martes bajo un manto de nieve que pintó de blanco los cerros, casas y calles del sitio puneño, en plena temporada de verano.
Luego de intensas lluvias que se registran en la zona hace más de una semana, en la madrugada de este martes comenzaron a caer copos de nieve en el pueblo enclavado a casi 4.000 metros de altitud, en el límite con Bolivia.
Las imágenes fueron publicadas en redes sociales por sus pobladores, quienes indicaron que se registran muy bajas temperaturas, lo que provocó la caída de agua nieve cambiando totalmente el paisaje desde las altas cumbres hasta las casas y calles del paraje.
«La nevada se registró desde las 4 hasta las 6 de la mañana y nos dimos con esta sorpresa de que el pueblo se pintara de blanco cuando amaneció», comentó Fabio Bejarano, comunicador de Santa Catalina.
El fenómeno natural en plena temporada de verano alcanzó a las Serranías de la Cruz, El Angosto y la Ciénega, y «desde nuestro lugar podemos apreciar el resplandor de la brillante nieve, lo que se transforma en un inusual paisaje», graficó.
El poblador indicó que es «poco común» la caída de nieve durante la temporada de verano, aunque advirtió que durante todo el mes de enero «las lluvias no cesaron y las temperaturas fueron bajando considerablemente».
En ese marco, reveló que las inclemencias del tiempo aumentaron los caudales de los ríos, «que a veces impiden el paso de la gente en la zona que necesita conectarse con distintos pueblos», explicó.
Santa Catalina, pueblo que encierra 474 años de historia, es considerado uno de los más antiguos del país y se ubica en el extremo norte de la provincia de Jujuy, a tan solo 3 kilómetros del límite con Bolivia.
Para llegar hasta el sitio desde la capital jujeña se deben recorrer unos 295 kilómetros por la Ruta Nacional 9, hasta La Quiaca, y, desde allí, continuar por la ruta 5 unos 67 kilómetros de pura puna hacia el oeste hasta llegar al acceso al pueblo.
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