“La familia BEJARANO, DAVID BEJARANO es el cabecilla de mucho, mucho mucho narcotráfico con el Sr. DARIO MONGES”, reveló el informante en el llamado que impactó a las 20.48 en el servicio del 911. Sin mucho rodeo y apurado, no se identificó y directamente dijo que tenía informa vital sobre el crimen de Monges, la que aportó y luego colgó.
Si bien, la pista revelada no fue novedosa para los investigadores del Cuerpo de Investigaciones Fiscales, sí ayudó para confirmar que estaban sobre los sospechosos principales, quienes finalmente fueron detenidos a una semana de recibido el llamado, pues ya se había logrado reunir suficientes evidencias en su contra.
De acuerdo a los archivos de la justicia y la policía, efectivamente, David Bejarano sería el que tendría vínculos en actividades del narcotráfico, aunque no se descarta que los otros dos implicados, padre y hermano, también lo tengan, pues entre manos llevaban adelante un suculento negocio.
Obviamente, el simple dato sindicando a Bejarano como implicado en el homicidio no fue lo único revelado en aquel llamado, pues se habría dado más información que, por el delicado estado de las pesquisas, se mantuvo bajo estricta reserva.
Otra prueba que aparece ligada a esta pista, en tanto, surge de la declaración de un testigo, quien confirmó la actividad que, supuestamente, desarrollaba Monges, al que describió como un hombre que se dedicaba a la comercialización de drogas, en particular de marihuana. Incluso, refirió que había mantenido negociaciones de ese tipo con la víctima.
Cinco disparos
Entre otros detalles de la resolución, a la que este medio tuvo acceso, se pudo conocer aspectos relacionados a las primeras horas del hallazgo del cuerpo de Monges, el 3 de septiembre pasado en una calle ubicada frente a la manzana C, lote 15 del barrio El Círculo, al lado de la metalúrgica “Metalnor”, a pocos metros de donde el 30 de noviembre del año pasado, fue secuestrado el empresario del transporte Víctor Oscar Giménez, rescatado con vida, hecho por el que ahora están siendo juzgados los cuatro responsables.
De acuerdo a distintos reportes policiales, el hallazgo del cuerpo fue denunciado al 911, al parecer, por otro automovilista, a quien le llamó la atención la escena de ver al conductor recaído en el lugar del conductor, dentro de una camioneta Ford Eco Sport.
Esto motivo la presencia en el lugar del móvil 857, quienes no sólo confirmaron lo que alertó al denunciante, sino también un nítido orificio de bala a la altura del parabrisas. Minutos más tarde, un paramédico del móvil 762, del SAMEC, fue el que confirmó el deceso, como así también que presentaba impactos de bala en la cabeza.
Hasta eso, el lugar se colmó de móviles policiales, entre ellos el 1419, en el que llegó el comisario Julio Guaymás, una de las primeras autoridades. Obviamente, la escena del crimen no era habitual y generó un gran movimiento de patrulleros y llamados.
Ello, a su vez, motivo la intervención de distintas unidades especiales, tanto del CIF como otras de ese mismo organismo. Desde el área forense, en tanto, se confeccionó el informe de la autopsia, el cual indicó que Monges presentaba cinco disparos en la zona de la cara y cabeza, lo que llevó a concluir que la muerte se produjo por “lesión de cerebro por múltiples heridas de arma de fuego, con fractura de base de cráneo”.
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