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En un acto oficialUn insulto-vendetta de Meloni sacude la campaña italiana para las elecciones europeas

Al saludarlo, la premier se vengó del gobernador de Campania, el opositor Vincenzo de Luca, que la había insultado.

En la misma semana que causó revuelo la filtración de una palabra ofensiva que se le escapó al Papa en una reunión a puertas cerradas con obispos italianos, también causó polémicas la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, que, para vengarse de un político de la oposición que la había insultado, sorprendió al soltar un epíteto, en una virtual “vendetta”.

Todo ocurrió en Caivano, localidad de la periferia degradada de las afueras de Nápoles, que en septiembre pasado fue teatro de una violación grupal por parte de menores de dos primas de 11 y 12 años que conmovió a Italia. Allí Meloni fue a inaugurar este martes un nuevo centro deportivo. Al saludar al gobernador de Campania, Vincenzo de Luca, opositor y que en febrero pasado la había llamado “stronza” (”sorete”), Meloni se vengó: al tenderle la mano, fulminándolo con la mirada y mientras una cámara filmaba todo, le dijo: “Presidente De Luca, soy esa stronza de la Meloni, ¿cómo le va?”.

Petrificado, De Luca se limitó a contestarle “bienvenida, bien de salud”, mientras Meloni siguió saludando a otras autoridades que la esperaban. De Luca, de 75 años y del Partido Democrático (PD), había llamado “stronza” a la premier el 16 de febrero pasado durante una manifestación en Roma, promovida por él, para protestar en contra del proyecto de autonomía diferenciada y para reclamar más fondos.

Giorgia Meloni y el presidente de Torino, Urbano Cairo, en Roma. Marco Alpozzi/LaPresse via ZUMA Press/dpa
Giorgia Meloni y el presidente de Torino, Urbano Cairo, en Roma. Marco Alpozzi/LaPresse via ZUMA Press/dpaMarco Alpozzi – LaPresse via ZUMA Press

La inesperada “vendetta” de Meloni  ocurrió cuando faltan 11 días para las elecciones para renovar el Parlamento europeo, el 8 y 9 de junio próximos, cita electoral en la que la premier se presenta como candidata testimonial (figura en las boletas pero todo el mundo sabe que, evidentemente, no irá a Bruselas) y que para ella significa un virtual referéndum sobre su gestión. Según coinciden todos los analistas políticos, el revuelo que causó el epíteto podría significarle cosechar más votos e ir más allá de ese 26% que le auguran los sondeos.

Giorgia Meloni en su saludo con el gobernador de Campania, Vincenzo de Luca
Giorgia Meloni en su saludo con el gobernador de Campania, Vincenzo de Luca

Más allá de que Meloni quiso demostrar que volvió a hacer presente al Estado en un clásico barrio abandonado de la periferia de Nápoles, donde nueve meses después de un hecho espantoso inauguró un centro deportivo con teatro, anfiteatro, canchas de tenis, básquet, skate y pileta, también quiso dar un golpe de escena en la campaña electoral  y cosechar más consenso.

No por nada, el video de ese apretón de manos sobrador de Meloni a De Luca, al parecer estudiado y planificado en todos los detalles, filmado incluso por su vocero, Fabrizio Alfano, fue enseguida subido a las redes sociales por Atreju, el sitio de Hermanos de Italia, con la frase: “¡Giorgia enseñanos a vivir!”.

El video se hizo enseguida viral, dio titulares en noticieros de radio y televisión y alimentó la polémica entre la opinión pública.

Lejos de pensar que ese saludo-venganza de “soy esa stronza de Meloni” y el consecuente enfrentamiento entre ella y De Luca iba a opacar la inauguración del nuevo centro deportivo de Caivano, una promesa mantenida por su gobierno, en el equipo mediático de Meloni estaban exultantes. De hecho, no ocultaban su felicidad ante el hecho de que se había viralizado el video de ese momento, algo que, en campaña electoral, significa haber centrado el objetivo.

Como era de esperar y después de haber quedado anonadado, De Luca reaccionó recién este miércoles a lo que el diario La Repubblica definió “una trampa” de la premier: “He visto que Meloni evidentemente quiso comunicar su nueva y verdadera identidad y nosotros no podemos que coincidir obviamente”, replicó.

Y reveló que ayer, en verdad, no se había dado cuenta del epíteto: “Ayer no oí las cosas dichas por la premier, oí solamente cuando se acercó para preguntarme cómo estaba y de hecho yo le contesté ‘bien de salud y bienvenida’”, evocó. “Me enteré por la tarde por las redes sociales que la actuación había comenzado unos metros antes, pero, sinceramente, no había oído. Me enteré por las redes sociales de la refinada elegancia con la que se acercó al presidente de la región Campania que estaba ahí para recibirla y darle la bienvenida”, disparó.

Al margen de la polémica por el insulto-vendetta, en verdad nadie se escandalizó en Italia, donde, como recordaron todos los diarios, siempre hubo políticos que, para llamar la atención y hacer que el electorado los sienta más populares, hicieron gala de lenguaje soez: por ejemplo, en un episodio memorable, el fallecido expremier y magnate Silvio Berlusconi llamó “coglioni” (boludos) a los italianos que no lo votaban, en vísperas de las elecciones de 2006 que terminó ganando su rival de siempre, Romano Prodi.

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