El arquero bicampeón de América volvió al arco del Millonario y tuvo un par de intervenciones clave
River fue un desconcierto en Mendoza y perdió la brújula en el Malvinas Argentinas, de donde se fue silbado por sus hinchas, disfrazados de neutrales. Frágil y sin ideas, cayó 2-1 con Godoy Cruz y lleva cinco encuentros sin ganar (con tres derrotas consecutivas en la Liga Profesional) fuera del Monumental. Cuando sale de Núñez es débil. Y si bien a la cancha salen los jugadores, hay una gran responsabilidad en las decisiones de su técnico Martín Demichelis.
La excursión a Mendoza trajo una novedad táctica en River. Fue la aparición de Facundo Colidio detrás de los delanteros y en la misma línea que Franco Mastantuono para darle forma al 4-2-2-2 que armó Demichelis, tal vez buscando emparentarse con su mentor, Manuel Pellegrini. Pero, como la mayoría de las cuestiones que plantea el entrenador, salió mal.
Es que a pesar de que el equipo de Núñez tuvo el dulce con el tempranero gol de Miguel Borja, quien aprovechó un rebote y le rompió el arco al ex River Franco Petroli para llegar a los ocho tantos consecutivos y ser récord en la historia del club, después corrió atrás de la pelota casi todo el tiempo. Porque si bien Godoy Cruz deja jugar, también sabe a qué jugar. Y se animó a atacar a su rival rápidamente. Y lo hizo muy bien. Además, supo explotar los espacios que generaba el desconcierto que era River, que exhibía un desorden total.
Es que Demichelis entregó el mediocampo. Y solo era cuestión de meter la pelota al área para exponer las falencias riverplatenses y la inseguridad defensiva.
Para dar vuelta el resultado en apenas dos minutos, la fórmula de Godoy Cruz fue la misma: centro de Arce e impactos de Poggi. El primero, al aparecer tras los centrales; el segundo, de cabeza, al aprovechar una mala salida de Armani. En ambos, Santiago Simón, desacostumbrado al lateral, cerró mal. Enzo Díaz no tapó al ejecutor de los envíos.
Encima, pudo haber llegado el tercero antes del final del primer tiempo cuando Barrea apiló jugadores y sacó un misil que fue desviado por las manos de Armani.
Para tratar de arreglar el descalabro de la primera mitad, Demichelis mandó a la cancha a Nacho Fernández y a Bareiro por Aliendro (jugó de regalo unos minutos porque debió ser expulsado por una fuerte entrada a Luciano) y Solari. Ya estaba Lanzini en la cancha porque Colidio se había ido lesionado. E intentó rearmar el equipo con un clásico 4-3-1-2.
River tuvo más la pelota porque Godoy Cruz se la cedió y lo esperó bien parado para contragolpear. Pero pudo haberla tenido toda la noche que no iba a generar nada. Careció de profundidad y de ingenio para inquietar a Petroli. No tuvo llegadas claras y pateó muy poco al arco. Encima no solucionó los problemas en el retroceso.
River siguió partido y la mitad de la cancha siguió siendo de tránsito, por lo que el conjunto mendocino tuvo vía libre para ir por el tercero. Pero chocó con Armani, quien dejó atrás las dudas iniciales y mantuvo con chances a su equipo al sacarle un mano a mano a Pino. También, hubo impericia en el local para definir. Si no, el resultado hubiese sido más abultado.
En definitiva, el marcador quedó corto y no reflejó todo lo que River padeció en el campo de juego.
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