El platense supero al 27 del mundo con un contundente 7-6 (10-8), 6-0 y 6-1 para avanzar a los cuartos de final de Roland Garros. Ahora, enfrenta a Zverev que le ganó en sets corridos a Dimitrov.
La noche previa a jugar el partido más importante de su carrera, Tomás Martín Etcheverry durmió once horas y media. Son dos horas y 20 minutos más de lo que lleva corriendo sobre el polvo de ladrillo de Roland Garros. Sí, el platense sueña despierto mientras vive la mejor semana de su vida. Este lunes se metió en los cuartos de final tras ganarle al japonés Yoshihito Nishioka (27°) por 7-6 (8), 6-0 y 6-1. Así, con autoridad, se instaló entre los ocho mejores del segundo Grand Slam de la temporada.
Etcheverry, nacido en La Plata hace 23 años, es el único tenista que sigue en carrera que no está preclasificado en el cuadro masculino. ¿Sorpresa? Para muchos sí, pero no para él. «Estoy jugando el mejor tenis de mi vida», dijo apenas terminado el partido y con la mira puesta en el miércoles cuando se las verá contra el alemán Alexander Zverev, que casi al mismo tiempo sacaba de País al búlgaro Grigor Dimitrov.
«A Zverev lo vi millones de veces por televisión. Es un cuartos de final de Grand Slam. Va a ser un partido durísimo. Si quiero tener una chance de ganar, pero estoy con mucha confianza, no perdí sets, así que vamos a ver…», palpitó sobre el duelo contra el alemán, dos veces semifinalista en Roland Garros, que vuelve paulatinamente al mejor nivel después de una lesión gravísima en un tobillo sufrida hace un año en este mismo certamen.
El resultado final y el tiempo que necesito para sortear los octavos de final no se traduce en el esfuerzo que debió hacer para ganar el partido ante Nishioka. Es que en el primer set, después de quebrar al japonés de arranque, no pudo con ese paredón humano que devolvía todas las pelotas con un top spin envenenado y que lo obligó a llegar el tie break para encarrilar el partido.
Por momentos, Nishioka hacía recordar al Correcaminos Chang. El japonés tuvo defensas increíbles en el punto decisivo, hizo mover el metro noventa y seis de Etcheverry a un lado y al otro como un parabrisas. Igualmente, se las ingenió para sobrevivir a fuerza de winner (tuvo 16 tiros ganadores en el set) para llevarse el tie break por 10-8.
Tras ese primer parcial surgieron dos preguntas: primero, hasta cuándo podría defender de esa manera el japonés. Dos: en caso de lograrlo sostenidamente, cuánto podría aguantar Etcheverry semejante ritmo. Y el arranque del segundo fue diferente porque Tomy estuvo más fino y el japonés se equivocó más. Así, el platense quebró tres veces y mantuvo sus tres servicios para llegar a un cómodo 6-0.
Aquel esfuerzo supremo de Nishioka en el primer set, devolviendo todo lo que le tiró Tomy, le pasó factura. Es que, el tercer set fue igual que el segundo. Y, tras el 3-0, el japonés pidió atención médica por una molestia muscular en el psoas izquierdo. A la vuelta lo intentó el nipón y le complicó algunos games al argentino que estaba ansioso por cerrar. Finalmente fue 6-1 para una victoria aplastante. «No lo puedo creer. Es un sueño para mí, gracias por el apoyo que me dieron. Era importante compartir este momento con ustedes y con mi equipo. Ahora a prepararnos para lo que viene», fueron las primeras palabras tras la victoria.
«Sé que hay muchos argentinos acá, no saben la fuerza que me dieron. Este triunfo para ustedes y para todos los que me apoyan desde la Argentina. No saben lo que se siente. Este es el momento más feliz de mi vida», siguió Tomy.
Como lo hace siempre, Etcheverry miró al cielo tras cerrar el encuentro: «Le pedí fuerzas a mi hermana, que siempre me ayuda de arriba», soltó emocionado. «Le dije por favor, ayudame y metí un ace», cerró visiblemente emocionado tras el triunfo más importante de su vida. Habla de Magalí, que en septiembre de 2022 murió tras darle batalla a un cáncer de mama. Era neonatóloga y mamá de dos hijos. Su partida se produjo cuando Tomy estaba jugando un torneo en Tel Aviv. «La luchó como una leona hasta el final contra el cáncer», contó ese día de tristezas tras vencer al ruso Aslan Karatsev.
Hoy es otro tenista. Mucho más maduro. Es, además, uno de los exponentes de la nueva generación del tenis argentino que por ahora se encolumna detrás de Francisco Cerúndolo, su amigo que este lunes no pudo con Holger Rune en un partidazo. Quienes saben de tenis consideran que Tomy es el dueño del perfil más completo entre su camada. No le faltaba nada salvo esa derecha prepotente que logró madurar justo antes de llegar a Bois de Boulogne. Corre mucho y pega aún más para incomodar a cualquiera que se le ponga del otro lado de la red. Ya sacó al británico Jack Draper, al australiano Alex De Minaur y al croata Brna Coric, antes de sumar su cuarta victoria en fila contra Nishioka.
Desembarcó en Roland Garros desde el 49° lugar del ranking mundial. Ya trepó al 31° escalón. Y puede seguir subiendo, claro. Si le gana a Zverev estará en la puerta del top 20, donde ya se metió Francisco Cerúndolo. Llegó también sin títulos a París, su torneo preferido. Tanto es así que bautizó a su perro ‘Rola’, por el mítico certamen parisino. ¿Por qué no puede soñar en grande este hincha fanático de Gimnasia y Esgrima La Plata?
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