El Kun convirtió en el 4-0 del City ante el Basel; Pipita hizo dos y erró un penal para Juventus en el 2-2 contra Tottenham.
Jorge Sampaoli se debe estar frotando las manos. No es difícil imaginar una sonrisa bastante más ancha que la que ofreció para las cámaras de televisión, el domingo, en el palco de Daniel Angelici, en La Bombonera. La razón es simple: para el puesto de centrodelantero en el Mundial de Rusia tiene la posibilidad de elegir o de juntar a dos de los mejores delanteros del mundo. Pero no sólo eso: Gonzalo Higuaín y Sergio Agüero comenzaron el 2018 de modo estupendo. Son goleadores y figuras frecuentes de dos equipos que a esta altura de la temporada todavía pueden soñar con la Triple Corona.
El inicio de los octavos de final de la Champions League sirvió para confirmar los antecedentes cercanos de ambos: están muy encendidos. Más allá de desenlaces diferentes para sus equipos ofrecieron dos cosas fundamentales:goles y actuaciones convincentes.
HÉROE Y VILLANO, PERO CRACK. En el Juventus Stadium, Higuaín fue el gran protagonista del 2-2 entre la Vecchia Signora y el Tottenham Hotspur de Mauricio Pochettino. Primero, se comportó como un depredador. En ocho minutos y siete segundos convirtió dos goles y estableció un récord. Fue el doblete más rápido de la historia de la Champions. Superó a su compatriota, Julio Cruz, quien tardó 23 segundos más en marcar para Inter ante Spartak Moscú, en 2006.
En el primero, Pipita definió una jugada de pelota parada con una volea maravillosa, de espaldas, sin mirar al arquero. En el segundo, definió impecable un penal.
Parecía que el equipo de Massimiliano Allegri iba a arrasar. Incluso se asomó a la goleada, con otra gran definición de Higuaín que se fue apenas desviada. Pero no. Llegó el descuento de Harry Kane y una jugada clave que marcó el rumbo del partido. Ya en el tiempo de descuento de la primera mitad, Juventus tuvo otro penal a su favor. Fue el delantero formado en River, de nueve. Fuerte al medio, travesaño.
Después, en el complemento, tras un tiro libre con la barrera mal armada, el danés Christian Eriksen estableció el empate. Dos a dos, para que se alegren Pochettino y Erik Lamela (fue titular, jugó como extremo izquierdo, participó poco).
“Higuaín, croce e delizia”, titula la Gazzetta dello Sport, desde el lugar de los hechos. Cruz y deleite. Sin embargo, más allá de esas dos sensaciones quedó una impresión:el delantero está en óptimo estado, rápido, potente, goleador. Y en racha: suma ocho tantos en sus últimos cinco encuentros.
EL DEFINIDOR DE LA ORQUESTA. El Manchester City es una máquina de jugar y de ganar. Lo cuentan sus números. En la Premier League le lleva 16 puntos a su escolta, archirrival y vecino, el United. Jugará la final de la League Cup, sigue con expectativas máximas en la FA Cup y asoma como candidato insoslayable en su gran objetivo: ganar la primera Champions. Lo volvió a demostrar. Esta vez bajo el cielo de St. Jakob Park, goleó 4-0 al Basel, en el encuentro de ida de los octavos de final.
Fue otra actuación impecable e implacable. A los 23 minutos, el equipo de Pep Guardiola ya se imponía 3-0. El tercero de esos goles fue una joya de Sergio Agüero, el definidor de esta afinada orquesta de fútbol. Un bombazo desde afuera del área. Tomas Vaclik -checo, 188 centímetros, arquero del equipo suizo- miró con una cara que no necesitaba palabras: demasiado para mí.
Antes y después de ese festejo del Kun, el City hizo lo de casi siempre: tuvo la pelota y atacó con mucha gente. Dos goles de Ilkay Gundogan y uno de Bernardo Silva completaron la goleada.
Corresponde explicar con números la influencia de Agüero en el City que recibe elogios a cada paso: con 29 tantos en 33 partidos, es el máximo anotador del equipo en esta campaña de maravillas. Se ganó la plena confianza del entrenador a puro grito y rendimiento. El máximo goleador histórico de The Citizensestá a dos goles de llegar a sus 200 tantos en ese club que ya le reservó el pedestal de su historia.
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