El informe titulado “Crisis del empleo, pobreza de ingreso y privaciones sociales estructurales 2010-2021”, hace foco en la pobreza y el desempleo en el país. Si bien algunos índices superan los niveles de 2020, se continúan observando algunas diferencias con la prepandemia.
La pobreza y la indigencia alcanzan casi a la mitad de los habitantes del país. Si bien se observan mejoras, el dato indica que el 43,8% de la población en Argentina, es decir alrededor de 18,4 millones de personas.
El informe de la Universidad Católica Argentina (UCA) muestra que hubo una caída de la pobreza en general, de un 44,7% en 2020 a un 43,8% apenas un 0,9% debajo. Ese 44,8% surge de dos categorías; un 35% de pobreza, población cuyos ingresos cubren la Canasta Básica Alimentaria (CBA) de acuerdo al INDEC, pero no logran cubrir otros gastos como salud, vivienda o educación. La segunda franja esta comprendida por un 8,8% de indigencia, personas que no pueden satisfacer necesidades básicas de vivienda, educación, alimentos o salud.
Si comparamos el nivel de indigencia registrado en 2019, un 8,4%, el informe de la UCA señala que la indigencia aumentó en el país. Según la organización, el porcentaje de indigencia se encuentra “compensado” por la cobertura de programas sociales (AUH, subsidios, Tarjeta Alimentar, etcétera), que permiten sobrellevar los efectos de la crisis económica de forma parcial.
Sin duda la cifra más alarmante que arroja el Observatorio de la Deuda Social Argentina (ODSA) de la Universidad Católica Argentina es la que muestra que el 64,9% de los menores de 18 años viven en la pobreza, siendo el único sector etario que aumentó respecto al año anterior.
Argentina está ante una “crisis y estancamiento en un marco de desigualdades crecientes”, sostiene el informe que se dio a conocer este martes, es que no solo el 64,9% de los niños y adolescentes viven por debajo de la línea de pobreza, sino que el 14,7 lo hacen por debajo de la frontera de indigencia.
El estudio también indica que se está ante una «caída tendencial de la tasa de actividad laboral y de los empleos, con deterioro creciente de los trabajos informales y en los perfiles sociales más vulnerables». Entre julio y octubre, solo el 42,1% de la población económicamente activa accedió a un empleo formal, el 29,6% contó con un empleo regular pero precario. Mientras el 19,2% tuvo un subempleo inestable, es decir trabajos temporarios por ejemplo.
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