En el Cilindro, el Ciclón igualó 1-1 y casi lo gana en el final. El sábado recibirá a River. Hubo reclamos de uno y otro lado contra la actuación del árbitro.
La buena para Racing en una primera parte pareja fue que hizo el gol; la mala fue que se quedó con uno menos por la expulsión justa de Gabriel Hauche. La mala para San Lorenzo fue que lo vulneraron muy fácil; la buena fue que pasó a disponer del dominio al tener la ventaja numérica. Y se abrió otro partido en el Cilindro.
Antes, el local y la visita se habían repartido tanto el balón como las situaciones de peligro. El Ciclón había salido a apretar por la banda zurda con su dúo dinámico; Braida-Barrios. Pronto, desde el banco azulgrana pidieron un penal de Leonardo Sigali sobre Adam Bareiro. El agarrón existió, pero el árbitro Hernán Mastrángelo no cobró y tampoco desde el VAR lo llamaron.
La Academia demostraba mayor velocidad en las transiciones. A uno o dos toques trataba de mover los pases el medio blanquiceleste. De un corte de Tomás Avilés, a quien Gago eligió por sobre Mura para el lateral derecho para tratar de frenar al Perrito Barrios, llegó el buen envío de Nicolás Oroz para Maximiliano Romero, que tuvo la primera de riesgo. Luego llegaría una apertura para la trepada de Juan Nardoni. Augusto Batalla salvó las papas en un San Lorenzo que curiosamente veía su defensa penetrada con facilidad.
Sin Federico Gattoni, esta vez Insua optó por Gonzalo Luján para jugar de líbero en la línea de cinco defensores. Así, Carlos Sánchez se adelantó hacia el mediocampo junto a Jalil Elías. No se lo vio cómodo a Luján en ese sector. Y el gol de Racing fue la muestra de ellos: Romero recibió en el corazón del área, la fortuna le hizo un guiño porque la pelota le rebotó y se transformó en una asistencia para Hauche que venía a la carrera como un Demonio para definir y marcar el 1-0.
El Ciclón había tenido las suyas antes de verse abajo en el resultado.
Un contraataque de Agustín Giay por la derecha terminó por la izquierda con un remate desviado de Barrios. Malcom Braida probó desde afuera sin mucha violencia. Y Bareiro ensayó un cabezazo tras un centro de Giay.
La roja de Hauche cambió las cosas. El delantero le dejó la suela sobre la pierna de Gastón Hernández. Mastrángelo lo amonestó, pero el VAR le avisó que era para algo más y después de verla en el monitor cambió de color su decisión.
Insua estuvo rápido de reflejos y no esperó ni un minuto para meter a Gonzalo Maroni, sacar a Luján y retrasar a la Roca Sánchez al puesto fondo. Ganó en juego en el círculo central y sumó un futbolista ofensivo. San Lorenzo salió al complemento dispuesto a tomar el protagonismo, algo que no está para nada acostumbrado a hacer en el ciclo del Gallego.
Lo llenó de centros, pero de arriba no tuvo puntería el conjunto visitante. Y cuando era todo azul y rojo, el juez hizo de las suyas con un nuevo error. Le mostró la segunda amarilla a Rafael Pérez por una infracción que no ameritaba amonestación. La roja, mal sacada, equilibró de nuevo las cosas sobre el paño verde. Y Mastrángelo también equilibró sus errores al no darle un claro penal al dueño de casa por falta de Giay sobre Romero.
Más allá de volver a estar en igualdad de condiciones, Racing no recobró el aliento. Le costó volver a pasar la mitad de la cancha. Y el elenco del Gallego siguió yendo al ataque. Tanto fue, que consiguió su premio. Braida metió un gran pase para el desborde del ingresado Agustín Martegani, que tiró el centro rasante para la aparición entre los dormidos centrales de Bareiro, autor del merecido empate.
Pudo haberlo ganado el Ciclón en la cabeza de Sánchez en el descuento. Pudo haberlo ganado Racing si Mastrángelo cobraba el penal por agarrón de Campi sobre Guerrero en la última jugada. Fue empate en un clásico polémico y caliente hasta el final.
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