El Ciclón, que necesitaba volver al triunfo para acercarse a River, empató sin goles con el Ferroviario y llegó a su quinto partido sin ganar. Ahora, quedó a 4 del Millonario que juega con Banfield y tiene el pendiente con Vélez.
Ni en los cien partidos de Ruben Darío Insua le pudo regalar un triunfo San Lorenzo al DT que espantó los fantasmas y le devolvió la competitividad. El Gallego cumplió un centenar de encuentros dirigiendo al Ciclón (entre sus dos etapas), pero no logró festejar ante Central Córdoba porque su equipo volvió a presentar los mismos problemas sin solución que en sus últimos compromisos, hilvanó el tercer empate consecutivo sin goles y ya acumula cinco sin ganar entre campeonato y Copa. Así, la esperanza de dar pelea se va enfriando.
A San Lorenzo es muy difícil convertirle (hace 14 partidos que no le marcan de local por la liga y quedó a 11 minutos de superar el record de Racing), pero también es muy difícil que San Lorenzo convierta. Los recursos no abundan en el cuadro de Boedo. En realidad nunca abundaron demasiado porque el Gallego dispone de un plantel corto al que le sacó todo el jugo posible. Pero esa ausencia de variantes venía siendo camuflada por una intensidad elevada de parte de todos. El gran problema de este Ciclón es que esa intensidad bajó porque la energía se va agotando con el trascurso de la múltiple competencia. Y entonces todo le cuesta el doble.
Los últimos encuentros de los azulgranas fueron casi un calco. Tanto por torneo local como por Copa Sudamericana, a San Lorenzo los rivales parecen ya tomarle la mano. Al igual que Colón, Central Córdoba vino al Bajo Flores a plasmar un esquema espejo para cubrirle los espacios y presentarle batalla en el mediocampo. Y, sin más argumentos que el zigzagueante Nahuel Barrios, el local casi que no pisó el área de enfrente. Apenas un remate de Agustín Giay desde lejos que controló Matías Mansilla se vio en la primera parte de un equipo con la obligación de ganar para seguir metiéndole presión a River.
Del otro lado no hubo mucho más tampoco. Lucas Gamba la tuvo clarita, pero la pelota se fue dando saltitos al lado del palo luego de que el delantero chocara con Augusto Batalla. Los santiagueños de Leo Madelón apretaron los dientes en cada balón en disputa y ganaron la mayoría de las divididas, aunque tampoco lograron generar situaciones de peligro en una etapa inicial sin brillo alguno.
A Bareiro le cayeron un par de balones buenos y no supo controlar ninguna. Tiene sectores en niveles bajos el Ciclón, como el medio y el ala derecha. Ya sea con Ezequiel Cerutti, como en la helada tarde del lunes, o Andrés Vombergar, la banda diestra casi que no se utiliza y toda la responsabilidad recae sobre la izquierda, con el Perrito y Braida. Barrios aprovechó un rebote en el complemento y estuvo cerquita de anotar, pero se la sacó Brian Blasi en la línea. Mansilla también salvó un par porque San Lorenzo, ante la imposibilidad de entrar a la zona de fuego, empezó a pegarle de afuera. Primero Barrios y después Braida intentaron sin poder vencer las manos del arquero.
Un remate de Pittón le sacudió la modorra a Batalla. Lo positivo de San Lorenzo fue que nunca dejó de intentar; lo malo fue que no se le cayó una idea distinta aun cuando Central Córdoba cedió terreno y tenencia. Tampoco cuando se quedó con un hombre más por la expulsión de Ciro Rius. Y la esperanza se le va apagando.
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