El equipo de Insua le hizo frente al líder y le peleó el partido hasta la expulsión del Perrito Barrios. Batalla, clave: llegó a los 1.490 minutos sin sufrir goles en casa.
Fue San Lorenzo el ganador en el empate 0-0 con River. La impotencia con la que terminó el elenco de Núñez evidenció quién quedó mejor parado con el reparto de puntos. Fue caliente el final, con empujones por todos lados e insultos al por mayor. Mantuvo la tendencia de no recibir goles de local al Ciclón, con Augusto Batalla tapando dos fundamentales. Y los comandados por Martín Demichelis aún no pudieron asegurarse el primer puesto, más allá de que serán campeones si Talleres pierde el lunes ante Unión.
Pocas veces las rachas grafican tan bien los momentos de los equipos como sucedió en el Nuevo Gasómetro. El River atildado y ofensivo de Martín Demichelis con sus 38 partidos consecutivos marcando goles, ante el San Lorenzo compacto y altruista de Ruben Darío Insua que llegó al duelo con 15 juegos sin recibir tantos por el torneo doméstico. Así estuvo planteado el juego: entre el querer de River y el aguantar de San Lorenzo. Solo el final iba a marcar al vencedor.
Jamás podría enamorar la propuesta de Insua, pero sí emocionar. Jugó con los dientes apretados el Ciclón, con la pierna fuerte y el corazón caliente. Los jugadores, esos que le pidieron estar al Gallego a pesar de que miércoles jugarán en Colombia contra Independiente Medellín por los playoff de la Copa Sudamericana, dejaron todo en cada una de las pelotas. Así se le tiene que jugar a River, sin dudas. Por eso se entusiasmaron los miles que llenaron el estadio cada vez que se produjo una guapeada o una disputada.
Defiende San Lorenzo y no se ruboriza por eso: se planta con un 5-4-1, con Adam Bareiro encima del mediocampista central. Se mete atrás, muy atrás. Deja que el rival maneje la pelota y espera por una contra. Y cuando la tiene en posesión, sin dudar mete pelotazos largos. Algo está claro: no le importa la estética al Ciclón. Pero mal no le va. De todos modos, y conviene decirlo, jugando así es posible que no pierda, aunque muy difícil que gane: genera pocas situaciones de gol. En la primera mitad contó solamente con un cabezazo débil de Luján que terminó en las manos de Franco Armani.
Entró en la trampa River, en el embudo que propuso San Lorenzo. Insua buscó que el elenco de Núñez juegue por el medio y lo hizo. No estuvo lúcido Martín Demichelis en ordenar hacer amplio el campo de juego. Intentó siempre por el medio el visitante y ahí estaban todas las piernas fuertes de los locales. Tuvieron movilidad Nacho Fernández, De la Cruz, Barco y Beltrán, pero no hubo apoyos por las bandas. No pateó al arco River en eso primeros 45 minutos, más allá de que tuvo una tenencia superior al 70 por ciento. Nunca se había sentido impotente y confundido River en este campeonato. Habría que sumarle un poroto a Insua, entonces.
Salió mejor plantado el local en el complemento. Y Armani se vistió de Pulpo para sacarle una clara a Braida. Fue un atajadón del nacido en Casilda. Y Leguizamón tuvo un par de corridas que pudieron ser peligrosas si definía mejor.
River siguió sin demasiadas ideas. Ingresó Pablo Solari para abrir la cancha, pero jamás pudo desbordar a Braida. La expulsión de Nahuel Barrios por doble amonestación pareció ser un punto de quiebre. Pero no sufrió San Lorenzo. Demichelis plantó un 3-3-4, con Barco y Solari por bandas, y Borja y Beltrán en el centro. Tuvo unos minutos en los que pudo marcar con un disparo de Nacho Fernández y otro de Palavecino: en ambas apareció la figura de Augusto Batalla.
Los minutos finales fueron de desconcierto. Como River no supo cómo entrarle el Ciclón, se volvió loco. Y los futbolistas se empezaron a pelear con los rivales. Se agarró Borja con Batalla, Casco con Bareiro y Enzo Díaz con Giay. Todos síntomas de impotencia.
El empate le quedó mejor a San Lorenzo porque lo que propuso le salió y logró sacar de eje a River, que jugó mal. El local mantuvo su racha de juegos sin goles en el Gasómetro y a los de Núñez se le cortó la marca de goles en duelos en continuado. Por eso el local se fue un poquito más contento.
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