“Cuando la limosna es grande hasta el Santo desconfía”, reza el dicho. Será una cuestión de estafa, robo o abuso de confianza, lo cierto es que esta historia tiene como protagonista a un reconocido salteño, encantador, simpático, de buena labia, amante del fútbol, casado y con hijos.
Su buen pasar y el ambiente “high society” en el que se movía nada hacía sospechar que podía cometer algo que en su mente seguro ya venía planeando.
Exhibiendo un buen nivel de vida, diciendo a los 4 vientos que el negocio era invertir en la compra de Criptomonedas, chamullaba a todos diciendo que en base a sus altos conocimientos y experiencia en el Trading, podía ganar una muy buena cantidad de dinero con poco esfuerzo. Sólo bastaba entregarle dólares para invertir, aclarando que lo mínimo eran 10.000 como para empezar, y él iba a pagar una buena suma mensual por esas ganancias obtenidas.
Claro, fue convenciendo a algunos amigos, gente de su entorno que confiaron en su palabra, algunos entregando dinero ahorrando, otros empeñando lo que no tenían para llegar a reunir los U$S 10.000 y generar esos cuantiosos ingresos extras que prometía pagar mes a mes.
Durante varios meses cumplió, y eso alentó a más gente que se sume. Claro, recibir ganancias en dólares en este país, suena tentador para cualquiera.
Todo venía muy bien hasta que un día, este salteño dejó de atender los mensajes y de frecuentar los lugares que solía hacerlo. No atendía llamadas, nada de nada.
Hasta se libró una orden para dar con su paradero, pues algunos llegaron a sospechar que algo malo podría haberle ocurrido al pobre.
Así pasaron los días, su familia desde Salta desesperada, mientras algunos empezaron a tejer otra versión, más creíble: “Se alzó con la guita de todos“.
Grande fue la desilusión de los inversores, grandes y chicos, algunos incluso amigos de larga data, al caer en cuenta que en realidad, o que había perdido todo por una mala jugada del tan cambiante e inestable mercado de las criptomonedas, o que al momento de reunir una buena cantidad de billetes verdes, se fugó del país.
Así pasaron los días, cada uno tragando amargo por haber confiado y entregado sin siquiera firmar un papel, tanto dinero a su “amigo”.
Pero de repente, esta historia volvió a tener un giro inesperado.
Este “experto inversor” volvió a aparecer por Salta, para sorpresa de todos.
Lo que viene es digno de una película. Según dicen los “estafados” lo que le dijo fue que se fue de vacaciones a un hermoso lugar del Caribe y en el mientras tanto, todas sus inversiones en monedas digitales se fueron a pique y perdió casi todo lo que tenía. A otros con los que se fue encontrando dio otro relato, más inverosímil. Les dijo, casi con lágrimas en los ojos, que apenas pudo regresar ya que estando de vacaciones, en el hotel olvidó su notebook operando, y que alguien se metió en su habitación y operó con sus cuentas robándole todo lo que tenía.
Dijo que esta situación fue desesperante para él y hasta pensó lo peor.
Por estos días, dicen anda medio escondido, ya que los que no le creen su cuentito lo andan buscando, y no precisamente para tomarse una cerveza con él.
Sin denuncias de por medio, la Justicia no intervino, pero si alguien ve a un hombre caminar, mirando siempre para atrás, seguro es él.
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