Martina Palomo tiene seis años y participó en la categoría sub-8 en el reciente torneo que la Fada realizó en la Universidad de La Punta en San Luis.
La niña salteña se consagró campeona argentina femenina de ajedrez y hay una historia llena de sorpresas y emociones detrás de ese logro.
La familia Palomo hace dos años,recibió de canje en un supermercado un tablero de ajedrez y sus piezas. Todo fue a parar a las manos de Mateo y Martina, los hijos de Carolina y Javier, quienes le sacaron el mayor rédito al juego que se volvió una pasión.
Ambos participaron en el Campeonato Argentino de infantiles y menores que se realizó hasta el martes pasado en la Universidad de La Punta, en San Luis. Martina fue una de las grandes protagonistas del certamen al consagrarse campeona nacional de la categoría femenina sub-8 con apenas seis años, mientras que Mateo tuvo una destacada actuación en la división sub-10.
La última vez que un trebejista salteño logró tal éxito fue Julián Villca en 2009. Catorce años después Martina puso nuevamente a Salta en lo más alto del podio de la menor de las categorías de la Federación Argentina de Ajedrez (Fada): sumó cinco puntos en las nueve partidas que disputó, superó por una unidad a Jazmín Caporali y por una y media a Victoria Trechuelo, ambas de San Luis, en la clasificación final.
La actuación de Martina tuvo otros aspectos que resaltaron su conquista. Fue su primera participación en torneos oficiales de la Fada. Se adjudicó el título una ronda antes del final, puesto que consiguió la diferencia necesaria para ser inalcanzable cuando al Argentino todavía le quedaba camino por recorrer. Además, la nueva reina del tablero se enfrentó en esas nueve partidas a varones de su mismo rango de edad al estar involucrada también en la competencia absoluta (damas y caballeros en la misma clasificación).
Con el título en su poder a Martina se le abre un nuevo camino en el mundo del ajedrez. Al ser la campeona argentina se convirtió en la representante nacional para todas las competencias internacionales en las que se involucre la Fada, que pueden ser un Campeonato Sudamericano hasta un Mundial. Su reciente éxito le da el valor para seguir sumando desafíos y de contar con los apoyos necesarios podría llegar a participar fuera del país.
En el «Nido»
Cuando Martina recibió aquel tablero de ajedrez por primera vez tenía cuatro años. Sus padres le enseñaron cómo se movían las piezas, pero una vez que sus conocimientos quedaron limitados recurrieron a profesores para conocer más sobre estrategias del deporte ciencia. Así llegaron al Nido del barrio Gauchito Gil donde el instructor Julio César Guanca (que también fue profe de Villca en 2009) comenzó a darle clases a Martina y Mateo y sumó eslabones a la cadena de conocimientos que habían iniciado los padres.
«En noviembre de 2020 Mateo y Martina llegaron a jugar al Nido del Gauchito Gil. Me acuerdo que entró Mateo, que era un año más grande, y afuera había una nena que lloraba. Salí a ver de qué se trataba y era Martina la que lloraba porque también quería entrar a jugar, pero como era muy chiquita pensaban que iba a tirar las piezas. Les dije que la hagan entrar, que no había problemas, se portó bien y nunca tiró una pieza», contó el profe Guanca sobre aquel primer contacto que tuvo con Martina.
A medida que siguieron las clases se fue poniendo en evidencia el talento para el ajedrez de la flamante campeona. «Ella fue aprendiendo, mis alumnos me fueron advirtiendo el nivel de Martina, yo la iba viendo. Su nivel era muy alto para la edad que tenía. En tan solo un par de meses ya fue capaz de hacer jaque mate, evolucionó muy rápido. Para mi fue un orgullo haberla tenido como alumna por primera vez», agregó el instructor.
Al trabajo realizado por Guanca le siguieron el de otros profesores, que fueron aportando su cuota para llegar a este gran presente. Sebastián Palomo, Daniel Barrionuevo y actualmente Alejandro Gaite fueron y son parte importante en el desarrollo de Martina. Ya no es parte del Nido, en el Argentino representó al Club Atahualpa, pero el centro de contención social del barrio Gauchito Gil será parte imborrable de su vida. Es como decir que Messi salió de Newell’s o que Ginóbili se formó en Bahiense del Norte.
A San Luis la familia Palomo viajó por sus propios medios, todo un esfuerzo a pulmón como sucede habitualmente en el mundo amateur. Sin embargo, todos los esfuerzos realizados desde que llegó a sus manos aquel tablero de ajedrez de canje hasta la consagración de Martina tuvieron su impacto. El campeonato está en su poder y puede llegar mucho más,
Con información de El Tribuno
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