El denominado Coordinador General va a recibir la Agencia de Recaudación Municipal, sin que su cargo exista formal y legalmente.
El cargo no tiene formalmente presupuesto, personal, misión ni función. Existe solo como esquema político.
Gustavo Sáenz plasmó con un decreto y una ordenanza ad referéndum, la decisión de fortalecer su gestión y concentró el poder en dos figuras institucionales: la Coordinación General, a cargo de Pablo Outes y la creación, por segunda vez en la vida institucional de la gestión municipal, de la figura del Jefe de Gabinete.
De no mediar imponderables políticos, el intendente anunciará en las próximas horas a Luis María García Salado como Jefe de Gabinete.
En el nuevo diagrama municipal ambos cargos están inmediatamente abajo del Intendente, con el mismo rango, con idéntica jerarquía. Es de esperar que, como en la física, las fuerzas de acción y reacción, sean complementarias, con la fricción suficiente para interactuar, pero no anularse.
Sáenz recorrió en poco más de dos años de gestión un intenso camino de idas y vueltas, modificaciones y cambios en la denominada Estructura de la Planta Política Superior del Ejecutivo Municipal.
De un repaso rápido surge que el 4 de diciembre de 2015, unos días antes que Miguel Isa se vaya, el Concejo Deliberante sancionó la Ordenanza 15028, que aprueba la “Estructura Orgánica- Planta Política- Nivel Superior”. Allí se eliminó la Jefatura de Gabinete que le dejó Miguel Isa (además de haber dejado la ciudad como una mesa de billar y un imponente Paseo del Choripán) y se dispuso el funcionamiento de 9 secretarías,: General, Procuración, Gobierno, Hacienda, Acción Social, Obras Públicas y Planificación Urbana, Ambiente y Servicios Públicos, Turismo Y Cultura y Modernización. A cada secretaría se le asigna una competencia, es decir qué funciones debe cumplir.
En esto último existe un detalle que no es menor: ni en la Ordenanza 15028, ni en los decretos del 9 de diciembre de 2015 con los que se designa a los funcionarios, aparece, o se menciona, o se crea y se nombra a un Coordinar General. Tampoco está en la distribución de competencias, de ninguna de las ordenanzas posteriores. Es más, los funcionarios de rango medio y de carrera municipal, largamente acostumbrados a los vericuetos administrativos y legales, consultados por cadena365.com no encontraron el antecedente de creación formal de ese cargo. Sin embargo, figura en el anexo de los diagramas. Si esa Ordenanza de diciembre de 2015 derogó todas las de la gestión de Miguel Isa (que tuvo en algún momento una Coordinación de Intendencia, aunque tampoco figura así – Boletín Oficial 1849 del 30 de diciembre de 2011), derogó también la Coordinación y no fue creada de nuevo.
Es decir, Pablo Outes va a recibir la Agencia de Recaudación Municipal, sin que su cargo exista formal y legalmente. No tiene presupuesto, personal, misión, función. Existe solo como esquema político.
Un complejo sendero de cambios y modificaciones
Seis meses después de asumir, Gustavo Sáenz modificó, a través de la Ordenanza 15122, (sancionada el 8 de junio de 2016) el anexo I de la Ordenanza anterior (15.028) en cuanto a las competencias de las secretarías General y de Social. A la primera, le agregó la posibilidad de hacer auditorías internas a secas, cuando antes era solo correctiva, concomitante y para los circuitos administrativos. Le dio además, la posibilidad de ejercer competencia residual, es decir tomar para sí, todo aquello que no tiene competencia exclusiva.
A la secretaría de Acción Social le quitó la competencia sobre la gestión de los Centros de Integración Comunitarios y Salones de Usos Múltiple y le asignó la tarea de “entender en las relaciones entre la Cooperadora Asistencial de la Capital y la Panadería Social Sociedad del Estado”.
Diez meses después, el 29 de marzo de 2017, el Concejo Deliberante trató un proyecto del Ejecutivo, sancionó una nueva Ordenanza (15248), que derogó las anteriores e introdujo una nueva modificación en las competencias. Esta vez, le añadió a la secretaría General el inciso m) que le asigna la tarea de “promocionar la cultura, gestionar teatros, museos y otros centros culturales”.
Con fecha 21 de febrero de 2018, el intendente Gustavo Sáenz dictó el decreto 102, por el que modifica un decreto de 2017, por el que se creó la Agencia de Recaudación Municipal. Suprimió esa agencia de la estructura orgánica superior de la secretaría de Hacienda y la incorporó a la Coordinación General de Intendencia, que como ya se dijo, está pero no existe formalmente. Nunca fue creada.
Con la misma fecha, dictó una Ordenanza Ad Referéndum, la número 15416, que deroga la anterior (15248) y modifica nuevamente la Estructura Orgánica – Planta Política Superior, creando la Jefatura de Gabinete que derogó en 2015, apenas asumió. Ahora las secretarías son 10, la secretaría General ya no tiene la competencia de auditoría y se le quitó, a las competencias de Hacienda la que decía: “entender en materia de recaudación tributaria, no tributaria y su fiscalización”.
Resulta cuanto menos, llamativo y poco comprensible, hasta institucionalmente arriesgado, pasarle a una Coordinación que no está creada, la tarea de recaudar.
La otra cuestión es, tratar de saber qué piensa el Banco Macro, que aportó $25 millones para contribuir a crear la Agencia de Recaudación, cuyo diseño y tarea no es menor, sino fruto de un trabajo muy interesante, aunque aparezca como superpoblada.
Es muy posible que Sáenz tenga que apelar rápidamente a crear, con efecto retroactivo, la ahora poderosa Coordinación.
El viernes pasado, el presidente del Concejo Deliberante, Matías Cánepa fue puesto al corriente del tema por varios concejales y tal parece aviso al ejecutivo.
Adivine que: se viene un nuevo cambio.
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