El Millonario consiguió la victoria que necesitaba y ahora depende de sí mismo para clasificar a los cuartos de final. Borja metió un doblete, el goleador de la Copa de la Liga y apagó el incendio en el Monumental.
No podía River ante el alternativo Rosario Central de Miguel Russo. Perdía 1-0 y jugaba confundido. Más: estaba nervioso el Monumental. Pero desde el banco apareció el cuestionado Nacho Fernández y fue clave para que Miguel Ángel Borja, con un doblete, llene de esperanzas a los de Núñez. Ahora, con la victoria 2-1, el Millonario quedó cerca de los cuartos.
Se repite hasta el cansancio que es difícil el fútbol argentino. Y por reiterada, no es mentirosa la sentencia. Alcanza con analizar a River en la previa del juego ante Rosario Central. El elenco que comanda Martín Demichelis era, hasta minutos antes de que inicie su juego, el conjunto que menos perdió en la Copa de la Liga (1). Pero su clasificación a cuartos de final no solo no estaba asegurada, sino que en serio peligro: no podía dar un paso en falso contra el Canalla.
Sucede que Argentinos y Barracas Central, los líderes, se miden en la última fecha y un empate los dejaría a ambos en la próxima ronda. Ahí hay dos boletos menos. Lo mismo Independiente y Talleres, que chocan en Avellaneda; el vencedor pasará de fase. Así, a los dirigidos por Demichelis (muy aplaudido esta vez cuando lo anunció la voz del estadio) no le quedaba espacio para dejar puntos en el camino. Por eso el entrenador mandó a los titulares a la cancha, muy a pesar de que el jueves recibe a Nacional de Montevideo por Libertadores. Todo lo contrario pensó Miguel Ángel Russo: ya sin chances en el torneo doméstico, guardó todo para visitar el jueves a Atlético Mineiro.
A bordo de un 4-2-3-1, River arrancó enchufado: a los 34 segundos ya había rematado al arco desde los pies de Claudio Echeverri, el chico por el todos pedían y que relegó al banco a pesos pesados como Esequiel Barco y Nacho Fernández. Fueron 10 minutos frenéticos del local, con el Diablito volviendo loco a Franco Ibarra y a Mauricio Martínez.
Pero una pelota larga cruzó el Monumental de izquierda a derecha y lo que siguió fue una obra de arte para que la duda se instale. Ibarra la cambió notable a la espalda de Milton Casco, Lautaro Giaconne dominó y de zurda la clavó en el ángulo lejano de Franco Armani. Un golazo a lo Messi.
Todo River cayó en la duda, que rápido se transformó en desesperación. El peor de los escenarios se hizo presente. Y a la mayoría de los futbolistas les empezó a pesar demasiado el balón. Hubo murmullos varios. Colidio, acorralado en la banda izquierda, sigue sin despegar; a Santiago Simón le cuesta repartirse la mitad de la cancha e inevitablemente se corre a la derecha para chocarse con el lateral y el extremo; Nicolás Fonseca se pierde entre los rivales; Milton Casco se confunde entre ser lateral izquierdo o mediocampista. Entonces, lo de River se resumió a pasarle el balón a Echeverri para que salve la ropa. Sí, un chico que apenas pasó los 18 años.
Para el segundo tiempo sucedió lo necesario: Demichelis metió mano en el equipo. Sorprendió, igual, con los que ingresaron. Marcelo Herrera entró por Boselli y Rodrigo Villagra por Fonseca. Creció River porque el ex volante de Talleres tiene otra presencia. Se hizo dueño del medio. Es cierto que Central desde muy temprano en la etapa inicial se retrasó. En es lapso, Solari tuvo dos claras: en la primera se la atajó Axel Werner; en la segunda, le erró a la pelota casi en la línea de gol tras remate de Herrera.
El momento de quiebre ocurrió a los 20 minutos: adentro Barco y Fernández. Una esperanza prendió en la gente, que estaba apagada. Encima, en la primera que conectaron ambos, Solari le sirvió el gol a Miguel Borja para el 1-1.
Todo fue fervor, entonces. Aguantaría o no el Canalla, esa pasó a ser la cuestión. Russo probó con el colombiano Campaz, pero perdió en casi todas ante González Pirez (en la primera lo amonestaron por un patadón al Bicho).
Y la explosión llegó a 3 minutos del final: Nacho bajó una pelota que parecía imposible tras centro de Barco y Borja le rompió el arco a Werner para el merecido 2-1.
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