El equipo de Gallardo igualó 1 a 1 con el de Crespo y volvió a estar sólo en la punta a un punto del Xeneize. Lucero y Quintero de penal, los goles.
La ansiedad era tan grande como el Monumental. Las tiras rojas y blancas y las bengalas de los mismos colores buscaban instalar un clima festivo por más que no hubiera chance de vuelta olímpica dado el triunfo de Boca a Colón en Santa Fe el viernes a la noche. Hubo plaqueta a Hernán Crespo, hijo pródigo de la casa, el sábado, técnico del rival. Sin embargo, River no pudo allanar el camino al título. Apenas igualó 1-1 contra Defensa y Justicia en un partido cardíaco, lleno de tensión y la definición de la Superliga arde. De todos modos, el equipo del Muñeco sigue siendo el líder (ahora con un solo un punto más que Boca) y continúa dependiendo de sí mismo para coronarse.
River jugó su peor primer tiempo en años. Parecía otro equipo. Y había algo que era llamativo: el equipo de Marcelo Gallardo fue ampliamente superado por su contrincante. Y en varios pasajes hasta fue bailado en su propia casa. No le encontraba la vuelta. Presionaba mal. Y quedaba desguarnecido en la mitad de la cancha. Así, los defensores no solo quedaron mano a mano en varias oportunidades sino que también en inferioridad numérica. Por primera vez River sintió la presión en sus espaldas. De tener que ganar porque el campeonato puede correr peligro.
Defensa y Justicia salió a jugar despojado de cualquier presión. Y no cambió su librero, tal como dijo Crespo en la semana. El técnico pensó finalmente primero en este partido. Se había especulado en la semana con que podría poner suplentes, ya que el martes debuta en la Copa Libertadores ante Santos. Puso todo. Y jugó como si fuera una final. Su propia final.
Defensa no tuvo temor de salir jugando desde abajo como lo hace habitualmente. Y al saltear la presión -mayormente desconectada- de River, el panorama se le hacía favorable. Y fue clave cómo le pobló la mitad de la cancha. Con Acevedo de eje y Mainero, Botta, Neri Cardozo y Pizzini por delante. Cuando De La Cruz y Nacho Fernández quedaban fuera del circuito de marca, Enzo Pérez se quedaba solo y tenía que correr como un loco. Y le hacían el loco, claro. Las bandas también eran ganadas por Defensa. Y los movimientos de rotación de Pizzini, de lado a lado, fueron claves. Como en la jugada del gol, en la que vio el hueco detrás de Casco y atacó a Pinola, el más flojo de la defensa Millonaria y le sirvió el tanto al goleador Lucero.
River estuvo desorientado. Y sin la pelota, corrió atrás de ella. Defensa lo hizo correr así. Y sin el balón, casi que no hubo llegadas de gol. Apenas una corrida de Nacho Fernández que definió por encima de Unsain y se fue desviado después de que Rojas rompa líneas desde el fondo.
Gallardo mandó a calentar a todos los jugadores del banco de suplentes. Para el segundo tiempo sacó a Pinola, metió a Juanfer y cambió el esquema. Sobraba un defensor, claro.
Y con Juanfer en la cancha (a pesar de algunas lagunas del colombiano), el equipo cambió. Tuvo otra actitud. Empezó a manejar la pelota y crear situaciones de gol. Convirtió a Unsain en figura. El arquero de Defensa y Justicia ahogó gritos sacándole remates de gol a Montiel, Scocco, De La Cruz, y un par de mano a mano, a Fernández y a Pratto. Pero fue vencido por Juanfer desde el punto de penal.
El ingreso de Alvarez le dio más aire a River en el ataque pero Pratto no entró en sintonía. Y el Oso se cayó luego de perder el mano a mano.
El interrogante en el entretiempo era saber cuánto aguantaría Defensa el físico después del tremendo despliegue de la primera mitad. Para no fundirse, se replegó y le cedió protagonismo a River. Se agotó aunque resistió. Por las manos de Unsain y porque tuvo enjundia para defender. Y porque River también se agotó. Terminó con la lengua afuera. Es que tuvo que sudar y pelarse el cuerpo para no perder.
Es que en el Monumental, donde River perdió muchos puntos en esta Superliga, se jugó un partido intenso, tensionado y dramático. Y culminó con una igualdad que deja todo abierto para la semana que viene. Ahora, River está obligado a ganar en Tucumán para ser campeón para no depender del resultado de Boca contra Gimnasia, el equipo de Maradona.
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