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En el MonumentalRiver está imparable: venció a Gimnasia, lleva seis triunfos al hilo y se escapa en la punta

Se impuso por 3-0 con goles de Beltrán, de penal, Aliendro y Matías Suárez. Es el único líder con cuatro puntos de ventaja sobre San Lorenzo.

Delira el Monumental. Por otra goleada. Porque River es líder de la Liga Profesional. Y por esa exquisita definición de Matías Suárez para cerrar el partido que el equipo de Martín Demichelis le ganó a 3-0 a un voluntarioso Gimnasia.

Esta vez, River no bailó a su rival como pasó con Huracán pero igual le alcanzó para superarlo y golearlo. Esta vez, el repertorio de los toques cortos y el fútbol asociado lo guardó para momentos específicos. Y apostó por la velocidad, las transiciones rápidas y los pases largos.

Voló River. Y el campo de juego del Monumental se convirtió en una pista de aterrizaje. En cada ataque. En los arranques individuales. Al momento de recuperar la pelota o al retroceder. Durante gran parte del encuentro, River jugó al compás de Barco, quien está más cerca de su versión en Independiente que de la del año pasado vestido con la banda roja. En cada arranque suyo, había peligro de gol.

Y en esa estrategia de darle mucha rapidez al juego, también fueron vitales los laterales. Casco y Enzo Díaz pasaban por las bandas como esos aviones que pasan por detrás de la Sívori y de la San Martín, para buscar una pelota dirigida. Y así llegó la jugada que desembocó en el primer gol. Paulo Díaz, cerca de la mitad de la cancha lanza un balón para que Enzo Díaz vaya hasta el fondo y el zurdo se metió con pelota y todo al área. Enrique, lateral derecho de Gimnasia se tira a los pies y lo barre. Claro penal. Y Lucas Beltrán no falló.

A diferencia de los últimos encuentros en el campeonato, River tardó un poco más en abrir la cuenta, a pesar de haber tenido un arranque voraz, simil a los partidos con Unión y Huracán. Pero en las jugadas que tuvo en los primeros diez minutos, le faltó efectividad en las definiciones de Beltrán, Rondón y Barco.

Y en contrapartida a sus últimos rivales, Gimnasia opuso más resistencia. No solo para defender en bloque, sino también para animarse a intentar golpear a River. Con un equipo colmado de habituales suplentes, el Lobo (después de la fecha del fin de semana viaja a Colombia para jugar por la Copa Sudamericana) generó inquietudes.

Con las proyecciones de Enrique y el atrevimiento de Lascano, quien dejó solo a Castillo para fulminar a Armani y después del rebote del arquero, el delantero del equipo platense no definió bien. Lascano tuvo su propia revancha pero González Pirez, firme, tapó su disparo.

Gimnasia siguió dando batalla y a River no se le hacía fácil entrar. Por eso, elegía romper la defensa rival con pelotas largas o centros. En ese sentido, emergieron Enzo Pérez y Aliendro para ubicar esos pases. El capitán lo ubicó a Rondón, quien después de girar con mucha categoría no pudo vencer a Insfrán.

Y mientras Nacho Fernández (cumplió 200 partidos con la camiseta de River) buscaba darle movilidad al equipo, Beltrán pivoteaba y Casco era una alternativa al pasar al ataque y enviar centros. Como el que envió a los 20 minutos del segundo tiempo para que Aliendro conectara de cabeza y River consiguiera la tranquilidad con dos goles de ventaja. Y a falta de efectividad de los atacantes, apareció un volante para pisar el área rival y convertir. Otro recurso que tiene el equipo de Martín Demichelis.

Gimnasia contestó con Tarragona, a quien Chirola Romero, el entrenador de Lobo había hecho ingresar junto a Soldano para tener más peso ofensivo, pero Armani estuvo atento a un tiro libre y entre González Pirez y Paulo Díaz cortaron otros avances con seguridad. Fueron los últimos esfuerzos que pudo hacer Gimnasia.

River manejó el último tramo del partido con tranquilidad. Y antes de llegar al tercer gol, Insfrán le sacó otro mano a mano a Rondón.

La diferencia de jerarquía entre River quedó expuesta. Una muestra la dio Enzo Pérez, quien en una misma jugada salió del asedio de dos rivales con un sombrero y un caño.

Y la exhibición final la dio Suárez. El cordobés, quien sigue vigente a pesar de su maldita rodilla derecha, dejó picar la pelota y de afuera del área sacó una volea de zurda para meter la pelota por encima del arquero rival y hacer deleitar a todos los hinchas, que se rompieron las manos para aplaudir la obra de arte.

“Este es el famoso River, el famoso River Plate”, se entonó en las cuatro tribunas una vez más. Como en los mejores tiempos.

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