Algunos lo catalogan con un cantor rebelde, otros aseguran que es un decidor de las realidad, aunque el mismo se define como un cantor que “Puedo vivir con mi guitarra, con las cosas básicas, de la manera más simple”. Simplemente Raly Barrionuevo, un hombre que nació en tierra santiagueña (Frías), que no permite que callen su canto.
El cantautor de la música folclórica llegará a la capital salteña para presentar sus canciones nuevas. La convocatoria será el sábado 5 de agosto, a las 21, en el Teatro Provincial de Salta, según publico El Tribuno.
El 2017 es un año intenso para Raly Barrionuevo quien eligió para este primer semestre parar la continua gira e internarse en el calor de su hogar y así dar origen a su última invención. Su nuevas canciones que encontrarán la luz en el mes de agosto. En un trabajo íntimo e intenso Raly pretende dejar plasmado en la nueva placa la madurez de más de 20 años de música, que promete ser de extrema exquisitez para los oídos de sus seguidores.
¿Llega un nuevo desafío discográfico?
Estoy muy contento. Participan muchos amigos y amigas que he conocido a través de la música y de la vida. La mayoría de los temas me pertenecen, salvo un par que comparto con tros compositores. Relato todo lo que he vivido en este último tiempo, en estos tres años. Incluida la partida de mi madre, de mi padre, todo eso está incluido en las canciones. Pero no desde un lugar triste porque se han despedido, sino celebrando todo lo que he recibido en la vida, de la gente que he conocido. Se armó un lindo repertorio.
Los salteños tienen un gran cariño por vos…
Está bueno porque creo que la última vez fuí al Teatro del Huerto y fue hermoso. Siempre el público me recibió con mucho cariño, y sobre todo respeto hacia nuestra propuesta artística. Tuve la suerte de mamar mucho la música de Salta. En mi casa eran fanáticos de Los Fronterizos. Hace cerca de 14 años que vivo en Unquillo, donde se aquerenció el “Negro” Gerardo López, quien ha dejado una huella imborrable. Lógicamente heredé de la provincia en la que he nacido y me he criado, que es Santiago del Estero. Mi familia era de Catamarca pero también se ha mamado mucho la música cuyana.
¿Tenés un buen abanico para componer?
Sí, la verdad que todo eso que he aprendido en la niñez te marca para toda la vida.
¿Te gusta componer también con una mirada social?
Eso está presente siempre en mis canciones. Se refieren a los temas de la tierra, de la naturaleza, al agradecimiento de la tierra que nos cuida y nos da mucho.
Con tu canto podés defender algunas injusticias que ves en el país…
Totalmente porque la música genera algo muy especial. Tiene un impacto tan fuerte y tan directo una chacarera, que en solo dos o tres minutos resume mucho.
¿A pesar de que no estamos en épocas militares, creés que los gobiernos siguen callando voces?
Soy un tipo que no cree que el arte deba estar vinculado al poder. No me gusta de ninguna manera. creo que también el Estado debe brindar cultura. Pero la cultura, no hay que olvidarse, es del pueblo, no es que si no la genera un gobierno no hay cultura. Me parece que es un derecho que tenemos todos. La canción debe estar siempre lejos del poder. No solo la canción sino todas las manifestaciones artísticas. Siempre lo he practicado: me ha dado muchas satisfacciones, y me han pegado muy fuerte. Pero yo sostengo ese pensamiento y esa forma.
¿No te interesa la riqueza económica?
Me parece que tenemos que vivir dignamente. Lo material no tiene un papel preponderante en mi vida. Lógicamente me dignifica poder vivir de mi profesión. La cuestión económica en el folclore es algo muy controversial. Hay que defender la cultura sobre todo, eso principalmente. Hay que defenderla y cuidarla. Creo que está bien que los grupos, tanto los de antes como los de ahora, podamos vivir dignamente de lo que hacemos, pero si todo ya se centra en buscar lo económico creo que estamos ante un problema.
Zamba y acuarela fue un éxito rotundo en tu carrera artística. Contame un poquito cómo nace…
Fue una de mis primeras composiciones, era un chango chico en esa época, tenía 18 o 19 años. Había una mujer que me gustaba mucho como bailaba, yo tenía una cuestión de enamoramiento con ella y le dediqué esa zamba. Es una de esas cosas que cuando uno es chico no piensa mucho, sino que las hace y ya.
¿Fuiste parte de La Juntada?
Fue una experiencia muy importante actuar junto a Peteco Carabajal y el dúo Coplanacu. Sin darme cuenta de un día para otro me ví tocando con referentes míos de la música, de la vida…
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