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Liga ProfesionalRacing se quedó con el clásico de Avellaneda: un gol de Maravilla Martínez amargó a Independiente

La sonrisa de Gustavo Costas por el triunfo de Racing ante Independiente en el clásico de Avellaneda. Foto Juano Tesone

La Academia acertó una de las más claras jugadas que tuvo y sumó los tres puntos. Gustavo Costas se dio el gusto más importante de su carrera como entrenador. Hubo polémica en el final, por un posible penal que reclamó el Rojo.

Fue un clásico de mil maravillas para el Racing de Gustavo Costas en la casa de Independiente, aunque con polémica en el final. En un duelo de dominio dividido, la Academia marcó la diferencia con su goleador Adrián Martínez, que no desperdició su chance y le dio el triunfo ante el equipo de Carlos Tevez. El Rojo, que pidió penal en la última jugada, no supo generarle riesgo a Arias y frenó su envión de dos victorias consecutivas.

Se dio una tarde de momentos en Avellaneda. Momentos en rojo. Momentos en celeste y blanco. Un poco para uno. Otro poco para el otro. Se repartieron el protagonismo Independiente y Racing, porque el local no supo aguantar la intensidad que le inyectó a su juego en el arranque y porque el visitante supo resistir primero, acomodarse después y hacer uso de la paciencia para manejar la pelota cuando le tocó tenerla.

Por eso se fueron compartiendo los momentos. Hubo momentos, al inicio, en los que pareció que el Diablo atropellaba a la Academia. Eso sucedió cada vez que Alex Luna tomó tomó contacto con el balón. El pibe de Rafaela salió a jugar el partido de su vida. Ubicado por el sector izquierdo del mediocampo, en e 4-2-3-1 que dibujó Tevez, se tornó un veneno sin antídoto para la defensa de Racing. Por ahí, a espaldas de Facundo Mura, encontraba tierra fértil para sembrar el caos. Pudo soltar un par de centros peligrosos y se animó también con dos remates desde lejos, uno casi de mitad de cancha, ambos desviados.

Cuando Independiente presionó alto, puso en aprietos a la defensa de los de Gustavo Costas, que se enredaban en el intento de salir prolijo. Le pasó al bueno de Juanfer Quintero, por ejemplo. Lo más punzante de los visitantes se vio en esa primera parte de dominio compartido por la izquierda cuando juntaban pases Gabriel Rojas, Agustín Almendra y Maximiliano Salas. Un pase del ex Boca para el delantero terminó con un remate contenido en dos tiempos por Rodrigo Rey. El arquero rojo, el más aplaudido cuando la voz del estadio dio la formación, también salvó un cabezazo de Adrián Martínez tras un centro de Rojitas.

Ninguno lograba apoderarse definitivamente del clásico. Ni Independiente de la mano de Federico Mancuello, más allá de las electrizantes apariciones de Luna; ni Racing con un Juanfer intermitente que aparecía a cuentagotas. Lo que pesó más en la balanza fue un recurso estudiado que a Costas le dio resultado: meter pelotas a espaldas de los centrales, algo que suele dañar al Rojo. Lo hizo en la primera parte. Y en el complemento, cuando poco pasaba, Racing dio el golpe con ea fórmula.

No fue un pelotazo por arriba; al contrario. Mauricio Isla falló un pase con su equipo en ataque, Juanfer jugó rápido para Bruno Zuculini, quien habilitó a Maravilla entre Juan Fedorco e Iván Marcone.

El goleador eludió a Rey y anotó, pero Gabriel Chade, el asistente número 1 de quien se había hablado en la semana por antecedentes en contra del Rojo, levantó la bandera por un offside que no existió. El VAR corrigió y se convalidó el 1-0. Juanfer metió otra bola de fuego detrás de los defensores del dueño de casa, esta vez sí por arriba y Salas definió apenas afuera. Hubiese sido el segundo con la misma herramienta a la que le teme Independiente.

Sintió el impacto el Diablo. Racing aprovechó su momento y estaba para liquidarlo. Carlitos Tevez debía mover el banco porque sus muchachos no reaccionaban ni con el ánimo de su público, que veía al equipo quedado y buscaba impulsarlo desde las tribunas repletas. Metió todo el Apache y rediseñó su estrategia en un 4-3-3 con Santiago Toloza, Ignacio Maestro Puch y Matías Giménez como hombres de ataque para acompañar a un Avalos laborioso, pero sin chances de gol porque se ve desabastecido por sus compañeros.

Un tiro libre de Mancuello salió apenas al lado del palo y el grito de “¡Uuuuuh!” sonó como un estruendo. Maestro Puch tuvo un par de cara al arco de Gabriel Arias. Una por abajo y la otra por arriba. En ninguna logró conectar bien.

En el final, la polémica: Avalos en ataque, la pelota da en el brazo izquierdo de Mura, que no estaba del todo extendido aunque tampoco estaba pegado al cuerpo. Lo cierto es que el balón no pasó. Todo el lado rojo reclamó penal. Facundo Tello no cobró y desde el VAR, Héctor Paletta no llamó cuando al menos debió ser revisaba. Y la historia, esta vez, terminó pintada de celeste y blanco.

 

 

 

 

 

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