Matías Rojas y Gabriel Hauche marcaron para el equipo de Fernando Gago. Descontó Nicolás Cordero, a quien le anularon un tanto en el primer tiempo vía VAR.
El Cilindro despide a sus hinchas con el repertorio propio de un boliche. Algunos bailan, otros se pierden rápido por las bocas de las tribunas. Hay música fuera del campo de juego, pero muy poca hubo adentro. Le alcanzó a Racing con la melodía del gol en un arranque del segundo tiempo a toda orquesta. Con la zurda siempre afinada de Matías Rojas y un sinfónico taco de Gabriel Hauche. Los cambios que hizo Fernando Gago, que creyó que Huracán no tenía mucho más para soplar, le dieron vida a un rival que parecía apagado. Que descontó con un cabezazo y casi lo empata con otro en el final. Pero el triunfo, el tercero consecutivo, es celeste y blanco. Y la Academia, aun entre desniveles y palpitando el debut del miércoles en la Copa Libertadores, pelea detrás de River.
Eso sí, es imposible soslayar una jugada que pudo cambiar el desarrollo del partido, el gol que Mauro Vigliano en el VAR y Darío Herrera en el campo de juego le anularon a Huracán. Hubo una mano de Gabriel Gudiño en la mitad de la cancha, pero Aníbal Moreno recuperó la pelota y recién después se originó la jugada que terminó con la definición de Nicolás Cordero. Fue a partir de un pase de Federico Fattori y una magnífica maniobra individual del pibe Juan Gauto que trajo recuerdos de aquella famosa caída de Jerome Boateng ante Lionel Messi; Leonardo Sigali se desplomó ante el quiebre de cintura del pibe nacido en Perito Moreno. Cuatro minutos estuvo el árbitro frente al monitor hasta que se rectificó.
Hasta ese momento, Racing había dominado con una buena circulación, con el pase al pie del compañero, pero sin profundidad y una alarmante falta de peso en el área de Lucas Chaves. Es cierto que Huracán se replegó a bordo de un 4-4-2 con el que cubrió los espacios. Sin embargo, le faltó desequilibrio a la Academia. Lo mejor, como sucede habitualmente, era el aporte de Rojas, volcado a la derecha, penetrando en diagonal. A fin de cuentas, la situación más clara fue un zurdazo de media distancia del “10” en el epílogo de la etapa inicial. Tapó Chaves con esfuerzo.
Se soltó Juan Nardoni, más cerca del paraguayo y Jonathan Gómez, porque la idea de Gago tenía como objetivo juntar volantes para generar un buen volumen de juego. Pero no pesaron los laterales en ataque, no rompió Gabriel Hauche y Maxi Romero se vio obligado a salir del área. El contexto facilitó la tarea de los centrales visitantes y, en especial, se destacó Gastón Sauro.
Huracán sufrió el agobio de la presión del comienzo, pero siempre estuvo enfocado en jugar largo para Cordero. Pudo hacerlo pocas veces porque Racing se hizo cargo de la tenencia (69% en el primer tiempo), aunque en esas contadas ocasiones complicó a Emiliano Insúa. Por afuera, cuando despegó Guillermo Soto, mostró fragilidad Oscar Opazo.
Terminó mejor el Globo esos primeros cuarenta y cinco minutos. Con alguna pelota parada que inquietó a Gabriel Arias. Pero Racing sacudió rápido. No habían pasado sesenta segundos del complemento cuando Rojas, tras recibir un pase de Aníbal Moreno, clavó un zurdazo que sorprendió a Chaves.
Y cuando todavía no había podido reaccionar Huracán, encontró el segundo. Fue a partir de un tiro de esquina de Rojas que Insúa bajó en el segundo palo y Hauche hizo de un lujo un recurso. Cubrió la pelota con su espalda ante Soto y cuando achicó Chaves metió el tacazo goleador.
Fue más un rapto de contundencia que de lucidez el que mostró Racing. Y apurado por la rotación que implica jugar ante Ñublense en Chile, el técnico comenzó a mover el banco. Salió Rojas, el mejor, y entró Nicolás Reniero, un “9”. Al ratito, ingresaron Paolo Guerrero, Maxi Moralez y el chico Avilés. Fueron demasiadas variantes y el equipo se descompensó.
Entonces, creció Huracán. Con Fattori bien parado en el medio y con la repentización de Gauto. De un centro del pibe llegó el descuento. Cordero le comió la espalda a Avilés y venció la resistencia de Arias.
Diego Dabove también introdujo modificaciones. Terminó jugando con tres delanteros. Se expuso atrás, es verdad. Y Racing no lo cerró antes porque Chaves se mostró sólido como nunca antes y bloqueó un tiro de Reniero y otro de Nicolás Oroz.
Aunque la última jugada fue del Globo. Un centro de Guillermo Benítez que Santiago Luján cabeceó apenas desviado abajo del arco. Racing sufrió para ganar. Tendrá que valorar mucho más estos puntos.
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