El conjunto de Avellaneda consiguió su tercera victoria en el grupo H al superar 2-1 a Coquimbo Unido. Santiago Solari y Maravilla Martínez, de penal, anotaron para los dirigidos por Gustavo Costas, que se recuperaron de un blooper de su arquero Arias. Al local le anularon un gol a través del VAR por una mano fina.
Terminó ajustado, con Coquimbo merodeando en el área de Gabriel Arias. Y fue una imagen que poco tuvo que ver con el desarrollo del juego, claro. Racing ganó bien. Otra vez. Fue su séptima victoria consecutiva, tres en la Copa Sudamericana, torneo prioritario para Gustavo Costas. El puntaje es ideal. El equipo, cada vez más aplomado, tiene ciertos desniveles. No obstante, el balance general es más que aceptable. A pesar de haber quedado eliminado de los cuartos de final de Copa de la Liga, fronteras afuera desfila.
Lo peor y lo mejor de Racing se vio en los últimos cinco minutos del primer tiempo. Porque ganaba cómodo, dominaba, pero cometió un error no forzado, un gol en contra fuera de todos los manuales. Sin embargo, viajó al descanso con la ventaja por ese penal que Adrián Martínez, el máximo artillero celeste y blanco, definió desde los doce pasos.
Racing golpeó rápido, antes de los diez minutos, como en los últimos cuatro partidos. Ya había asomado Maravilla con un cabezazo que pasó a centímetros del arco de Diego Sánchez. Hasta que Agustín Almendra mostró su categoría y metió un pase bombeado para Santiago Solari. El arquero chileno salió apurado, perdió el control de la pelota y el atacante puntano, con el arco a su disposición, no falló.
Con el esquema de los últimos tiempos (3-4-3) y flexibilidad de los laterales, Racing mostró su mejor cara. Se hizo cargo de la pelota, la administró con criterio, predominó por adentro y por afuera, pero acumuló demasiados pases y jugó en exceso con su arquero. Su virtud estuvo en la presión. Asfixió en la salida, recuperó rápido y tuvo en Maximiliano Salas a un delantero muy punzante.
Bajo esta coyuntura, fue por el segundo grito en la noche de Coquimbo. Y tuvo tres posibilidades muy claras. Un anticipo y remate de Almendra que se perdió al ladito del palo derecho de Sánchez; un pase largo de Marco Di Cesare que Salas intentó colocar por encima de la cabeza del arquero, que respondió con un manotazo salvador; y otra jugada que armaron Almendra, Agustín García Basso y no fue gol de Salas porque resolvió mal abajo del arco.
Los chilenos tuvieron su mejor versión cuando Luciano Cabral, ex Argentinos Juniors, manejó la pelota. Sin embargo, su buen manejo por afuera no alcanzaba generar desequilibrio, más allá de un par de envíos aéreos que no llevaron inquietudes para Gabriel Arias.
Nada hacía prever el empate. Pero Racing colapsó. Bruno Zuculini no llegó a alcanzar un pase de Santiago Sosa, García Basso jugó con demasiada potencia para Arias y el arquero cometió un error propio de un amateur: la pelota se le escapó por debajo de la suela.
El resultado estaba fuera de contexto, claro. Pero en el último suspiro de la primera etapa, Sebastián Cabrera cometió una torpeza y bajó a Salas en su afán por rechazar. Fue un claro penal que el colombiano Carlos Andrés Betancur cobró sin hesitar. Martínez tomó la pelota y canjeó por gol. Fue su 16° grito en 18 partidos con la camiseta de Racing. Un canto a la contundencia.
El segundo tiempo resultó más parejo. Entraron Juan Cornejo y Jesús Chandía, Coquimbo Unido se mostró más agresivo y casi logra el empate. Andrés Chávez le rompió el arco a Arias, pero el delantero argentino había bajado la pelota con la mano. El árbitro, advertido por el VAR, revisó el monitor y anuló el gol.
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Fue un susto para Racing, que se paró de contragolpe con los ingresos de Johan Carbonero y Baltasar Rodríguez. Sin embargo, no lo liquidó. Los dos quedaron mano a mano con Sánchez, pero remataron al cuerpo del arquero.
Coquimbo tuvo dos chances, y esta vez Arias respondió. Más tarde, ingresó Juan Fernando Quintero, pero poco pudo influir en un momento que el partido pedía fibra. Así y todo, terminó celebrando Racing. Y sosteniendo las expectativas que genera un equipo que da para mucho más.
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