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Copa Liga ProfesionalRacing encontró la felicidad por Copetti, quedó líder y le pasó la presión a Boca en un final infartante

En La Fortaleza, el equipo de Gago lo ganó a diez minutos del final. Quedó dos puntos por encima del ‘Xeneize’, que el jueves jugará obligado ante Gimnasia en La Plata.

Jugaba con los nervios en los pies. Y nada salía en el anochecer del Sur. Racing, ese equipo que definió un estilo y se ganó el respeto del fútbol argentino por su identidad, era pura tensión. Impreciso, a contramano de la propuesta habitual y sin la talla de campeón. Hasta que Matías Rojas, tan talentoso como destemplado, filtró un pase de zurda. Y corrió Enzo Copetti, con el último aliento.

El remate del delantero no era potente, pero encontró la inestimable complicidad de Guillermo De Amores, que despertó todos los odios de la tribuna granate. Y en simultáneo, ese grito contenido. Y la punta del campeonato, justo en la penúltima fecha. La Academia es puntero y ahora toda la presión será para Boca, mañana en La Plata.

 

No jugó bien Racing, pero ganó. Lo único que importaba en el horizonte celeste y blanco. Porque si a lo largo del torneo este grupo mostró un gran nivel en muchos partidos, también es cierto que exhibió flaquezas. Fue ciclotímico. Y recién pudo ganar dos partidos seguidos en la 19ª fecha. Y se impuso en 7 de los últimos 8 encuentros.

Se esperaba mucho más de la Academia. Porque llegaba con una posibilidad única. Porque tenía enfrente a un rival que supo tener mejores tiempos y hoy navega en las profundidades de la tabla. Por la jerarquía individual.

Sin embargo, Lanús fue más intenso, tuvo mayor agresividad y le planteó un partido muy incómodo al equipo de Fernando Gago. Con el orgullo herido, porque se trataba de la última fecha en casa justo en este campeonato decepcionante, el conjunto de Frank Kudelka encontró en la velocidad, la concentración y dientes bien apretados la posibilidad de emparejar fuerzas.

Racing sintió la ausencia de Emiliano Vecchio. Lesionado gravemente en Santa Fe, el Magnate quedó fuera de la escena y el equipo no tuvo un guía. Carlos Alcaraz, a fin de cuentas, tiene otras características. Es un volante más explosivo, dinámico, pero no tiene el panorama del rosarino. Y para colmo, estuvo impreciso. En el manejo de la pelota y en la irrupción en el área. Leonel Miranda era el único que aportaba algo de claridad. Rojas, zurdo tirado a la derecha, nunca pudo imponer la diagonal.

Entonces, todo lo que podía hacer Racing era generar algunos circuitos de pases para intentar romper con Lanús lanzado. Sin embargo, aguantó pocas Copetti y no fluyó Johan Carbonero, bien controlado por Leonel Di Plácido.

El lateral granate fue clave. Porque contuvo al colombiano y se proyectó. A bordo de ese 4-1-4-1 en el que Raúl Loaiza fue salida y el inoxidable José Sand su referencia.

Lanús cortó y lastimó por afuera, especialmente. Iván Pillud la pasó mal con Franco Troyansky, quien no será un extremo pero obligó con su juego físico. Y por el otro sector, Eugenio Mena tuvo dificultades de frente a Iván Cazal.

El Pepe tuvo la más clara. Un centro de Cazal que cabeceó de pique al césped y se perdió muy cerca del poste derecho de Gabriel Arias. Y en el final del primer tiempo, cuando Lanús arreciaba con los centros de Nicolás Pasquini desde la izquierda, Pillud ensayó una media chilena en la puerta del área para evitar el gol del histórico “9”.

Racing no pateó al arco. Copetti siempre merodeó y casi recibe un regalito de Guillermo De Amores, que casi hace la gran Lampe, fórmula con la que abrió el partido ante Atlético Tucumán. Y en el último instante de esa magra etapa, cabeceó defectuosamente en el final de una jugada preparada a partir de una pelota parada.

En el segundo tiempo, Lanús mantuvo el ritmo, pero empezó a quedarse sin energía. Gago movió el banco. Entraron Jonathan Gómez y Facundo Mura por Alcaraz, de floja prestación, y Pillud, lesionado. Pero nunca fue claro el equipo. Y el primer tiro al arco fue casi de casualidad, un centro de Mura que se cerró que De Amores manoteó por encima del travesaño.

Se reclamó un penal de Copetti en un tiro de esquina. El delantero recogió el brazo cuando la pelota impactó. Para Darío Herrera no hubo infracción y para el VAR, tampoco.

Dio la sensación de que Kudelka hizo tarde los cambios. Y prefirió mantener a Sand y Acosta, sus vacas sagradas, muy a pesar del cansancio. Hasta que se iluminó Rojas en el medio de su discontinuidad. Y apareció el goleador. Copetti, sí. El mismo que dijo que Racing será campeón. Sus hinchas deberán creer. Y prenderle velas a Gimnasia.

 

 

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