A lo largo del verano boreal, Sunak, el flamante primer ministro británico, advirtió contra las políticas económicas de Liz Truss mientras competía con ella por el puesto político más alto de la nación y luego perdió. Desde el primer debate televisivo, cuando describió sus planes como un “cuento de hadas”, hasta los últimos días de la carrera, cuando hizo sonar la alarma el decir que le costaba ver cómo los recortes de impuestos y los planes de gasto de Truss podrían funcionar.
Durante las últimas seis semanas, Sunak se mantuvo oculto mientras sus predicciones económicas se cumplieron a una velocidad vertiginosa. Los inversores se opusieron a los recortes de impuestos generalizados de Truss y al aumento de los préstamos; la libra se desplomó; los costos de endeudamiento del gobierno se dispararon; el mercado hipotecario se puso patas para arriba; y el banco central tuvo que intervenir. Después de solo 44 días como primera ministra, Truss renunció la semana pasada con su agenda económica hecha jirones.
La actitud relativamente sombría de Sunak durante el verano, las advertencias sobre la inflación y el estricto apego al conservadurismo fiscal pueden haberle costado la oportunidad de ser nombrado primer ministro en septiembre. Pero menos de dos meses después, estas mismas características y el pronóstico preciso de los efectos del programa de Truss facilitaron su camino hacia el puesto más alto de Gran Bretaña.
Después de que Boris Johnson, el ex primer ministro, se retirara de la carrera el domingo, Sunak consolidó su liderazgo en la contienda.
“Claramente, mucha gente ahora está pensando que él tenía razón y Truss estaba equivocada”, dijo Jill Rutter, exfuncionaria pública y miembro principal del Instituto de Gobierno, un grupo de investigación con sede en Londres. “El Reino Unido ha pagado un alto precio por eso y seguirá pagando un alto precio por la pérdida de credibilidad”.
El domingo, Sunak, de 42 años, declaró formalmente que se postulaba para ser el líder del Partido Conservador y, por extensión, el próximo primer ministro.
“Reino Unido es un gran país, pero enfrentamos una profunda crisis económica”, dijo Sunak en un comunicado el domingo, al anunciar su candidatura.
El ascenso de Sunak en la política ha sido extraordinariamente rápido. A principios de 2020, con solo 39 años, Johnson lo catapultó al puesto de ministro de Finanzas, en el Tesoro de Gran Bretaña. Ocupa una banca en el Parlamento solo desde 2015. Sunak se convirtió en el político más popular de la nación después de gastar cientos de miles de millones de libras en medidas de emergencia contra la pandemia, incluido el pago de los salarios de las personas y la organización de generosos programas de subvenciones y préstamos para empresas.
Durante mucho tiempo, Sunak fue considerado el heredero aparente de Johnson. Pero luego, su estrella política de repente comenzó a caer a principios de este año.
Sus esfuerzos por reducir el vasto gasto público de la era de la pandemia se encontraron con una caída en la popularidad y cambios de dirección en las políticas. En marzo, cuando la inflación comenzó a afectar a Gran Bretaña y crecieron los temores sobre una crisis del costo de vida, Sunak anunció solo un apoyo limitado para ayudar a los hogares vulnerables. Dos meses después, ideó un plan más generoso que ofrecía a cada hogar cientos de libras en descuentos en las facturas de energía.
Las críticas a Sunak se intensificaron por su riqueza. Sus fotos vistiendo ropa de diseñador y usando tazas de café “inteligentes” que cuestan cientos de dólares y las revelaciones de que tenía una bicicleta estática Peloton crearon una imagen de alguien que no está en contacto con una población exprimida por la tasa de inflación más alta en cuatro décadas.
Si bien su herencia india muestra el progreso del Partido Conservador en la diversificación de sus filas y lo convertiría en el primer premier no blano de Gran Bretaña, Sunak tiene muchos de los adornos tradicionales de una educación tory. Fue a la Winchester School y estudió Filosofía, Política y Economía en la Universidad de Oxford. Trabajó en el banco de inversión Goldman Sachs y en dos fondos de cobertura antes de convertirse en miembro del Parlamento.
Mientras estudiaba una Maestría en Administración de Empresas en la Universidad de Stanford, conoció a su esposa, Akshata Murthy, una diseñadora de moda cuyo padre, Narayana Murthy, cofundó el gigante tecnológico Infosys y es uno de los hombres más ricos de la India. Tienen casas en Londres, en la circunscripción parlamentaria de Sunak en Yorkshire y en Santa Mónica, California, y este año aparecieron en el ranking anual de The Sunday Times de las personas más ricas de Gran Bretaña.
En abril, la revelación sobre que la esposa de Sunak no estaba domiciliada en Gran Bretaña —lo que le ahorra millones de libras al año en impuestos sobre los dividendos de las acciones de la compañía de su padre— de repente puso en duda el futuro político de Sunak, y tuvo que rechazar los pedidos de su renuncia.
También se supo que había conservado una green card estadounidense, lo que le permitiría vivir permanentemente en los Estados Unidos, incluso mientras fuera canciller. Sunak renunció a la green card en octubre pasado, y en la primavera boreal su esposa dijo que pagaría impuestos en Gran Bretaña sobre sus ingresos en el extranjero.
Es probable que la riqueza de Sunak siga siendo una vulnerabilidad política para él, señaló Rutter.
La riqueza “siempre va a ser la dificultad para Sunak”, aseguró, “si asume y dice que todos tenemos que hacer sacrificios”.
Es probable que Sunak presida los recortes de gastos en los departamentos gubernamentales con presupuestos ya ajustados. Jeremy Hunt, el actual ministro de Finanzas, ha advertido sobre decisiones de gasto “difíciles” mientras intenta reparar el daño a la credibilidad fiscal de Gran Bretaña causado por el plan fiscal de Truss.
Aunque Sunak, como primer ministro, no está obligado a mantener a Hunt en ese cargo, sería arriesgado para cualquier nuevo líder desviarse bruscamente de los planes fiscales que han traído algo de calma a los mercados financieros británicos.
Sunak puede haber dirigido la economía británica a través de más de dos años de crisis, pero ahora enfrenta enormes desafíos económicos.
Es probable que la nación entre en una recesión y los problemas de larga data incluyen el bajo crecimiento de la productividad y las interrupciones en el comercio y el mercado laboral creadas por Brexit. Sunak también tiene problemas políticos. Su renuncia fue el punto de inflexión en la caída de Johnson en julio, lo que significa que hay muchos en el partido en el Parlamento y en la membresía en general que lucharán por respaldarlo.
Sunak estará atrapado entre la espada y la pared. Por un lado está un Partido Conservador rebelde y por otro lado los mercados financieros que esperan una estricta disciplina en las finanzas públicas.
“Se necesitará un político inmensamente hábil para navegar a través de esto”, dijo Rutter. “La pregunta realmente interesante es, ¿Rishi Sunak es lo suficientemente hábil?”
Agregue un Comentario