Un alto funcionario dijo que la declaración del presidente norteamericano era un “ataque contra Rusia”; el Kremlin rechazó el informe de inteligencia de EE.UU. que afirma que Moscú intervino en las elecciones estadounidenses.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, tensó al máximo la relación con Moscú al llamar al presidente ruso, Vladimir Putin, “asesino” durante una entrevista televisiva, una durísima declaración que fue tildada como un “ataque” en Rusia.
“Usted conoce al presidente Putin, ¿cree que es un asesino?”, le preguntó a Biden el periodista de la cadena ABC, George Stephanopoulos.
“Mhm…lo creo”, respondió Biden.
La frase de Biden en la entrevista con la cadena ABC, la más extensa que brindó desde que asumió la presidencia, causó una gran conmoción en medio de un prolongado deterioro en el vínculo bilateral entre el Kremlin y la Casa Blanca, que se aceleró desde la elección presidencial de 2016 con la interferencia de Rusia en los comicios que llevaron a Donald Trump a la presidencia. El gobierno federal volvió a acusar al gobierno de Putin de intentar entrometerse otra vez en el proceso electoral del país en los comicios del año anterior, una acusación que Rusia ha negado una y otra vez.
Biden dijo que Putin “pagará un precio” por su injerencia, pero evitó dar detalles o anticipar medidas.
Rusia dijo que quería evitar una “degradación irreversible” de las relaciones con Estados Unidos y convocó a su embajador en Washington, Anatoli Antonov, para analizar una respuesta formal.
Las declaraciones de Biden terminaron de marcar un franco giro respecto de la postura de Trump, quien durante sus cuatro años en la Casa Blanca evitó a toda costa criticar a Putin, una actitud que era vista con poco menos que espanto por los demócratas y también por muchos republicanos, y que generó todo tipo de sospechas, incluidas las teorías –jamás verificadas– de que Trump quería proteger negocios en Rusia, o de que en realidad era un “activo ruso” porque el Kremlin tenía información comprometedora sobre el magnate.
“Biden insultó a los ciudadanos de nuestro país con su declaración”, escribió el presidente de la Cámara baja del parlamento, Vyasheslav Volodin, quien dijo a través de Telegram que los ataques a Putin son “ataques a nuestro país”.
Fue la primera reacción de una alta figura política rusa a las declaraciones de Biden, que en una entrevista con la televisión estadounidense ABC dijo que pensaba que su homólogo era “un asesino” y advirtió que “pagaría las consecuencias” por haber interferido supuestamente en las elecciones presidenciales celebradas en noviembre de 2020 en el país.
Sus palabras llegan tras la publicación de un informe de Inteligencia que señala que tanto Rusia como Irán, Cuba y Venezuela trataron de influir en el proceso electoral estadounidense. En el caso de Moscú, las autoridades habrían tratado de “socavar” la credibilidad del sistema a favor de Donald Trump denigrando al propio Biden. El gobierno de Biden además impuso sanciones a varios funcionarios rusos por el envenenamiento del líder opositor, Alexei Navalny.
Pero tal como ocurrió con el príncipe saudita Mohammed ben Salman, que quedó fuera del castigo impuesto por Washington a Arabia Saudita por la tortura y el asesinato del periodista disidente Jamal Khashoggi, el gobierno de Biden dejó también a Putin afuera de las sanciones por el envenenamiento a Navalny, una clara señal de que su gobierno evitará ir en contra de las altas figuras de regímenes rivales. Ahora Biden lo llamó asesino.
Rusia rechazó el informe el gobierno federal sobre la interferencia en las elecciones, alegando que no existe ninguna prueba de ello. “Este informe es incorrecto, sin fundamento y sin pruebas”, declaró a la prensa el vocero del Kremlin, Dmitri Peskov.
“Rusia no se entrometió en las elecciones precedentes” de 2016, que llevaron a la victoria de Donald Trump “y no se entrometió en las elecciones de 2020”, en las que ganó Joe Biden, aseguró Peskov.
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