Con goles de Bareiro y el ‘Lukaku’ colombiano el Ciclón se impuso 2 a 0 y tuvo a su arquero Facundo Altamirano como figura. En tanto, el equipo de Gorosito sigue sin marcar goles en cinco jornadas.
El delirio del Gasómetro en parte explica el sencillo 2-0 de San Lorenzo ante Tigre, lo que significa la primera victoria del elenco que comanda Ruben Darío Insua en la Copa de la Liga. Pero además se proyecta a lo que se asoma: el clásico ante Huracán. “Contra el Globo cueste lo que cueste…”, se despidieron entre sonoros aplausos los hinchas cuervos.
Con muchas dudas y atravesando una crisis futbolística llegó el Ciclón al duelo contra el ‘Matador’, a una semana exacta del clásico. Aplaudido por la gran mayoría y cuestionado por algunos pocos, ‘Gallego’ Insua tenía dos posibilidades para salir del preocupante momento: patear el tablero o aferrarse con más fuerza que nunca a su idea. Y apeló a lo segundo el experimentado DT, que en la semana ya había avisado que jugarían aquellos que conocían mejor su libreto.
Es posible además que Insua haya intentado mandar un mensaje a la dirigencia: de los 11 que puso en cancha, solo uno fue refuerzo, el colombiano Jhohan Romaña. “Recién esta semana pudimos terminar de completar el plantel”, lanzó el DT del Ciclón, ovacionado antes, durante y después del juego ante el Matador de Victoria.
Y acertó Insua. Aunque también habría que poner la lupa en el flojísimo Tigre que se presentó en el Gasómetro. El elenco visitante fue, como mínimo, un equipo sin ideas. Lució como si fuese un conjunto improvisado al que le costó absolutamente todo: defender, elaborar y atacar. Se mostró molesto Néstor Gorosito con sus dirigidos, especialmente en la etapa inicial. Pues bien: vale decir que Pipo no aportó demasiada soluciones desde su lugar. Lo único que generó el Matador fue producto de los esporádicos encuentros entre Gonzalo Maroni y Brahian Alemán, quien en la segunda parte se hizo expulsar por un manotazo a Agustín Giay.
Fue más desde el principio el local, que caminó al descanso con tan solo un gol de ventaja. Insua mandó a la cancha a Gonzalo Luján y al paraguayo Iván Leguizamón, los dos que volvieron del Preolímpico Sub-23. Y el Ciclón estuvo más sólido en defensa y más profundo en ataque. Es cierto que todo análisis debe ser tomado con liviandad por la poca resistencia de Tigre. En el gol de Adam Bareiro de cabeza tras una gran jugada individual de Nahuel Barrios se pudo observar la pasividad y la inocencia con la que defendió el visitante. La acción se inició con una pelota larga para Leguizamón, siguió con una gambeta de Barrios y culminó con un cabezazo a la red de Bareiro. Y todo esto sucedió mientras la defensa de Tigre miraba y tan solo acompañaba.
Un párrafo especial merece Facundo Altamirano y no por arriesgarse a jugar sin la máscara para proteger su golpeado rostro: regaló dos atajadas notables. En la única de Tigre en la etapa inicial, Medina llegó al fondo por la izquierda y le sirvió el gol a Maroni, que desde el punto de penal definió cruzado para que Altamirano se estire y se gane el aplauso de todos. Algo parecido ocurrió en el complemento, esta vez ante un disparo desde la medialuna del ingresado Juan Cruz Esquivel.
Se metió atrás San Lorenzo cuando el duelo no se lo pedía. Ahí se puede encontrar una manchita en el partido del Ciclón. Lo bueno para los locales fue que Alemán vio la roja a los 12 minutos y fue la acción definitiva para el pobre Tigre.
Para terminar de redondear una jornada ideal, a San Lorenzo le faltó más determinación para ir a buscar más goles. Hubiese goleado acelerando simplemente un poquito. Pero optó por no regalar nada Insua y mantener lo conseguido. Recién en el final, y tras un cabezazo letal, el colombiano Diego Herazo metió un frentazo potente para el 2-0 definitivo.
Así, San Lorenzo cosechó su esperada primera victoria en la Copa de la Liga. Y llega ganador y confiado al clásico ante Huracán en el Tomás Adolfo Ducó.
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