Era la viceministra y tenían una relación cada vez más tensa. Estaba a cargo, entre otras, cosas de supervisar los cuadernillos para la educación a distancia.
Por sus continuas diferencias con el ministro Nicolás Trotta y su gabinete, la viceministra Adriana Puiggrós renunció a su cargo en la cartera educativa. La dimisión fue presentada ante la Jefatura de Gabinete de Ministros y Trotta recién se enteró esta semana. La renuncia aun no fue aceptada, pero en el entorno de Puiggrós dicen que es “indeclinable”. Según pudo saber Clarín, las discrepancias fueron constantes desde que asumieron en diciembre del año pasado. A Puiggrós se la acusa de “trabar” todos los proyectos e iniciativas que se generaban en ese Ministerio.
Los perfiles de ambos son bien distintos. Puiggrós es una pedagoga de renombre y con larga trayectoria política, vinculada al kirchnerismo más duro. Trotta, en cambio, es abogado y viene de ser rector en la Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo (UMET), la universidad del gremio de los encargados de edificios, y es un dirigente del riñón de Alberto Fernández.
Puiggrós estaba a cargo, entre otras cosas, de supervisar el contenido de los cuadernillos destinados a los chicos que no tienen conectividad y que el Ministerio viene preparando para repartir por todo el país, en el marco de la pandemia. Fuentes oficiales dicen que la vice “tenía tantos pruritos que no se podía avanzar en nada”.
La creación del Consejo de Calidad Educativa fue otro de los puntos de rispidez entre ambos. Se trata de un comité de expertos que se ocupa de las evaluaciones educativas y de definir políticas tendientes a la calidad de la educación e igualdad de oportunidades, una iniciativa que al ministro le interesaba mucho impulsar.
Para ese cargo Trotta designó al especialista Axel Rivas, con la idea de que éste convocara a expertos de diversas corrientes pedagógicas y políticas. La idea era mostrar pluralidad. Pero Puiggrós siempre estuvo en contra de Rivas y por esa la designación y la conformación de ese Consejo se demoró por meses. “Le ponía a palos a cualquiera en el equipo”, dicen las fuentes consultadas.
Otra cosa que molestó mucho fueron dos declaraciones que hizo, que van en contra de las ideas de Trotta, y que obligaron al ministro a salir a aclarar. La primera fue cuando se pronunció en contra de las evaluaciones estandarizadas, algo que Trotta siempre dijo que iba a mantener de las gestiones anteriores. “Evaluar no es un elemento de la enseñanza, es un instrumento de control y de selección y está pensado desde una lógica empresarial”, dijo Puiggrós. Trotta tuvo que hacer malabares para reinterpretarlo.
Después vino una catarata de tweets en los que vinculó el coronavirus al capitalismo financiero. “El coronavirus infectó sociedades humanas enfermas de neoliberalismo. La destrucción ambiental llevada a cabo por el capitalismo financiero liberó el virus. El irreflenable impulso de los dueños del capital produce una espiral que se retuerce engullendo a la sociedad”, escribió.
La fuerte interna entre Trotta y Puiggrós ya había trascendido la semana pasada a partir de un posteo de Nacho Levy, referente de La Garganta Poderosa, que la calificó de “feroz y ridícula interna”. Según este referente social los planes educativos no están llegando a los barrios por esta pelea doméstica dentro del Ministerio.
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