AnálisisParábola del Socorrista

Por Mateo Saravia*

El título de esta nota pretende evocar el concepto de prevención, refiriéndose al trabajador de la salud como un incansable socorrista que patrulla a la vera de un caudaloso río para prestarle auxilio y evitar que sucumba todo aquel que es arrastrado por la correntada tras caer en sus aguas. En su obcecación asistencial, la noble tarea del rescate le consume tiempo y atención, impidiéndole conocer la razón por la cual tanta gente cae al río. Sin embargo, para una solución radical, es imprescindible subir aguas arriba para hacer visible la causa del problema y dar respuesta con una estrategia superadora: La Prevención.

Gestionar en salud pública desde el socorrismo, constituye incurrir en la omisión de aquel principio esencial en salud pública. Es por ello que el desatender las causas que determinan la aparición de ciertas enfermedades, contribuye indefectiblemente al incremento y complicación de las mismas.

Como en otros órdenes de la vida, la prevención nos transporta a una categoría de seres racionales. “Mas vale prevenir que curar” reza un dicho popular que en su enunciación enfatiza burlar la enfermedad, ya sea evitando su aparición, o bien atemperando un mal mayor a partir de su temprana detección. Las bondades de la prevención hacen de este generoso recurso, una herramienta indispensable a la hora de diagramar políticas sanitarias. Es en este sentido que la epidemiología nos obliga a interpretar sus indicadores para anticipar medidas que contribuyan a evitar la enfermedad y por ende a mejorar la calidad de vida de la población, disminuyendo así los costos en salud.

En definitiva, la eficiencia de un sistema de salud se mide a partir de los resultados de su gestión, y no desde la inversión, lamentable vicio que suele alcanzar desproporcionadas campañas publicitarias.

*El autor es médico y dirigente de la UCR Salta