El compromiso es que sucedan antes de la reunión del Directorio que aprobaría el desembolso. Según el organismo hubo postergaciones de medidas.
Fuentes con conocimiento de las conversaciones entre el gobierno argentino y el Fondo Monetario anticiparon que habría más correcciones en la economía de aquí hasta la reunión del Directorio Ejecutivo prevista para agosto después de las PASO y que desembocaría en la aprobación del desembolso de US$ 7.500 millones.
De ese modo, a la devaluación fiscal anunciada esta semana y los anuncios de aumentos de 150% anual en las boletas de luz y gas (medidas acordadas con el FMI), se le sumarán otros ajustes a algunas variables que ya habrían sido acordadas para lograr el entendimiento con el staff técnico y una hoja de ruta comunicada por las autoridades argentinas y del Fondo este viernes. Las nuevas medidas podrían ocurrir entre el lunes 14 de agosto, después de las Paso, y antes de la reunión de Directorio.
La noticia del acuerdo entre Argentina y el Fondo Monetario le trajo tranquilidad a los mercados, lo que se tradujo en subas de los bonos en torno a 3%.
El FMI informó hoy que su staff y el equipo económico de Sergio Massa acordaron “un paquete de políticas con un conjunto secuencial de medidas para reconstruir las reservas y mejorar la sostenibilidad fiscal, protegiendo al mismo tiempo la infraestructura crítica y el gasto social. Estos pasos están destinados a fortalecer el programa”.
Consultadas al respecto fuentes al tanto de la negociación, explicaron que «entre ahora y la reunión del Board ocurrirá una secuencia de políticas que necesita implementarse».
El dinero que girará el FMI no sería autorizado para intervenir en el mercado y contener el precio del dólar, aseguraron fuentes familiarizadas con el asunto, excepto frente a desordenes cambiarios puntuales. El Ministerio de Economía, por su parte, dijo más temprano que el FMI había “aprobado las facultades de intervenir en los mercados para asegurar su normal funcionamiento”.
Intervención y demoras en el ajuste
El Banco Central de Argentina actualmente no tiene reservas suficientes ni para intervenir ni para pagarle al FMI los vencimientos que caen la semana que viene (unos US$ 3.000 millones). El país evalúa hacerlo con créditos de la CAF y eventualmente otros préstamos según fuentes al tanto de la negociación. Si bien el FMI acepta yuanes, el segundo tramo del swap no estaría disponible aún para el BCRA.
El monto de plata que enviará el Fondo el mes que viene (US$ 7.500 millones) está sincronizado al volumen de vencimientos de capital que la Argentina enfrentará con el FMI de acá hasta octubre (US$ 6.400 millones). El país además tendrá que pagar intereses (unos US$ 800 millones). El organismo no presta plata para pagar los intereses y sobrecargos.
El FMI emitió un comunicado duro contra las políticas del Gobierno. Dijo que más allá de los desvíos del programa que ocasionó la sequía y repercutió en la recaudación y las exportaciones, hubo “retrasos en las políticas” en clara referencia a la reducción de subsidios y la apreciación del precio del dólar.
Según el comunicado del FMI, estas postergaciones de Massa “han contribuido a una fuerte demanda interna y una balanza comercial más débil. Como resultado, no se alcanzaron los criterios de desempeño de finales de junio de 2023 para la acumulación de reservas internacionales netas, el saldo fiscal primario y el financiamiento monetario del déficit fiscal”.
La Argentina se habría comprometido otra vez a no financiar más el déficit con emisión, algo que había prometido para la primera parte del año e incumplió. “La senda fiscal acordada no supone una dependencia adicional del financiamiento monetario directo del déficit fiscal”.
10 semanas de negociación
El FMI y la Argentina estuvieron en conversaciones a lo largo de diez semanas para destrabar el desembolso que suponía la quinta revisión del programa de Facilidades Extendidas y que, de aprobarse, gatillaría un giro de US$ 4.000 millones. El exámen del organismo era sobre las metas del primer trimestre que, salvo del financiamiento monetario del déficit, el resto fue incumplidas.
La finalización de esa revisión se demoró dos meses y medio. En el medio la Argentina pretendió recalibrar el programa, algo que finalmente no sucedió. Se estima que no se avanzó en ese frente porque suponía una devaluación lisa y llana para ajustar los parámetros de todo el programa. Lo que se hizo ahora, en cambio, es posponer esas correcciones para más adelante y la Argentina solicitó waivers o perdones, para justificar sus incumplimientos.
Entre la demora de la quinta revisión y la finalización del segundo trimestre que anticipaba la sexta misión del FMI, el organismo y el país resolvieron juntar ambos desembolsos y tratarlos en una única reunión de Directorio. Será el mes que viene después de las PASO. Ahí se espera que ocurre el desembolso de los US$ 7.500 millones.
Lo que viene
No se espera que sea fácil el encuentro del Board. Hay países que muestran resistencia a las postergaciones de la Argentina para encarrilar su programa cuando hay otros miembros con ayuda del FMI que sí hacen esfuerzo para ajustarse a los objetivos.
Un tema sensible es el del tipo de cambio. En medio de las conversaciones recientes el FMI volvió a decir que el dólar oficial está atrasado y al menos debería estar arriba de $ 310.
Días después el Gobierno aplicó una devaluación selectiva al aumentar la importación de bienes y servicios vía el impuesto PAIS. Sin embargo no tocó el precio del dólar. Para el FMI la presión tributaria sobre el tipo de cambio es solo de emergencia y prueba suficiente de que el dólar sigue atrasado. Muchos analistas se preguntan si la corrección que aún resta es una devaluación pos Paso.
Para el ex viceministro de Economía Emmanuel Alvarez Agis «la meta de reservas sigue siendo exigente y confirma la posición del FMI a favor de una devaluación sustantiva del tipo de cambio oficial» y «s de esperar que las acciones requeridas para cumplir con los desembolsos sean nuevos aumentos de tarifas, una tasa de interés arriba de la inflación, un crawling-peg en el nivel de la inflación, una morigeración de la paritaria del sector público, reducción de los planes sociales y, tal vez, nuevos aumentos de impuestos».
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