Política

Crisis en la familiaPablo Moyano se aleja del sindicato de Camioneros y hace planes para irse del país

El vínculo de Hugo con su hijo mayor atraviesa el peor momento. El triunviro de la CGT se distanció del gremio y embistió contra la gestión de Liliana Zulet en la obra social. Mensajes críticos de sus hermanos. A dónde quiere mudarse.

«No se nada de Pablo, ni quiero saber». La mirada adusta que acompañó la tajante respuesta de Hugo Moyano sorprendió al cacique sindical que, simulando ingenuo interés, pretendía indagar sobre el estado del vínculo del mandamás camionero y su primogénito y miembro del triunvirato de conducción de la CGT. La pregunta no sonaba a casualidad: puertas adentro de la estructura cegetista arreciaban todo tipo de versiones sobre un quiebre total del clan Moyano y asignaban a la figura de Pablo la responsabilidad primaria de la discordia familiar.

Los movimientos del hijo mayor del jefe camionero sumaron más condimentos a las especulaciones. El faltazo del dirigente al acto cegetista en Defensores de Belgrano, su alejamiento de todos los espacios de decisión de su propio gremio y el abrupto silencio con la primera línea del frente sindical que le responde abonaron los rumores. En el medio se colaron las críticas que le dedicaron en las últimas semanas varios de sus hermanos y nuevos cortocircuitos con Hugo.

«Está preparando todo para irse del país», aseguró un dirigente de su máxima confianza. Otros tres referentes de diálogo permanente confiaron haber escuchado el mismo comentario de boca del camionero. Algunos lo minimizaron y lo encuadraron en los términos de «una amenaza más a las que nos tiene acostumbrados». Otros, en cambio, dieron más crédito a esa posibilidad, convencidos de que la ruptura en el seno familiar no tiene retorno y el margen de maniobra de Pablo en el mundo sindical es cada vez más limitado.

El recorte de poder del dirigente en Camioneros es total y su espacio dentro de la conducción cegetista se acota con cada acercamiento de Hugo al entramado mayoritario que componen los «gordos», «independientes» y el sector alineado con Luis Barrionuevo.

Tras algunos cruces con su padre y la profundización de su disputa con Liliana Zulet, la esposa de Hugo, por la administración de OSCHOCA, la obra social del gremio, desde noviembre pasado Pablo decidió tomar distancia del día a día del sindicato bonaerense de Camioneros, donde aún conserva la secretaría adjunta, ya que de la cúpula de la Federación Nacional del gremio había sido desplazado en diciembre de 2021.

Se recostó entonces en su despacho del tercer piso de la CGT, que ocupa como miembro del triunvirato de conducción de la central, a la par que apuntaló una estrategia más política con el armado del Frente Sindical para el Modelo Nacional (Fresimona) junto a un grupo de dirigentes aliados, desde el que estructuró un vínculo aceitado con Máximo Kirchner.

El distanciamiento con su padre se ensanchó: Hugo ocupó el lugar asignado a Camioneros en el escenario del acto de la central obrera por el Día del Trabajador, compartió varias mesas con los referentes de la conducción de la central más enfrentados a Pablo y acompañó a Facundo en el lanzamiento de la nueva Juventud Sindical del sindicato de peajes.

Los mensajes familiares críticos contra Pablo se multiplicaron tras los gestos públicos del número uno de Camioneros. «Para qué voy a hablar con Pablo si hablo con Hugo. Pensamos diferente… Pienso que no pueden comprarse peleas que no te corresponden cuando tenés un 110% de inflación», le reprochó Facundo el último lunes. Unos días antes Jerónimo, el menor de los Moyano e hijo del matrimonio de Hugo con Zulet, también se había referido a los cortocircuitos con Pablo: «Diferencias hay en todos lados, en todo grupo de seres humanos», admitió.

A comienzos de esta semana la grieta familiar se amplificó. Como informó Clarín, Moyano padre acordó por primera vez con las cámaras del transporte de cargas un aporte extraordinario (unos $ 4.000 millones por los próximos seis meses) para financiar la obra social del gremio, que atraviesa una crítica situación. Se trata justamente del eje central de la pelea personal de Pablo con Zulet, quien administra la obra social a través de la gerenciadora IARAI, en manos de sus hijos Valeria Salerno y Juan Manuel Noriega Zulet.

«Pablo estalló cuando se enteró», contó uno de sus allegados a este diario. El quiebre escaló: tras ese acuerdo el mayor de los hijos de Moyano decidió dejar su cargo en la aseguradora Caminos Protegidos, que pertenece al gremio, en la estructura de la Asociación de Camioneros Profesionales y en la obra social de Camioneros, según publicó Ámbito Financiero. Hasta la noche de este jueves las renuncias no se habían formalizado.

En paralelo se repitieron las quejas contra el dirigente de parte de sus aliados del Fresimona que le reprocharon haberse borrado justo en momentos en que se abre la pulseada por la definición de las candidaturas del Frente de Todos. «A algunos ni les atiende el teléfono y se bajó de todos los actos», criticó un importante referente del sector de diálogo diario con el camionero.

«No extrañaría que sea una amenaza más de Pablo y que todo quede en la nada», deslizaron desde la conducción gremial más cercana a Hugo. Otros dirigentes, en cambio, interpretaron que la crisis familiar es tal que difícilmente haya espacio para la reconciliación. Y consideraron que en ese marco «no es descabellado» que Pablo decida irse del país, como comentó a varios de los miembros de su entorno.

«¿A donde?», preguntó esta diario. «Varias veces dijo que se iba a vivir a España», coincidieron las fuentes. Justamente el tercero de sus hijos, Nicolás, milita en el futbol español en el Club Elche, propiedad del empresario Cristian Bragarnik, con quien Pablo construyó una sólida relación durante su paso por la conducción de Independiente.

«Nicolás es la debilidad de Pablo y lo extraña», confió otro dirigente. En marzo pasado, el hasta ahora número dos de Camioneros aprovechó su viajó a Sudáfrica, a donde asistió a la cumbre de la Federación Internacional de Trabajadores del Transporte, y recaló en Valencia para disfrutar 20 días de la compañía de su hijo. La escala le impidió participar de la reunión del Consejo del Salario en la que la CGT debatió con el Gobierno y el sector empresario el aumento del piso salarial.

Un par de semanas después cumplió con su última actividad oficial como miembro de la conducción de la CGT. Participó de la reunión del consejo directivo que definió el acto en Defensores de Belgrano del que finalmente se ausentó. En la central, sin embargo, por ahora mantiene su cargo pero hace varias semanas que no aparece más por su oficina.

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