El arzobispo de Colonia se negó a publicar un informe sobre casos cometidos por sacerdotes de su diócesis. Duras críticas de las autoridades religiosas y del gobierno.
La crisis más grave” en la historia de la Iglesia Católica alemana. Así tratan los diarios de Alemania el escándalo provocado por la negativa del arzobispo de Colonia, Rainer Maria Woelki, de publicar un informe sobre abusos sexuales a menores cometidos por miembros de su diócesis entre 1975 y 2018.
La diócesis de Colonia es la mayor y más rica de Alemania, uno de los países europeos con una Iglesia católica opulenta.
A Woelki le llueven las críticas y se le mueve la silla. El Consejo Diocesano de Colonia, en el que se sientan autoridades religiosas y laicos, decidió a finales de enero que el arzobispo ya no tiene su confianza.
“La forma en la que se comporta (Woelki) a la cabeza del arzobispado es increíble, sobre todo en el momento en el que nuestra Iglesia atraviesa la más grave crisis de su historia. Como instancia moral, el arzobispado de Colonia ha fallado gravemente”, lanzó el presidente del Consejo Diocesano, el alcalde socialdemócrata de Solingen –en el mismo lander que Colonia-, Tim Kurzbach.
Esa retirada de confianza se produjo porque Woelki decidió que no publicaría el informe, que había redactado una oficina de abogados de Múnich.
El arzobispo considera que el documento tiene “graves fallos metodológicos”, pero se hizo de igual manera que otros sobre otras diócesis que ya fueron publicados sin que nadie cuestionara la calidad de las investigaciones y la metodología utilizada para su redacción.
Acusado de encubrimiento
Woelki también está acusado de no haber denunciado ante la Justicia común ni comunicado al Vaticano el caso de un párroco de Düsseldorf quien durante décadas, al menos entre 1971 y 1996, abusó de menores de los dos sexos. Woelki habría estado al tanto de esos abusos durante años y no habría abierto la boca para denunciar al párroco.
El gobierno de Angela Merkel ya empezó a tomar cartas en el asunto. Johannes-Wilhelm Röring, su encargado de seguir las cuestiones de abusos sexuales cometidos contra menores, dijo que el comportamiento del arzobispo “desacredita el trabajo de introspección al que se ha comprometido la Iglesia Católica en su conjunto”.
Las críticas a Woelki le llegan ya desde lo más alto de la jerarquía católica alemana. El cardenal arzobispo de Múnich, Reinhard Marx dijo la semana pasada al diario Augsburger Allgemeine que “las consecuencias de este escándalo son extremadamente negativas para todos. Para la Iglesia Católica el daño es considerable”.
Marx también dijo que él no pondría ningún impedimento a la próxima publicación de un informe similar, sobre su diócesis de Múnich, por abusos sexuales contra menores cometidos entre 1945 y 2019.
Reinhard Marx es uno de los cardenales europeos con más posibilidades de suceder algún día al Papa Francisco en el trono del Vaticano y fue presidente de la Conferencia Episcopal Alemana entre 2014 y 2020.
Planes de reformas
El escándalo Woelki debilita a la Iglesia Católica alemana, que tras años de escándalos sexuales intentaba con la pandemia levantar la cabeza.
En varios foros los obispos y arzobispos alemanes han discutido profundas reformas de su organización interna, hasta el punto de proponer que todos sus párrocos y obispos sean elegidos de forma democrática por el conjunto de los fieles. También importantes reformas administrativas y económicas para hacer más transparente y moderna su gestión económica.
Los obispos alemanes –en conjunto con asociaciones de fieles- han discutido también sobre el celibato de los párrocos y el lugar de la mujer en las celebraciones religiosas y en las estructuras y jerarquías de la Iglesia Católica. Pero los casos de abusos sexuales siguen trabando su estrategia de cambio y comportamientos como el de Woelki desacreditan la sinceridad del cambio prometido.
Woelki, de 64 años, reconoce errores y dice que asumirá sus responsabilidades pero no tiene por ahora ninguna intención de publicar un informe en el que podrían estar los nombres de decenas de párrocos que durante décadas abusaron sexualmente de menores. Y promete la publicación de otro documento, encargado por él mismo a otro gabinete de abogados, esta vez no de Múnich, sino de su ciudad, Colonia.
La Iglesia Católica alemana pierde fieles a chorros. Sólo en 2019, según varios medios, 272.000 personas dejaron de marcar en su declaración de impuestos la casilla de la Iglesia católica.
Los alemanes deciden libremente a dónde va entre el 5% y el 10% de sus impuestos marcando una casilla de alguna confesión u organización cultural. Esa fórmula ha hecho de la Iglesia Católica alemana la más rica de Europa pero la pérdida de fieles la puede dejar sin recursos.
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