En las Jornadas Profesionales de la Feria del Libro se lanzarán dos nuevas carreras: por un lado, la Escuela de editores del espacio Entre Editores; y por otro, la Tecnicatura Universitaria en Edición de la Universidad Nacional de Avellaneda. Infobae Cultura habló con dos de sus responsables, Trini Vergara y Daniel Divinsky sobre la importancia de este oficio que necesita volverse más pragmático
Ya lo sabemos: el producto final es el libro, pero para que el objeto se materialice hay un proceso arduo que no siempre se ve y que tiene que ver con, además de la escritura del texto en sí —que implica un gran trabajo, sin dudas—, el montaje estructural que permite la lectura, la edición y la publicación: la editorial.
Se trata de un sector que se mantiene como un oficio porque, si bien existe la carrera de Edición en la Universidad de Buenos Aires, muchos reclamaban algo más práctico, que se atreva a meter los pies en el barro cotidiano del mercado del libro.
Así surgieron dos interesantes propuestas que se anunciarán durante las Jornadas Profesionales de esta 44° Feria Internacional del Libro de Buenos Aires. Por un lado, la Tecnicatura Universitaria en Edición en la Universidad Nacional de Avellaneda, que abrirá en el segundo cuatrimestre de 2018 y formará parte de la oferta académica del Departamento de Humanidades y Artes. Por otro lado, la Escuela de Editores, un lanzamiento dentro del espacio Entre Editores, donde los más experimentados diseccionan y enseñan las particularidades del trabajo de edición.
El río donde se tira la caña
«Esta actividad tiene mucho de oficio», dice Trini Vergara, de Entre Editores, en diálogo con Infobae Cultura. Nació en familia de editores, lo que significa que la semilla de la edición le fue sembrada antes de serlo. En 1996 fundó V&R Editoras, la cual dirige activamente. «Puede haber instancias académicas, y las consideramos muy valiosas, pero la diferencia es que en la Escuela son cursos breves, intensivos y dados por los que estamos trabajando. Es un abordaje muy práctico», agrega.
Su mirada está puesta en el cambio de época, en la apertura y la transparencia que empezó a alinear este oficio, uno como cualquier otro, donde la mejor manera de aprender es socializando el conocimiento: «En los años ochenta era un código secreto y de mucha competencia. Ahora hay un cambio de era. Incluso entre los profesores hay gente muy joven».
Daniel Divinsky no sólo es el director de la Tecnicatura en Edición en la Universidad de Avellaneda, también fue editor de Ediciones de la Flor durante casi 50 años, hasta 2015 cuando se retiró. «Acá hay prácticas concretas», asegura sobre el objetivo de la carrera que dirige: «Que los alumnos se puedan incorporar al mercado». Y en sus palabras no hay eso que los economistas llaman ganancia, sino más bien la esperanza de que la literatura se vuelva un cardumen de ideas transgresoras, según informó Infobae.
¿Qué significa entonces ser editor? En principio, entender el juego. Leer y publicar libros tiene su complejidad —¿qué leer? ¿qué publicar?— ya que es necesario, a diferencia quizás del lector, comprender el contexto, el río donde se tira la caña.
Divinsky conoce como pocos el mercado editorial: «Ahora que estoy afuera —le dice aInfobae Cultura— tengo una visión más general. Y más allá de lo catastrófico de la economía y de la baja del consumo, que obviamente repercute en los consumos culturales, hay una testarudez dado que aparecen cada vez más editoriales con tirada muy pequeñas, cosa que hace posible las nuevas impresiones on demand. El problema es que se imprime menos».
«Hay muchos saberes que no cambian en la era digital: la relación editor-autor, por ejemplo. Se anotan 500 alumnos por año para estudiar Edición en la UBA, ¿sabías? Y no son más de 250 las editoriales activas en Argentina. ¿Adónde van estos alumnos que se van recibiendo? Abren su editorial», explica Vergara, y continúa: «Como en gastronomía, hay atajos, hay secretos, hay saberes que se desconocen. La idea es formar a una generación que esté preparada para este mundo que viene».
La generación desprejuiciada
No hace falta pensar al mercado a partir de las editoriales, también se lo puede visualizar desde los títulos que estas publican. ¿Cómo está la escena literaria hoy? «Hay dos corrientes diferentes —dice Divinsky—. Están los marketineros que tienden a satisfacer las necesidades que el mercado cree que les exige; y hay otros que hacen la suya, y son sumamente valiosos. Yo estoy fascinado por la variedad de producción de cantidad que hay, de buena calidad, y que me es imposible leerla toda».
Por su parte, Vergara dice que se declara optimista, aunque comenta que «es rara la época porque la referencia que tenía la generación que escribía en los ochenta tenía que ver con la dictadura y hoy hay mucha más libertad en los temas y en los formatos». En ese sentido, continúa: «La veo como una generación desprejuiciada. Estamos todos adentro de la literatura para distintos públicos: eso es una evolución positiva.»
«Los editores miramos con muy buenos ojos la carrera de Escritura —agrega sobre la Licenciatura en Artes de la Escritura de la Universidad Nacional de las Artes— porque, cuando empiecen a recibirse, va a haber muchos escritores donde esa escritura va a tener ciertas pautas. Como los guionistas que se forman, bueno… en la literatura también. Eso va a generar una cantidad de obras y de autores con formación muy saludable».
Claves para ser un buen editor
Un editor es un actor social clave en este juego exótico de la literatura: una persona que lee, estudia, se forma y piensa en función de —generalmente— su invisibilidad. ¿Qué significa ser un buen editor? ¿Qué características debe tener para sobresalir entre el montón ya que, como dice Vergara, «en el mundo de la cultura, competir se compite con creatividad»?
«Olfato —dice Divinsky casi sin dudarlo, en seguida, lo primero que se le viene a la cabeza—, porque reemplaza a la investigación de mercado y que en pequeña escala no se puede hacer». «Vocación por el riesgo», agrega.
«La permanente mirada doble», dice Vergara, y luego explica: «Al mundo de la creación, del arte y la información; y al mundo terrenal y pragmático de los números y el dinero. La combinación de los dos produce un proyecto editorial con muchas más chances. Ni un editor marketinero ni un editor en las nubes. Porque esto es una industria, estamos viviendo de esto, hay que pagar alquileres, imprentas, y hay que vender. Muchas veces se exacerba el lado creativo y un poco se esconde y se ningunea lo pragmático. Es central que se combinen».
«También la pasión —sigue Vergara—, porque con las ganas de ganar dinero no alcanza. Y la mirada a largo plazo: el lector impaciente no dura mucho. Para eso hay que estudiar y tener un plan. Es un negocio lento, tiene que madurar. Es como un asado al asador, que lo tenés que hacer de a poquito. Confiando y apostando».
«Y testarudez ante el fracaso, no rendirse jamás», concluye Divinsky.
* Presentación de Escuela de Editores
25 de abril a las 17 horas en la Feria del Libro
Sala Bioy Casares – Pabellón Blanco
* Presentación de la Tecnicatura Universitaria en Edición (UNAV)
26 de abril a las 14 horas en la Feria del Libro
Sala Domingo Faustino Sarmiento – Pabellón Blanco
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