El nuevo canciller apunta a reducir la desigualdad. Amplio plan de inversiones en infraestructura, tecnología y energías limpias.
Angela Merkel dejó oficialmente este miércoles de ser la jefa del gobierno alemán poco antes del mediodía europeo. El traspaso de poderes oficial, tras la votación que hacía jefe del nuevo ejecutivo al socialdemócrata Olaf Scholz, fue el último paso en el cambio alemán tras 16 años de la líder demócrata cristiana, que se despidió el martes con una ovación cerrada de todo el arco parlamentario, a excepción de la ultraderecha.
Asumió este miércoles Olaf Scholz y con él llega un gobierno tripartito formado por siete miembros socialdemócratas, cinco ecologistas y cuatro liberales.
Un equilibrio delicado con un plan de gobierno de casi 200 páginas y el compromiso de trabajar juntos durante cuatro años. Cuando todos los analistas preveían que se podría llegar a febrero o marzo negociando la nueva coalición, apenas necesitaron dos meses y medio.
Scholz, de 63 años, y que ya ejercía como ministro de Finanzas de Merkel en la coalición entre conservadores y socialdemócratas, el hombre de quien dicen que es aburrido, afable y ambicioso, se dispone a dar un vuelco a la Alemania de los últimos tres lustros.
Su primera medida fue anunciar una subida del salario mínimo del 25%, para llevarlo de 1.585 a 2.000 euros al mes.
De la austeridad a las grandes inversiones
Alemania, gigante con pies de barro según muchos economistas por la falta de ambición reformadora e inversora de los años de Merkel, centrados en la austeridad y la reducción de la deuda pública, se enfrenta a una sacudida inversora.
Scholz llega con un amplio programa de gasto en infraestructuras y en transición digital y ecológica.
El nuevo gobierno será el responsable de cerrar lo que queda de nuclear y de poner fin al carbón como fuente energética ampliando las renovables, para lo que tendrá que invertir decenas de miles de millones de euros al año. La subida del salario mínimo se enmarca en la promesa de reducir las desigualdades.
Nadia Calviño, vicepresidenta española, ministra de Economía y que ha tenido trato profesional estrecho con Scholz desde hace años en el Eurogrupo, explicó a Clarín que el alemán es “un líder con un estilo cercano, afable y respetuoso, que siempre escucha y trata de entender y ayudar a los demás. Es muy trabajador y comprometido en la búsqueda de soluciones en clave pro-europea y socialista, pensando primero en las personas”.
Calviño considera que Scholz “ha jugado un papel fundamental en la respuesta a la crisis del covid. Durante largas noches de negociaciones mostró enorme paciencia y tiene también un sentido del humor irónico e inteligente”.
Paridad de género
Scholz es el noveno jefe de gobierno de la Alemania democrática desde la Segunda Guerra Mundial. Su coalición la respaldan en el Bundestag 206 diputados socialdemócratas, 118 ecologistas y 92 liberales.
Además de Scholz, el nuevo gobierno contará con ocho ministras y ocho ministros. Las mujeres asumen algunas de las carteras más importantes. La ecologista Annalena Baerbock, de 40 años, la más joven de un gobierno con menos caras jóvenes que los gobiernos vecinos, será la nueva ministra de Relaciones Exteriores y primera mujer en la historia al frente de la diplomacia alemana.
Las socialdemócratas Christine Lambrecht y Nancy Faeser asumen como ministras de Defensa e Interior. Esta última aseguró el martes que la mayor amenaza para la democracia alemana y europea es la extrema derecha política.
Dos hombres tendrán mucho que decir junto a Scholz. El líder liberal Christian Lindner como ministro de Finanzas y el ecologista Robert Habeck, que asume una macro-cartera de Economía y Clima y que será el número dos del gobierno.
Lindner será el guardián de la ortodoxia presupuestaria mientras Habeck es el que deberá lanzar las grandes inversiones reformadoras. En la cooperación o el choque entre dos hombres se jugará gran parte del éxito del nuevo gobierno.
El desafío de la pandemia
Uno de los primeros desafíos de Scholz será hacer frente a la peor oleada de la pandemia del coronavirus en Alemania. Por primera vez desde marzo de 2020 el sistema hospitalario alemán está bajo presión y el país cuenta en los últimos días una media de 500 muertos diarios.
Scholz pretende que el Bundestag vote lo antes posible una ley que le permitiría imponer la vacunación obligatoria desde principios de año en un país en el que la tasa de vacunación de los adultos no llega todavía al 70%.
Su ministro de Sanidad será el mediático epidemiólogo Karl Lauterbach. A sus 58 años, el médico, conocido de los estudios de radio y televisión, hiperactivo en Twitter, es partidario de medidas duras contra la pandemia y de vacunar obligatoriamente lo antes posible a todo el país.
Visita a Emmanuel Macron
La diplomacia alemana empieza con pasos marcados. El primer viaje, como es tradición, será a París, donde este viernes Scholz se encontrará con el presidente Emmanuel Macron. Acto seguido visitará la sede de las instituciones de la Unión Europea y de la OTAN en Bruselas.
Alemania seguirá mirando al este porque a pesar de las tensiones entre Rusia y Ucrania es tradición mantener las mejores relaciones posibles con Moscú. Y seguirá siendo una atlantista crítica, que entiende esencial la relación con Washington pero que no pretende seguir a Estados Unidos en cada aventura.
Si hace dos décadas se negó a participar en la segunda Guerra del Golfo contra el Irak de Saddam Hussein, ahora entiende que la relación con China debe ser la que se tiene entre dos socios comerciales a pesar de las diferencias políticas y no la de rivalidad que impulsa la Administración de Joe Biden.
El presidente chino, según cables de agencias, dijo: “China está preparada para consolidar y profundizar la confianza mutua política, ampliar los intercambios y la cooperación en diversos asuntos con Alemania”.
El acuerdo de protección de inversiones negociado entre la Unión Europea y China por interés principalmente de Alemania guarda el sueño de los justos porque el Parlamento Europeo se niega a ratificarlo.
El portavoz del Kremlin, Dimitri Peskov, dijo este miércoles que Moscú espera “una continuidad y que se establezcan relaciones constructivas entre el presidente (Vladimir Putin) y el nuevo canciller (en Alemania se llama ‘canciller’ al jefe de gobierno).
Scholz estará condicionado por los ecologistas, que con Baerbock al frente de la diplomacia alemana intentarán llevar a cabo una política exterior con más énfasis en los derechos humanos.
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