El apertura argentino fue autor de todos los puntos de la primera victoria argentina de la historia sobre los All Blacks, en el debut de los Pumas en Sydney. Y eso no es algo sencillo. Hay muy pocos antecedentes.
Un partido de colección. Así será. Para siempre. Entre tanto dolor, el año de la pandemia se recordará como el del triunfo de los Pumas sobre los All Blacks. Y para la memoria quedará, también, una actuación individual fantástica. Aunque el análisis más técnico marcará, naturalmente, el partido perfecto de todo el equipo, esa defensa que tackleó hasta la extenuación. Pero todo guion con matices épicos, esos que tienden a perpetuarse, tiene un héroe. Y allí es donde aparece el tucumano Nicolás Sánchez.
El apertura argentino fue autor de los 25 puntos de la primera victoria argentina de la historia sobre los All Blacks, en el debut de los Pumas en Sydney. Y eso no es algo sencillo. Hay muy pocos antecedentes. El sudafricano Morne Steyn le hizo 31 (31-19 en Durban, en 2009) y Christophe Lamaison le anotó 28 (43-31 en el Mundial de Gales 99) y 27 (éxito por 42-33 en un test en 2000). Después de esas dos leyendas ya está Sánchez.
«Cuando terminó el Mundial pensaba que se había terminado mi carrera en los Pumas. En ese momento no habría pensado que estaría acá», contó Nicolás Sánchez
«Fue un año muy duro. Después del Mundial todos teníamos algo muy fuerte dentro, pero la pandemia nos dio tiempo para mirarnos adentro y transformarnos», fue la primera reflexión de Sánchez en ESPN.
Y como si se tratara de un giro caprichoso del destino, esta victoria con matices épicos tiene una línea en común con las raíces más gloriosas del rugby argentino. Hasta aquí, el mejor resultado frente a Nueva Zelanda era un empate en 21, hace 25 años, el 2 de noviembre de 1985 con 21 puntos del legendario Hugo Porta.
En aquel partido en la cancha de Ferro, fueron cuatro penales y tres drops de Porta para alcanzar esa igualdad y ser el jugador argentino que más puntos le anotó a los All Blacks. Este sábado, Sánchez superó esa proeza y sumó los 25 puntos argentinos con un try, una conversión y seis penales. Incluso falló un drop en el primer tiempo, lo que le hubiera permitido sumar por todas la vías posibles en el rugby, lo que se conoce como un «full house».
Como suele suceder, Sánchez eligió esquivar la comparación por aquel registro de Porta. «No me mueve nada. Me llevo la defensa, la gente que estuvo detrás de esto, las personas que están detrás de nosotros cuando estamos mal. A toda la Argentina le digo que es un orgullo representar a los Pumas, al país. Un honor entrar en la cancha para representarlos».
Incorporardo en el plan de la UAR con los Pampas en 2011, en los primeros pasos profesionales del rugby argentino, Nicolás Sánchez rápidamente se afirmó en la posición de apertura y desde entonces se adueñó de la camiseta número 10.
Aunque muchos dudaban porque es un poco bajo para el puesto (1,77m), su capacidad atlética, su fortaleza en el tackle y la fabulosa precisión con las patadas ya lo ubicaron como uno de los mejores argentinos de todos los tiempos en la posición.
Esas condiciones fueron las que lo llevaron a ser una figura de Stade Français y a convertirse en uno de los jugadores mejores pagos del mundo. Porque rugbiers que reúnan todos esos talentos no abundan en el mercado. El orgullo de Tucumán Lawn Tennis Club acaba de registrar uno de los momentos clásicos más gloriosos de la historia del rugby argentino.
El 2020, para Nicolás Sánchez, no puede ser un año más. En el mes de julio perdió a su hermana, María del Pilar, y recibió a su segunda hija, Delfina. Resiliencia, una palabra con un peso determinante. Entre todas esas emociones, el rugby y los Pumas. El equipo en el que se imaginó que todo había terminado después de un mal Mundial. Y hoy le ofreció la mejor revancha.
Fuente: La Nación
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