Policiales

El CarrilMurió un sargento baleado frente a su expareja, también policía

La muerte se caratuló como suicidio, aunque al parecer hay muchas dudas.El agente presentaba un disparo en la cabeza cuya génesis se investiga.

Un sargento de la policía fue hallado sin vida en su domicilio con su pistola reglamentaria al lado de su cabeza.

La muerte del uniformado se produjo en confusa situación donde hay por lo menos dos versiones sobre los hechos y muchas dudas, ya que el fiscal interviniente solicitó rigurosas pericias sobre la escena de la tragedia, según publico El Tribuno.

Ocurrió en la noche del domingo cuando una mujer policía solicitó ayuda oficial para reanimar a su expareja, quien según la denunciante se quitó la vida enfrente de ella.

La pareja según la mujer, también policía, pasaba por un momento terminal de la relación, aunque este dato se contradice con la convivencia en la misma casa de ambos.

La autopsia reveló que el disparo ingresó por el lado derecho y que el policía se encontraba alcoholizado al momento de su deceso.

El violentísimo epílogo sucedió en el barrio El Milagro, de la localidad de El Carril, cerca de las 20 del domingo y, pese al hermetismo de la fuerza, tomó estado público ayer.

En Salta no es la primera vez que una pareja de policías tiene un altercado mortal y en menos de un año hubo al menos tres casos.

Se supo que todo lo actuado hasta el momento es provisorio, ya que las pruebas más fuertes esperan aún el resultado de los peritos del CIF.

La historia de la muerte del uniformado solo la contó su expareja quien solicitó ayuda cuando el policía ya se encontraba sin vida. La data de la hora del disparo fatal se investiga al igual que el pedido de ayuda solicitado por la única testigo del hecho que enlutó a la familia azul nuevamente.

Trascendió que a las 20 del domingo llegó el personal al domicilio de la tragedia familiar sito en barrio Ciudad del Milagro.

Tres minutos después, es decir a las 20.03, el personal amplía que se trataría de personal policial la víctima y dos minutos después se presenta una ambulancia del Samec.

La enfermera Verónica Grafo del hospital local ya había constado que el hombre se hallaba sin vida y con una data de muerte de varios minutos atrás.

El cuerpo presentaba pérdida de masa encefálica aunque no lesiones de ataque o defensa.

Belén C. A. (29), la exesposa del malogrado sargento, manifestó que se hallaba separada del uniformado hacía ya 4 meses y que mantuvieron una discusión muy fuerte.

La mujer aseguró que su ex extrajo su arma reglamentaria y comenzó a manipularla peligrosamente.

Allí la mujer señala que su ex amenazó con quitarse la vida tras lo cual se disparó directamente a la cabeza delante de ella.

La mujer dijo a los presentes que se desempeñaba como personal policial con la jerarquía de agente y que convivían en el mismo domicilio en habitaciones separadas con dos hijos en común de 2 y 5 años de edad.

Muchas de sus aseveraciones están siendo cuestionadas hoy por la investigación, ya que algunos datos de la escenas no serían contestes con la declaración de la mujer policía.

El cuerpo del policía fue hallado de cúbito ventral y se lo identificó como Jesús Manuel Jiménez (34), con jerarquía de sargento y que se hallaba franco de servicio.

Con respecto al arma, se encuentra a 20 cm de la cabeza con vaina servida en la puerta de ingreso del dormitorio.

Poco después se hizo presente personal CIF que realizó las pericias correspondientes.

El fiscal GAP 3 Rodrigo Miralpeix dispuso que personal de Criminalística y CIF realicen las tareas de rigor.

El arma

El arma reglamentaria utilizada en la muerte del uniformado se trata de una pistola automática Hi-Power 9×19 mm que se hallaba en poder del sargento.

La mecánica del disparo está siendo analizada y la posibilidad de que el arma haya caído al lado de la cabeza del hombre de azul, pese al retorno que tiene un arma de estas características.

Muchas aristas en este caso están sin develar y están siendo materia de análisis.

La policía hoy investiga a un integrante o exintegrante de su propia fuerza tras el episodio que conmocionó al barrio El Milagro.

Un contexto familiar poco feliz 

Padres de dos niños de 2 y 5 años, la exmujer del sargento que fue hallado sin vida en el barrio El Milagro el domingo último fue quien alertó a los uniformados de esa jurisdicción sobre lo ocurrido en el interior de la vivienda. Según se desprendió de sus declaraciones, la relación entre ambos no era buena y estaban separados hacía unos tres o cuatro meses.

A pesar de la ruptura en la pareja, con dos niños en común, la mujer sostuvo que ambos seguían compartiendo la misma casa donde cada uno tenía su habitación por separado. Una situación tirante que ambos venían soportando tras tomar la decisión de separase.

No es la primera vez que una pareja de uniformados termina con la relación para dar lugar a profundas diferencias que en casos como el del barrio El Milagro, conduce en la muerte de uno de los dos o, incluso, de ambos.

Uno de los últimos casos entre parejas de policías terminó con la imputación de ambos por parte de la Justicia, hecho donde si bien ninguno tuvo un trágico final, sí protagonizaron momentos de violencia extrema. Se trata de la expareja que conformaban el sargento Ariel Galián, acusado de dos hechos de abuso sexual simple, lesiones agravadas por el vínculo y el género, desobediencia judicial en concurso real en contra de su exmujer. Y Graciela Arroyo, agente policial, acusada de lesiones agravadas y desobediencia judicial. 

Una situación que en más de una oportunidad generó el alerta en la fuerza policial, donde cada vez que aflora una muerte azul surgen los interrogantes si los uniformados tienen la contención psicológica y profesional necesaria para ser parte de la Policía en este caso.

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