Comediante de raza, brilló en cine, televisión y teatro mucho antes de que los escándalos lo convirtieran en un personaje mediático.
Santiago Bal murió a los 83 años. El humorista había sido internado en una clínica de rehabilitación desde julio, pero su cuadro se fue complicando y tuvo que ser ingresado en una sala de terapia intensiva, donde se encontraba en coma farmacológico desde el domingo.
En los últimos meses, Bal había enfrentado varios problemas de salud derivados de un epoc y de una insuficiencia renal. En julio, el actor había sido dado de alta, luego de permanecer 11 días internado por una importante inflamación en los tobillos originada por un diagnóstico de celulitis, pero desde entonces su situación fue muy vulnerable y necesitó de cuidados especiales.
El actor estuvo viviendo un tiempo en la casa de su exesposa, Carmen Barbieri, quien estuvo a su lado hasta el último momento. Si bien los artistas estaban separados desde hace ocho años, en el último tiempo sostenían una buena relación. «Me lo llevé a casa y estamos viviendo juntos porque no soy una mujer que abandona», había asegurado la actriz. «Las broncas y los odios ya pasaron. Es el padre de mi hijo y soy la que está al pie del cañón, la que habla con el médico (…). Somos familia. Siento un gran cariño por Santiago».
Luego de presentarse durante la pasada temporada de verano junto con su exesposa y su hijo en la revista Nuevamente Juntos, en abril pasado el actor había informado que por sus problemas de salud se retiraba definitivamente de los escenarios.
«Estoy cumpliendo un sueño, estoy viviendo en una nube. Yo quería esto hace años, pero Carmen no y ahora se me dio. Lo que hizo Fede me gusta mucho, porque yo soy cómico por oficio, pero soy dramático por principios. Hago un poco de todo, con 62 años de trabajo, y se me está cumpliendo. A partir de ahora, puedo partir. Estoy cumplido», le había asegurado al actor en una entrevista.
Una vida en subibaja
«Tuve una vida muy linda. Si tengo que partir ahora, estaría conforme», aseguraba en 2015, dejando en claro que estaba muy conforme con el camino recorrido como actor, comediante, productor, autor y director de cine, teatro y televisión, y hasta personaje mediático.
Santiago Bal nació el 5 de enero de 1936 en Buenos Aires. A lo largo de su carrera como actor se puso en la piel de diferentes personajes cómicos que le dieron el reconocimiento del público. Porque, fundamentalmente, Bal se encargó de hacer reír a la audiencia, ya sea en cine ( La guerra de los sostenes, ¿Los piolas no se casan?), en teatro (El champagne las pone mimosas, Vedettisima) o en televisión ( Los Campanelli, Mesa de noticias, La peluquería de Don Mateo).
Estuvo en pareja en tres oportunidades, y con cada una de sus mujeres tuvo un hijo. Su primera esposa fue la actriz Thelma del Río y de esa relación nació su hijo mayor, Mariano. En un impasse con Thelma, se enamoró de Silvia Pérez, madre de Julieta; pero las cosas no funcionaron y él no dudó en volver a su primer amor. La reconciliación duró poco y la infidelidad volvió a meterse en el medio: Bal cayó flechado por una muy joven Carmen Barbieri, con quien se casó y tuvo a Federico, su hijo menor.
Productor de teatro de revistas, en el último tiempo sus peleas mediáticas con Barbieri y las acusaciones cruzadas de varias vedettes lo mantuvieron presente en los medios de comunicación. «La revista es un rubro de arribistas», decía con conocimiento del ambiente, mientras su vida privada era tapa de revistas. «Yo no hago un show de mi vida. Caí en eso, lamentablemente», agregaba.
Las enfermedades que tuvo a lo largo de su vida lo hicieron amigarse con la muerte. Sufrió de cáncer de colon en tres oportunidades, padeció la extracción de un riñón y pasó por más de dieciocho operaciones; todo eso lo llevó a «prepararse» para el final. «En los últimos años estoy haciendo cosas pensando en la muerte. Mi cuenta corriente la puse a nombre de mis hijos, por ejemplo. Les compré tres coches nuevos… Empecé a dividir en vida», decía en 2015.
Fuente: La Nación
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