Tenía 75 años y sufría de mal de Parkinson. Aquel histórico 13 de marzo de 2013 se asomó a la Plaza de San Pedro para sorprender con la noticia del primer pontífice latinoamericano
Jean-Louis Tauran era de nacionalidad francesa y fue una figura clave en la política vaticana durante mucho tiempo, especialmente en su condición de «ministro» de Relaciones Exteriores de Juan Pablo II, el Papa más viajero de todos los tiempos. En los últimos años se desempeñaba como Presidente del Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso y Camarlengo (una suerte de administrador de la Santa Sede).
Murió en Connecticut, Estados Unidos, donde se estaba tratando por su enfermedad. Aquella noche de 2013, cuando se asomó al balcón para decir «Habemus Papam», ya eran visibles los efectos de la enfermedad en su aspecto físico. Sin embargo, el cardenal Tauran estaba activo y siguió trabajando hasta hace muy poco tiempo. En septiembre de 2015 visitó la Argentina para participar del primer «Congreso Islamo-Católico de la Argentina».
Su último viaje lo realizó hace menos de tres meses, a Arabia Saudita. «Lo que nos está amenazando a todos nosotros no es el choque de civilizaciones, sino el choque de ignorancias y radicalismos. Conocerse es reconocerse», señaló en esa oportunidad.
La imagen de Jean-Louis Tauran leyendo con voz trémula el nombre del nuevo Papa en latín dio la vuelta al mundo, pero el protagonismo de este cardenal en los asuntos de la Santa Sede venía de lejos.
Nacido en Bordeaux en 1943, Tauran fue canciller de Juan Pablo II durante 13 años: su cargo era el de Secretario para las Relaciones entre los Estados –es decir, responsable de la diplomacia vaticana- y lo desempeñó entre 1990 y 2003. Fue uno de los hombres clave de esa larga etapa durante la cual, por inspiración del pontífice polaco, la Santa Sede casi duplicó el número de sus embajadas, restableciendo relaciones con casi todos los países de mundo.
Tauran era licenciado en Filosofía y Teología, fue ordenado sacerdote en 1969. Desde 1973 vivía en Roma, donde se formó como diplomático en la Pontificia Academia Eclesiástica. En la Pontificia Universidad Gregoriana cursó la licenciatura en Derecho canónico.
Ingresó a la diplomacia vaticana en 1975. Fue destinado a las nunciaturas de República Dominicana y del Líbano; en esta última estuvo hasta 1983, cuando fue convocado para la Secretaría de Estado.
El primero de diciembre de 1990 Juan Pablo II lo nombró «ministro del Exterior» de la Santa Sede, y lo hizo arzobispo. Realizó numerosas misiones para el Vaticano en el extranjero y condujo las delegaciones de la Santa Sede en varias conferencias internacionales.
Juan Pablo II lo creó cardenal en 2003, y ese mismo año fue nombrado Archivista y Bibliotecario de Santa Romana Iglesia.
En 2007, Benedicto XVI lo nombró Presidente del Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso. Y en junio de 2013 el Papa Francisco lo nombró miembro de la Pontificia Comisión referente sobre el IOR (el «banco» vaticano). En 2014, Francisco lo designó cardenal camarlengo, con el encargo de presidir la sede vacante en el caso de fallecimiento o renuncia del Papa.
Con Tauran, el Vaticano pierde a un hombre de larga formación y experiencia, testigo y protagonista de muchos acontecimientos históricos. Los latinoamericanos recordarán que tuvo un rol crucial en el acercamiento de La Habana al Vaticano y en la gestión de la primera visita de un Papa (Juan Pablo II) a Cuba.
Los últimos años de su vida los consagró a la lucha contra la idea del «choque de civilizaciones» con el Islam, convocando a enfrentar y aislar a los fundamentalistas y a los violentos.
«Nosotros creemos que en el fondo, a pesar de las posiciones que a veces pueden parecer distantes, hay que promover espacios de sincero diálogo. ‘Malgré tout’ (a pesar de todo), estamos muy convencidos de que podemos vivir juntos; como demuestra el Papa, que cotidianamente subraya la importancia del respeto recíproco con los fieles de otras tradiciones. Y no sólo con el Islam, sino también, por ejemplo, con los budistas, como hizo recientemente en el viaje a Asia», decía Tauran, en diciembre de 2017.
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