El interrogante es si se podría haber evitado el trágico desenlace.
Luego de radicada la denuncia –el viernes a las 20.50- por parte de la madre de la menor supuestamente abusada por el policía, su padrastro, poco menos de dos horas después, cerca de las 22.20, la mujer amplió su acusación donde contó que se comunicó con el policía, quien la llamó para suplicarle que no lo denunciara.
«Estoy destruyendo mi vida, mi familia, yo no voy a ir preso», le dijo el funcionario a su pareja, al mismo tiempo el hombre agregó: «Quiero hablar con vos, primero tenías que hablar conmigo, no me denuncies, dónde estás. Yo me voy a ir, no tengo problemas en irme pero no me denuncies».
En esa ampliación fue que la mujer sintió temor por lo que su expareja podía llegar a hacer: utilizar el arma reglamentaria para quitarse la vida.
Evidentemente fue más que una intuición, la mujer contó que su expareja estaba llorando en el momento que le suplicaba que no lo denunciara, con lo cual ella supuso casi con certeza que el hombre podía atentar contra su propia vida, pidió asistencia psicológica y apunto: «No lo dejen solo».
Según fuentes cercana a lo ocurrido, el fiscal penal Federico Obeid, de la Fiscalía de Delitos contra la Integridad Sexual 1, pidió se lleven a cabo distintas medidas en contra del sospechoso, entre ellas que se caratule el hecho como «abuso sexual simple y exhibiciones obscenas».
Le solicitó al Juzgado de Garantías en turno se lleve a cabo la medida de exclusión del hogar, implementen una consigna fija, prohibición de acercamiento y contacto con la víctima, que la menor sea examinada por el médico legal de la Policía y se de intervención a la Asesoría de Menores e Incapaces, entre otras diligencias.
El interrogante, entre tantos otros, es si una vez más los auxiliares de justicia tuvieron el tiempo para intervenir y evitar que el policía se quitara la vida.
Fuente: El Tribuno
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