En una silenciosa fila, miles de personas que esperaron por cuatro horas para la apertura de los portones, ingresaron para darle el último adiós a «O Rei», entre ellos el presidente de la FIFA, el suizo Gianni Infantino, y el titular de Conmebol, el paraguayo Alejandro Domínguez.
Los restos de Pelé, cuyo cuerpo pasó por un proceso de embalsamamiento llamado taxopraxia, fueron colocados debajo de una tienda en el centro del campo del Santos, el club donde jugó desde 1956 hasta 1974 ganando dos copas Libertadores y dos Intercontinentales.
«Es una gran tragedia haber perdido al Rey del Fútbol. Como hincha de Santos lo valoro mucho porque se quedó a jugar en nuestro pais, en nuestro club, haciendo conocido a Brasil. Si vos ves los videos de la redes sociales, todas las jugadas que se conocen del fútbol las inventó o las hizo antes Pelé», dijo a Télam Gabriel Monteiro, de 16 años.
Monteiro y sus amigos, oriundos de las barriadas de la ciudad balnearia de Santos, donde se encuentra el principal puerto de América Latina, contaron que sus abuelos jugaban con Pelé en la playa y en los potreros y se reunían con el astro en los bares y panaderías de la zona, después de los entrenamientos.
El féretro de Pelé llegó por la mañana desde el hospital Albert Einstein de San Pablo, a 70 kilómetros de distancia, adonde falleció luego de un mes de internación, y fue llevado hasta el centro del campo de juego por su hijo Edinho, exarquero que tuvo problemas judiciales por drogas y que es el entrenador del Londrina, del ascenso, y por el futbolista exmundialista Zé Roberto, exSantos exPalmeiras y Bayern Munich.
El gobernador de San Pablo, Tarcisio de Freitas, encabezó la delegación en la que participó Infantino y que dio inicio a los funerales de honor de Pelé. La viuda de Pelé y su tercera esposa, Marcia Aoki, también estaba presente en el inicio del funeral
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