Economía y Negocios

Política de "cielos abiertos"Milei habla de «entregar Aerolíneas Argentinas a sus empleados» y le suelta la mano del Estado

El presidente electo dijo que busca que la línea aérea estatal compita en igualdad de condiciones con otras empresas, con una política de «cielos abiertos». Aun con subsidios menos cuantiosos, este año las pérdidas rondarían los 200 millones de dólares.

Javier Milei, dijo que le va a entregar el manejo de Aerolíneas Argentinas «a sus empleados» y dijo que quiere que el mercado aerocomercial se base en una política de «cielos abiertos».

En declaraciones a Radio Rivadavia, Milei dijo: «Nuestra idea es entregársela a los empleados y que ellos mismos hagan la depuración y comiencen a competir en una política de cielos abiertos».

Agregó: «El personal de Aerolíneas es un personal muy calificado, el problema radica en la contaminación política».

Más que una referencia al mercado, en el cual Aerolíneas vino cediendo parte de su participación a lo largo de los últimos ocho años, la referencia de Milei es principalmente una declaración contra los gremios aeronáuticos, que manejan los resortes de la línea aérea estatal tanto desde afuera como desde adentro.

Para los gremios aeronáuticos, un Gobierno que habla de «cielos abiertos» les está formulando una declaración de guerra. Y les traslada la responsabilidad de transformar Aerolíneas en una empresa rentable, lo cual no ha sido posible prácticamente nunca en toda su historia. Sólo en los últimos quince años recibió subsidios por más de 8.000 millones de dólares.

Lo que Milei ahora promete es que el Estado les soltará la mano. Es una situación que los gremios directamente desconocen: incluso durante los casi 18 años (1990-2008) en que Aerolíneas fue privatizada, sus dueños (Iberia, American Airlines, el Estado español y el grupo privado Marsans) se hicieron cada tanto cargo de la deuda financiera que la empresa iba acumulando.

¿Quién va a manejar la política aerocomercial a partir del 10 de diciembre? Hasta el momento, Milei dio una única referencia que es la de un super ministerio de Infraestructura, incluida la política aerocomercial, donde colocaría al ex KPMG Guillermo Ferraro.

Milei también habló elogiosamente de Guillermo Dietrich, el ex ministro de Transporte de Mauricio Macri y quien le abrió las puertas del mercado doméstico a las aerolíneas Flybondi y JetSmart.

Cinco años después de esa apertura, las dos «low cost» de capitales estadounidenses ya manejan más del 30% del mercado de cabotaje. Incluso durante los cuatro años del actual gobierno, Aerolíneas cedió participación de ese mercado en favor de Flybondi y JetSmart.

Pero en el mundillo aerocomercial también hacen referencia a que Dietrich jugó para Horacio Rodríguez Larreta dentro de la interna del PRO. «Hay que ver qué opina Macri (sobre Dietrich) luego de que jugó para Larreta», dijo una fuente del sector.

Aerolíneas Argentinas es una empresa récord por la multimillonaria cifra de subsidios que ha recibido desde su reestatización en 2008, equivalente a más de 8.000 millones de dólares que fueron destinados casi exclusivamente a cubrir sus pérdidas operativas.

Muy poco de ese dinero fue destinado a inversiones como flota, de la cual Aerolíneas es propietaria sólo de unos 30 de sus 80 aviones, que a su vez son los que tienen menor valuación (los Embraer 190 y dos Boeing 737-700).

Pero actualmente los subsidios que recibe Aerolíneas son menos cuantiosos. Este año sus pérdidas rondarían los 200 millones de dólares, que es una cifra importante pero inferior a los 700 millones de dólares que le pidió al Estado en 2020, o el promedio de más de 600 millones de dólares anuales en subsidios que recibió durante los años posteriores a 2008.

La mayor parte de la gestión de Aerolíneas desde su reestatización estuvo a manos de la agrupación La Cámpora. La manejó durante seis de los ocho años de los gobiernos de Cristina Fernández, con Mariano Recalde (2009-2015) y en los últimos cuatro años volvió a tener las riendas de la aerolínea estatal con Pablo Ceriani como presidente y con el propio Recalde, hoy senador nacional, como director de hecho la política aerocomercial en su conjunto.

Pero además de La Cámpora, en Aerolíneas el factor de poder permanente son los gremios aeronáuticos. Aerolíneas tiene otro récord, que es la cantidad de gremios con los que debe negociar absolutamente todo: desde las paritarias salariales hasta su propia política como empresa.

En Aerolíneas tallan la Asociación de Pilotos de Líneas Aéreas (APLA), la Asociación de Personal Técnico Aeronáutico (APTA), la Asociación de Personal Aeronáutico (APA, maleteros), la Asociación de Aeronavegantes (AAA, tripulantes de a bordo) y la Unión de Personal Superior (UPSA).

Los gremios manejan gerencias completas dentro de Aerolíneas y a la vez condicionan a la empresa desde afuera, con medidas de fuerza que van desde los paros que le hicieron al gobierno de Macri (donde llegó a haber una medida de fuerza cada 15 días) hasta el formato más disimulado de «asambleas» que llevaron adelante sobre todo durante los gobiernos K.

Los gremios basan buena parte de esa fortaleza en la posición de privilegio que tiene Aerolíneas como «línea de bandera», a pesar de que se trata de una sociedad anónima en manos del Estado y, por lo tanto, le caben las generales de la ley: debe presentar balances y está sujeta a las normas de la Inspección General de Justicia (IGJ).

En sentido contrario, una política de «cielos abiertos» como la que ahora plantea Milei obliga a Aerolíneas a competir en condición de igualdad con las demás líneas aéreas. Y principalmente, le plantea una declaración de principios a los gremios, que plantean que Aerolíneas es parte de la «soberanía» del país, en contraste con la «entrega» que supondría una política de cielos abiertos.

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