Ginés González García se reunió con los embajadores de ambos países. En uno de ellos la vacuna rusa recién comenzó la experimentación en fase 3 y el otro no despachará nada hasta que concluya su propia campaña de inmunización, que empieza mañana.
Ginés González García parece decidido a utilizar los canales diplomáticos formales para que la llegada de las vacunas a la Argentina avance con menos cortocircuitos que los que encontró hasta ahora con el Fondo Ruso de Inversión Directa, que también fue el encargado de firmar los contratos con los laboratorios de India y Corea del Sur que están fabricando la vacuna Sputnik V. El Ministro de Salud fue a reunirse con los embajadores de ambos países. Con Dinesh Battia se juntó el miércoles 21 de enero y el jueves pasado lo hizo con Jang Myung-soo.
González García le agradeció al coreano la donación que su país hizo a la Argentina de 447.000 barbijos calidad equivalente al modelo N95 por una valor de 300 mil dólares, para uso del personal sanitario. Se trató de “una muestra del enorme afecto y compromiso recíproco entre ambos países”. “Es una relación que queremos mejorar, ampliar y hacerla mucho más productiva para la salud y el bienestar de nuestros pueblos”, señalaba el comunicado de prensa que se difundió.
Tanto India como Corea “son países que juegan un papel importante en la producción de vacunas contra COVID-19″, agregó Salud. Es algo que los argentinos sabemos muy bien. Las comunicaciones del RDIF repiten en forma insistente que de esos países vendrá la Sputnik V contratada por la Argentina a los rusos. Aunque nadie explicó todavía cuándo vendrán, ni cuáles serán las condiciones para que esas exportaciones se concreten. Tampoco se lo aclararon a González García.
“En la reunión que tuvimos con el Ministro no conversamos sobre la Sputnik V, porque nuestro gobierno acaba de anunciar nuestro plan de vacunación que empieza en febrero, así que es demasiado temprano para hablar sobre las exportaciones de vacuna a otros países”, dijo a Infobae un vocero autorizado de la embajada de Seúl en la Argentina.
Tampoco le pudo dar precisiones Dinesh Battia, el representante en Buenos Aires de la India, un país que ”tiene especial significación en la gestión de la pandemia, ya que es uno de los grandes productores de vacunas”, tal como lo expresó Salud en su comunicado.
El laboratorio Dr. Reddy’s, la empresa que firmó el contrato con el Fondo Ruso para producir Sputnik V, es un gigante farmaceútico que cotiza en la Bolsa de Nueva York y tiene como lema “La buena salud no puede esperar” (Good Health Can’t Wait). Es quizás, la empresa mejor posicionada en la fabricación de genéricos y la más capacitada en el mundo para producir rápido y a bajos costos.
“Todavía no está aprobada la Sputnik V en la India por las autoridades regulatorias, así que no podemos saber a dónde va a exportar Dr. Reddy’s”, expresó ante una consulta de esta cronista el embajador Battia, quien evaluó positivamente la reunión que tuvo con González García y anticipó que “estamos explorando posibilidades” con la Argentina.
Dr. Reddy’s Laboratiries (DRL) recién recibió el 15 de enero último la aprobación del organismo regulatorio, el Control de Drogas General de la India (DCGI), para realizar el ensayo clínico de fase 3 para la vacuna rusa, que se llevarán a cabo en 1500 personas como parte del estudio aleatorio, “doble ciego, de grupos paralelos y controlado con placebo de la India”, según informó la compañía en un muy reciente comunicado.
India es un gran productor de medicamentos y, también de vacunas con investigación propia, no solo fabrica a façon (por pedido de terceros). En agosto de 2020 constituyó un Grupo Nacional Experto para la Administración de la Vacuna contra el COVID-19 con el objetivo de coordinar la contratación y distribución de vacunas, e informó los proyectos que tiene avanzados, básicamente tres.
Por un lado, Covaxin, desarrollada por Bharat Biotech en asociación con el Consejo Indio para la Investigación Médica (CMR, en inglés). En segundo lugar, ZyCOV-D, desarrollada por Zydus Cadila, que espera producir más de 100 millones de dosis. Y, por último, la Covishield, un proyecto del Serum Institute of India que colabora con AstraZéneca para desarrollar una investigación original de la Universidad de Oxford.
A façon, además de la Sputnik V que está produciendo Dr. Reddy’s Laboratories (DRL), la farmacéutica india Biological E está en proceso de fabricación de la vacuna Janssen Pharmaceutica NV, que es una subsidiaria de Johnson & Johnson.
El pasado 20 de enero, el Primer Ministro informó que ya se concretaron exportaciones de vacunas a Brasil, Marruecos y Bangladesh, y anticipó próximos envíos comerciales a Arabia Saudita, Sudáfrica, Canadá y Mongolia. Nada dijo de la Argentina.
También detalló la donación de 5.500.000 de vacunas que ya realizó a sus países vecinos o próximos geográficamente, Bután, Maldivas, Nepal, Bangladesh, Myanmar, Mauricio, Seychelles, Sri Lanka y Bahréin. Y que tiene previsto extender las donaciones a otros países como Omán, naciones del CARICOM, Nicaragua y Estados Insulares del Pacífico. Y el aporte al servicio COVAX.
Por último, aclaró que “nuestros suministros externos, ya sea como obsequio o con carácter comercial, se basan en la disponibilidad nacional” y “por supuesto, en función de las necesidades del despliegue de la vacuna COVID-19 en el país”.
“Las entregas más grandes van a ser de India y Corea del Sur”, dijo Pablo Ceriani en declaraciones al periodista Nicolás Pizzi, de Infobae. Algo similar había dicho el propio González García: “No van a venir de Rusia, van a venir de India y Corea”. Se esperaban que fueran entre 800 mil y 1 millón por cada avión, para lo cual se estaban tramitando los permisos correspondientes, que facilitaran la autorización que apenas llegaba a 600 mil dosis por vuelo.
Solo faltaba quién produzca las vacunas. En los planes de India y Corea del Sur, la Argentina todavía no figura.
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