Son números oficiales. Una senadora afirma que «esos niños han sido tomados como rehenes por Trump, porque quiere que se aprueben recursos para el muro en la frontera». El gobierno estadounidense ya separó 2.342 niños de sus familiares en la frontera con México a raíz de la política de «tolerancia cero» contra la inmigración clandestina, según publicó Perfil.
Este número, proporcionado por el Departamento de Seguridad Interna (DHS) al Senado estadounidense, corresponde al período entre el 5 de mayo y el 9 de junio. Anteriormente, el DHS había informado que entre mediados de abril y fin de mayo ese número ya había ascendido a 1.995 niños separados de sus familias.
La senadora Jeanne Shaheen subrayó que estos números significan que Estados Unidos separa en promedio «unos 70 niños por día» en su campaña para disuadir la inmigración clandestina hacia territorio estadounidense. Según la legisladora, este nuevo número fue confirmado por el DHS a su equipo en el Senado. «Esto es repugnante, y es una pesadilla para esas familias», aseguró Shaheen.
El gobierno enfrenta una oleada de indignación generalizada por la aplicación de esta nueva normativa administrativa, de separar a las familias de inmigrantes de sus hijos, que son mantenidos en un lugar separado y desconocido para los adultos. Hasta el Secretario general de la ONU, Antonio Guterres, se sumó a la controversia, al afirmar categóricamente este lunes que los niños «no deben ser separados de sus familias».
La controversia se vio alimentada por imágenes de las familias siendo retenidas en lugares divididos con cercas de alambre que dan la impresión de jaulas. Este mismo lunes, el presidente Donald Trump reafirmó la aplicación de esa controvertida norma, y afirmó que «Estados Unidos no será un campo de inmigrantes, y no será un complejo para mantener refugiados. No lo será». Por su parte, el Fiscal General y Secretario de Justicia, Jeff Sessions, justificó la división de familias alegando que llevar niños a través de la frontera no proporciona a esos inmigrantes «inmunidad» ante la ley.
En tanto, en el Congreso, la legisladora Norma Torres dijo a la prensa que «esos niños han sido tomados como rehenes por Trump, porque quiere que se aprueben recursos para el muro en la frontera». La líder de la bancada del Partido Demócrata en la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, dijo que es necesario «poner punto final a esta política inhumana y bárbara».
Incluso la primera dama, Melania Trump, se puso contra esta política, afirmando que su marido que «detesta» ver a los niños separados de sus padres sin documentos. La esposa del presidente instó a un acuerdo bipartidista para reformar las leyes migratorias. «La señora Trump detesta ver a los niños separados de sus familias y espera que los dos lados del Congreso puedan por fin acordar una reforma migratoria exitosa», afirmó a CNN la directora de comunicación de la primera dama, Stephanie Grisham. «Piensa que el país debe respetar la ley pero también debe gobernar con el corazón», añadió. «La gente no quiere ver a los bebés arrancados de las manos de sus madres», dijo también el domingo al canal NBC, Kellyanne Conway, cercana asesora del presidente Donald Trump.
Frente a la protesta, el presidente Trump acusó a los demócratas de ser responsables de esa situación, una acusación que ellos rechazaron en bloque, y reclamó una vasta reforma migratoria para poner fin al problema. «Por una vez, los demócratas podrían aportan una solución a la separación forzada de las familias en la frontera trabajando con los republicanos para una nueva ley», dijo el sábado en un Twitter.
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