Lo sufren uno de cada seis personas mayores. Crecen las denuncias por maltrato físico, psicológico y económico.
Infantilización, desprecio, humillación, edadismo. La violencia psicológica contra los adultos mayores puede ser tan sutil hasta llegar al punto de ser naturalizada, tanto por la persona que la padece como por quien la ejerce.
Precisamente por eso existe un día particular para sacar este tema del ámbito de lo doméstico, poder contextualizarlo y ofrecer vías para denunciar un padecimiento sufrido por 1 de cada 6 adultos mayores, lo que en nuestro país equivale a 290 mil personas.
Si bien las denuncias crecen, estiman que las cifras no representan en su totalidad la magnitud del problema, que constituye un tabú del que cuesta hablar, y más aún denunciar.
Como explica José Ricardo Jauregui, presidente de la Asociación Internacional de Gerontología y Geriatría, resulta complicado denunciar un vínculo que no se puede abandonar, como cuando se trata de un familiar, fuente común de maltrato.
Es en este contexto que el 15 de junio, designado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) como el Día Mundial de Toma de Conciencia del Abuso y Maltrato en la Vejez, se realizan diversas charlas y jornadas para advertir sobre esta problemática.
Desde el hogar LeDor VaDor explican que se entiende como violencia un hecho -único o repetido- que causa daño o sufrimiento a una persona de edad avanzada. Y aclaran que tanto la violencia como el maltrato pueden ser de varios tipos: física, psicológica, sexual, económica e institucional.
El maltrato psicológico
Es el más frecuente, el más difícil de denunciar e incluso de tratar. “El maltrato psicológico es el más habitual, puede ser muy sutil y algunos no lo reconocen o denuncian”, asegura Romina Rubin, médica geriatra, directora médica de LeDor VaDor y vicepresidente de la Sociedad Argentina de Gerontología.
Y aclara a qué se refiere este tipo de maltrato: “Hoy se reconoce como maltrato la infantilización, la quita de autonomía y los diferentes prejuicios edadistas que generan padecimiento y limitan el bienestar de las personas mayores”.
Sin embargo, hay otros, entre los cuales Rubin destaca la humillación, la manipulación, el control de las redes sociales, el aislamiento, el hecho de avergonzarlos, la crítica permanente, entre otras.
“Están los prejuicios que se convierten en maltrato, tales como la infantilización, como peinarlos con colitas, hablarles como si fueran niños; el edadismo, decirles ´por tu edad no estás para esto o para aquello, no podés trabajar, desear, tener proyectos´; la sobreprotección y quita de autonomía, como ´no subas la escalera porque te podés caer, no cocines porque te vas a quemar´; el creer que no entienden, como cuando en las charlas con médicos les hablan a los hijos y no a ellos”, enumera.
La médica señala determinadas cuestiones que incrementan el riesgo de que las personas mayores sufran estos maltratos, como padecer dependencia funcional o discapacidad, deterioro físico o cognitivo, escaso ingreso económico, y falta de redes de apoyo.
Una situación difícil de abordar
La prevalencia del maltrato psicológico no es menor: según estimaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), entre el 4 % y 6 % de las personas mayores sufrieron alguna forma de abuso o maltrato. Dentro de ese número, el 33,4% corresponde al maltrato psicológico, un 14,1% para el físico, un 13,8% el económico, el 11,6% la negligencia y el 1,9% el maltrato sexual.
Rubin cree que hay determinados rasgos propios de la persona que cuida que de alguna manera pueden aumentar el riesgo de maltratar a las personas mayores, como la dependencia, a menudo económica, que puede tener con la víctima.
Sin embargo, como reflexiona Jauregui, el escenario en que se dan estos maltratos hace que no sea con frecuencia una situación sencilla de abordar: “El abuso psicológico es el más difícil, en general tiene que ver con una relación de cuidador y sujeto cuidado, en el cual hay una suerte de dependencia absoluta o una imposibilidad de evitarlo, porque es un familiar cercano”, describe.
No se trata en términos generales de situaciones exentas de matices: “Muchas veces este abuso se da en un contexto que a mí me gusta llamar de doble víctima, porque suele ser el cónyuge, que es otro adulto mayor, que también tiene sus problemas y que está totalmente sobrepasado, está agotado y de esa manera empieza a cuidar mal, pero no es algo activo, sino que la situación lo desborda y entonces empiezan los malos tratos y los malos cuidados», dice.
“¿Qué quiero decir con esto?”, se pregunta, para evitar interpretaciones erróneas: “Que no necesariamente la reacción del equipo de salud o de quien interviene en esto, que generalmente es un equipo psicosocial, es una situación judiciable, sino que hay que trabajar lo medio ambiental, porque suele estar ahí la causa. Es un tema complejo”, resume.
Cómo darse cuenta si un adulto mayor es maltratado
El maltrato físico es el más evidente, como menciona Jauregui: “suelen ser adultos mayores que están más vulnerables, más incapacitados o con más deterioro cognitivo y, por lo tanto, no pueden defenderse por sí mismos, ya sea rechazando la agresión física o contándola”.
En estos casos, el sistema de salud cumple un rol central al advertir signos de abuso o de agresión, como hematomas, señales que se convierten en elementos para sospechar que eso sucede.
En cuanto al maltrato psicológico, puede ser más complicado de advertir. “Eso va de la mano con lo que planteábamos antes, de un cuidador del cual dependen, que puede llegar a ser un familiar, y por lo tanto, pueden considerar que si dicen algo, lo van a a tratar peor, porque hay es una relación que no se puede romper”, plantea.
Cómo denunciar
Desde 2017, Argentina tiene una ley (la 27360) que insta a respetar los derechos de las personas mayores.
La Convención Interamericana de Protección de los Derechos Humanos de los Adultos Mayores fue ratificada en nuestro país y detenta rango constitucional. Se insta por este medio al Estado a considerar a los adultos mayores como sujetos de derecho.
En ese sentido, se deben tener como derechos a respetar:
- La Igualdad y no discriminación por razones de edad,
- Derecho a la vida y a la dignidad en la vejez,
- Derecho a la independencia y a la autonomía (se reconoce el derecho de la persona mayor a tomar decisiones, a desarrollar una vida autónoma e independiente, a elegir su lugar de residencia y dónde y con quién vivir),
- Derecho a la participación e integración comunitaria, Derecho a la seguridad y a una vida sin ningún tipo de violencia,
- Derecho a no ser sometido a tortura ni a penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes y
- Derecho a la accesibilidad y a la movilidad personal.
Cada vez más adultos mayores
Desde LeDor VaDor destacan que los temas referidos a la vejez están ganando espacio en la agenda pública, local e internacional, al ritmo de un fuerte aumento de esta población mayor en el mundo. Tal es así que la ONU declaró a la década 2020/2030 como la del Envejecimiento Saludable.
En este contexto, indican que se calcula que al final de esta década la cifra de personas de 60 años o más habrá aumentado en un 34%, de 1000 millones en 2019 a 1400 millones en 2030. En 2050, la población mundial de personas mayores duplicará la actual, alcanzando los 2100 millones.
Desde 2020, por primera vez, hay más gente de más de 60 años que niños menores de 5. Y se calcula que para 2050 superará al segmento de adolescentes, plantean.
Por eso, señalan la oportunidad de aprovechar esta fecha para reconocer que dicha población tiene los mismos derechos y libertades fundamentales que las demás personas, incluyendo el no verse sometidas a discriminación fundada en la edad ni a sufrir ningún tipo de violencia, procedente de la dignidad y la igualdad que son inherentes a todo ser humano.
El 22 de junio a las 16, LeDor VaDor organizará en forma gratuita y por Zoom, una Conferencia gerontológica, titulada «Maltrato hacia las personas mayores: fortalezas, obstáculos y desafíos para la detección y abordaje intersectorial e interdisciplinario».
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