Una de las activistas femeninas más destacadas de Irán ha descrito cómo se obliga a los prisioneros a confesar en una prisión iraní. Sepideh Qolian cumple una condena de cinco años tras ser declarada culpable en 2018 de actuar “contra la seguridad nacional” por apoyar una huelga.
Esas confesiones forzadas se transmiten después por la televisión estatal. “Este es el cuarto año de mi encarcelamiento. Finalmente puedo escuchar los pasos de la liberación en todo Irán”, se lee en la carta, en referencia a las actuales protestas antigubernamentales que recorren el país.
Actualmente Qolian estudia derecho en prisión. En su carta, describe cómo el ala “cultural” de Evin, donde realiza sus exámenes, se ha convertido en un edificio de “torturas e interrogatorios”. Y dice que ha sido testigo de cómo interrogaban a jóvenes detenidos allí.
También niños y adolescentes
“La sala de examen está llena de niños y niñas y se escuchan los gritos de los torturadores”, escribe.
Qolian describe una escena que presenció el 28 de diciembre de 2022 cuando la llevaron al ala para su examen. “Hace un frío helado y nieva, cerca de la puerta de salida del edificio, un niño con los ojos vendados y vestido únicamente con una delgada camiseta gris está sentado frente a un interrogador.
“Está temblando y suplicando: ‘Juro por Dios que no le pegué a nadie’. Quieren que confiese. Al pasar grito: ‘No confieses’ y ‘Muerte tiranos’”.
Hasta el momento, al menos 519 manifestantes, incluidos 69 niños, han sido asesinados y 19.300 arrestados, según la Agencia de Noticias de Activistas de Derechos Humanos (HRANA). Miles han sido encarcelados.
La prisión de Evin: una oscura historia que lleva 50 años
- Está a situada en las colinas del norte de la capital iraní, Teherán.
- Fue construida en 1972 y es considerada una de las cárceles “más infames” del país, según los corresponsales de la BBC.
- Adquirió prominencia internacional cuando, durante el último período del gobierno de Mohammad Reza Shah Pahlavi (1941-1979), miles de presos políticos fueron recluidos en condiciones terribles, torturados y ejecutados allí bajo el control de la policía secreta del sha, la SAVAK.
- Según la organización de Derechos Humanos Human Right Watch, otro período oscuro en la historia de Evin se produjo a finales del verano de 1988, cuando miles de presos políticos fueron ejecutados tras una serie de juicios rápidos.
- Los pabellones de la prisión están bajo el control de la autoridad judicial, del Cuerpo de Guardias Revolucionarios de Irán y del Ministerio de Inteligencia y Seguridad.
Penas de muerte
Los iraníes protestan frente a la prisión para detener las ejecuciones. Muchos de los arrestados se enfrentan a la pena de muerte y hasta el momento cuatro manifestantes han sido ahorcados después de que sus confesiones fueran mostradas en la televisión.
Activistas de derechos humanos y abogados dicen que sus juicios se llevaron a cabo sin representación legal y después de que los acusados fueran torturados. Las autoridades niegan estas afirmaciones.
Desde el inicio de las protestas masivas en septiembre del año pasado, se han difundido decenas de confesiones forzadas de manifestantes detenidos.
En su carta, Sepideh Qolian recuerda su propio interrogatorio y confesión forzada en 2018, después de que la arrestaran por apoyar la huelga y protesta de los trabajadores en una fábrica de azúcar en la provincia iraní de Juzestán.
Qolian describe haber sido interrogada por una mujer que esperaba que fuera más suave con ella que sus interrogadores masculinos y “al menos no me agrediría sexualmente”. Pero escribe que sus esperanzas duraron poco: la interrogadora “pateó el escritorio y gritó ‘puta comunista, ¿con quién te acostaste?’”.
En diciembre del año pasado, Narges Mohammadi, una activista de derechos humanos que cumple una condena de 34 años de prisión, hizo un recuento detallado de cómo las mujeres arrestadas en las recientes protestas están siendo abusadas sexualmente en prisión.
Qolian dice que su interrogadora le levantó la venda de los ojos y le ordenó que describiera sus supuestas relaciones sexuales ante la cámara. Qolian se negó a cooperar. Explica que después de horas de ser interrogada, rogó que la llevaran al baño.
Una vez que llegaron a los baños de mujeres, la interrogadora la empujó adentro y la encerró. El baño en el que quedó encerrada estaba dentro de una sala de interrogatorios. Podía escuchar cómo un hombre estaba siendo torturado y azotado.
“Los sonidos de la tortura continuaron durante horas o tal vez un día, tal vez más, perdí la noción del tiempo”, escribe.
Qolian dice que después de salir del baño y privada de sueño después de tres días de interrogatorio continuo, la llevaron a una habitación donde instalaron una cámara. “Tomé el guión cuando estaba medio inconsciente y me senté frente a la cámara y lo leí”, escribe.
Con base en esas mismas confesiones, fue sentenciada a cinco años de prisión.
En 2019, Qolian estaba en la prisión de Qarchak y reconoció a su carcelera mientras miraba las confesiones forzadas de otro prisionero en la televisión. En una carta pública, identificó a Ameneh Sadat Zabihpour, una “interrogadora-periodista” con vínculos con el Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica.
En noviembre de 2022, el Departamento del Tesoro de EE.UU. sancionó a Zabihpour por su papel en la obtención y transmisión de confesiones forzadas de personas con doble nacionalidad y otros presos. Zabihpour demandó a Qolian, quien recibió una sentencia adicional de ocho meses debido a sus acusaciones.
Qolian termina su carta describiendo las protestas como una “revolución”.
“Hoy los sonidos que escuchamos en las calles de Marivan, Izeh, Rasht, Sistan y Baluchistán y en todo Irán son más fuertes que los sonidos en las salas de interrogatorio, este es el sonido de una revolución, el verdadero sonido de mujer, la vida, la libertad”.
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